El Bellas Artes muestra cinco décadas de arte vasco, desde Oteiza a Chillida

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El Museo de Bellas Artes de Bilbao inaugura esta semana una exposición que repasa las últimas cinco décadas del arte vasco, desde el año 1968 hasta 2018, a través de cerca de 150 obras de un centenar de artistas, entre ellos Jorge Oteiza y Eduardo Chillida, cuya presencia recorre toda la muestra.

«Después del 68. Arte y prácticas artísticas en el País Vasco 1968-2018» es el título de la exposición que podrá verse del 7 de noviembre hasta el 28 de abril y cuyo contenido ha sido presentado hoy por sus comisarios: el director del Museo, Miguel Zugaza;y la conservadora y la jefa del departamento de Biblioteca del centro, Miriam Alzuri y Begoña González, respectivamente.

Las obras -pintura, escultura, fotografía, videoarte y obra sobre papel- de cerca de cien artistas de varias generaciones -Txomin Badiola, Cristina Iglesias, Peio Irazu, Andrés Nagel, José Luis Zumeta, Ángel Bados, entre otros- posibilitarán al visitante conocer cómo se ha modernizado el arte en Euskadi en las últimas décadas.

En la muestra, Oteiza y Chillida se presentan como «las grandes figuras tutoriales» de lo que ocurre en el arte vasco en el último medio siglo, sobre todo el primero por su influencia en artistas de generaciones posteriores, según los comisarios.

La exposición reúne obras de ambos, referentes de la llamada Escuela Vasca, como «Homenaje a Paul Klee» (1955-1956) o «Retrato de Espíritu Santo» (1958-1959) de Oteiza, pertenecientes a colecciones particulares;y «Abesti gogorra IV» (1964) y «Música callada (Musique tacite)» (1955) de Chillida, de la Fundación Juan March y el Kuntstmuseum de Basilea, respectivamente.

La muestra, que ocupa todo el edificio moderno del Museo, parte de la colección propia del Bellas Artes de Bilbao y cuenta también con préstamos de obras de colecciones privadas y otras instituciones públicas como Artium, la Fundación La Caixa, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía o el Museu Nacional d’Art Contemporani de Barcelona MACBA.

Zugaza ha explicado el interés del Museo que dirige por hacer esta exposición como un ejercicio de «autocrítica»: «Nos hemos perdido muchos años del devenir del arte contemporáneo» en Euskadi, ha argumentado.

También ha valorado el interés en este proyecto de Petronor, patrocinador de la muestra con motivo del 50 aniversario de la empresa. Su presidente, Emiliano López Atxurra, ha abogado durante la presentación por «alimentar» el espíritu creador de los artistas mediante la colaboración público-privada.

La muestra, en la que libros, folletos, revistas, carteles o material audiovisual sirven de contexto a las obras expuestas, arranca en 1968, en una época política y socialmente convulsa.

Dos años después se inauguró el edificio moderno del museo, que acoge la exposición, y comenzó su actividad la Escuela Superior de Bellas Artes de Bilbao, que sería la futura Facultad de Bellas Artes, con gran influencia en la evolución del arte vasco.

Según sus responsables, se trata de una época en la que el arte vasco vivirá el fin de los lenguajes procedentes del informalismo y de la abstracción constructiva y el nacimiento de las propuestas figurativas del arte pop o el cuestionamiento de la idea de objeto artístico procedentes del minimalismo y el arte conceptual.

La muestra recorre las posteriores décadas de evolución del arte vasco, en un contexto en el que destaca en 1997 la inauguración del Museo Guggenheim, convertido en fenómeno global.

Pese a su gran protagonismo en la escena cultural, Zugaza ha considerado que «la historia de éxito del Guggenheim» no ha tenido una influencia muy directa sobre «la propia creación artística».

El itinerario expositivo concluye en 2018, con las más recientes experiencias artísticas y con el creciente protagonismo del arte hecho por mujeres.

La exposición se completa con un espacio expositivo dedicado a la música en el País Vasco entre 1968 y 2018, comisariado por el músico, productor, periodista y artista sonoro Xabier Erkizia.

En este espacio, se recogen carátulas de discos, carteles, grabaciones sonoras y otros materiales que reflejan la evolución histórica de la música en Euskadi en el último medio siglo.

Además, a lo largo de los cinco meses en los que permanecerá abierta la muestra, se desarrollarán numerosas actividades como ciclos de cine, música, danza y conferencias y un programa educativo que permitirá al público repasar a través del arte los cambios políticos, sociales, económicos y culturales de las últimas décadas.

Ver más en: Deia

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