Juan Echanove y Ricardo Gómez tiñen de Rojo el escenario

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Los dos interpétes llegan hoy al Teatro Español con esta obra de John Logan sobre Mark Rothko, el maestro del expresionismo abstracto

En 1956, Mark Rothko recibió el encargo de realizar una serie de murales para decorar la galería del comedor principal del restaurante Four Seasons de Nueva York. A pesar de tratarse este del encargo mejor pagado a un artista desde que se pintó la Capilla Sixtina, poco antes de concluir aquel trabajo, no obstante, el pintor decidió devolver el dinero y quedarse con los cuadros. «¿Por qué? – se pregunta Juan Echanove-. Eso es Rojo«.

Protagonizada por el propio Echanove, que también dirige y produce esta pieza, esta obra original de John Logan, guionista de películas como GladiatorEl aviador o Skyfall, ha sido galardonada con seis premios Tonys, incluido el de Mejor Obra, y ha sido interpretada en medio mundo desde Chile hasta Japón. Traducida al español por José Luis Collado, ahora Rojo llega a los escenarios del Teatro Español, desde el 29 de noviembre hasta el 30 de diciembre, después de haberse estrenado ya en Valladolid, Coruña y Bilbao con un total de nueve representaciones.

En ella, el texto de Logan enfrenta al maestro del expresionismo abstracto con el que probablemente sea su mayor reto profesional y personal. «Rothko es un tipo bipolar, alcohólico, malvado, maltratador -analiza Echanove-. Es un hombre en continuo sufrimiento que por fin encuentra a un asistente que le planta cara y que no va a estar dispuesto a dejarse pisotear por él». Ese trabajador es Ken, interpretado por Ricardo Gómez, un personaje ficticio basado en los muchos asistentes que trabajaron para el pintor, que sirve como excusa para poner al artista delante de su propio espejo en «una conversación emotiva y descarnada» a lo largo de cinco cuadros.

Al contrario que el pintor, Ken es, explica el dramaturgo, «un asistente lleno de optimismo, lleno de luz y de vida». En medio asistimos a un enfrentamiento generacional, personal y estético entre estos dos personajes que llenan todo el escenario. «La función, que habla claramente sobre el arte, utiliza este vehículo pictórico, artístico, para poner sobre la mesa una cuestión vital, de lo que empieza y lo que acaba, las complicaciones que surgen en la vida para estar y existir», interviene Ricardo Gómez. No en vano, el contexto de la historia se enmarca en ese momento particular de relevo generacional que supone el fin del expresionismo abstracto y los inicios del pop art.

En lo interpretativo, «es difícil encontrar un texto y unos personajes que permitan vibrar como estos», confiesa Echanove. Hacia su compañero de reparto, de hecho, al que conoce por su trabajo común en Cuéntame, tiene las palabras más emotivas. «En algunos momentos tengo que controlar mis propias emociones personales porque me conmueve ver la perfección, la potencia y el equilibrio con la que él interpreta», afirma. Tras diecisiete años en la televisión, a Gómez le avalan sus interpretaciones teatrales en piezas como La cocina o Mammón. Para el joven, subirse a las tablas de la mano de alguien como el veterano actor, con esa trayectoria y presencia, le aporta cierta tranquilidad. Es esa sensación de que «salimos y morimos juntos», dice. Ambos, no obstante, coinciden en que, a pesar de haberlo intentado, no se puede salir al escenario desde lo meramente técnico para interpretar esta coproducción del propio Teatro Español y La Llave Maestra/ Traspasos Kultur. «Si no tuviéramos una cercanía con esa verdad emocional que duele, que quema y que abrasa no podríamos interpretar esta función», afirma el director.

La libertad de expresión y el genio del artista

Al dramaturgo Mark Rothko le da la oportunidad de meterse en la piel de alguien opuesto por completo a él. “A veces me siento pintor”, bromea. Alguien a quien respeta artísticamente pero no tanto personalmente. El artista pertenece a esa larga lista de genios excepcionales que en lo personal destacaban pero para mal. «Yo procuro apartarme de los Rothko de mi profesión porque los considero tóxicos y yo amo mi trabajo – denuncia Echanove-. Los actores somos un material muy sensible pero si caemos en manos de despiadados a lo mejor no nos recuperamos. Conozco gente magnífica que no lo ha hecho. Todos conocemos a alguien», repite.

Precisamente, sobre su profesión y la situación en la que se encuentra, el actor también incide en que «vivimos tiempos que no son los ideales para la creación en libertad. Hemos abierto la puerta de la autocensura y esa puerta es muy difícil de cerrar. No puedes hacer nada con nada. Porque no puedes tocar un trapo. Porque no puedes. Porque te pueden meter en la cárcel. Porque hay una especie de buen comportamiento del que si alguien no se porta bien no sale en la foto, y no creo que sea bueno para la creatividad», asevera.

Sobre la libertad, de hecho, Echanove además ha enviado su apoyo a Dani Mateo por esta «injusticia manifiesta». «No soy de ese tipo de espectáculos pero yo apoyo con mi vida que no sea juzgado ni sea enviado a presidio por hacer un chiste. Porque parece ser que el objeto del chiste es la bandera, pero yo veo cosas que se hacen con banderas, que generalmente las hacen los políticos, por las cuales deberían estar en prisión».

Pero eso son otras cuestiones. Mañana, su Rothko particular saltará al escenario del Teatro Español por primera vez, mientras Ricardo Gómez y él teñirán de Rojo el escenario, con diseño y vestuarios de Alejandro Andújar y bajo la mirada de su ayudante de dirección, Markos Marin.

Ver más en: El Cultural

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