Jaume Muxart, el último de Taüll

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Pintor siempre intuitivo, vigorosamente expresionista, de encendido cromatismo y formatos a menudo monumentales, su maestro de antaño preferido era El Greco

Hay una fotografía preciosa, de Francesc Catalá Roca, tomada en 1954 en la sala del MNAC de Barcelona dedicada a los frescos de Taüll. En ella salen los ocho componentes del grupo de mismo nombre: Marc Aleu, Modest Cuixart, Josep Guinovart, Jordi Mercadé (hijo de Jaume Mercadé, y que firmaba «Jordi»), Jaume Muxart, Joan Ponç, Antoni Tàpies, y Joan Josep Tharrats. Grupo que duró no mucho más que esa imagen, de la que existen otras tres variantes. Grupo donde volvemos a encontrar a los de «Dau al Set», y a otros cuatro de sus compañeros de generación. Grupo cuyo nombre era signo de enraizamiento en un paisaje, en una historia, así como en una tradición, entonces extendida por toda Europa, de reivindicación de lo medieval, y en concreto de lo románico.

Muxart, que acaba de fallecer a los noventa y seis años, era natural de la localidad barcelonesa de Martorell. Empezó a pintar en la Barcelona de la posguerra, dentro de un estilo antiacadémico que era también el de los citados Aleu, Guinovart y Mercadé. Recién titulado en Bellas Artes, en 1948 consiguió una de las preciadas becas Maillol del Instituto Francés, gracias a la cual pudo instalarse en el Colegio de España de la Cité Universitaire de París. De vuelta a la Ciudad Condal, en 1957 celebró una individual en Gaspar, donde otra de sus muestras, la de 1962, contó con un catálogo prologado por José María Valverde. En 1958, año en que participó en la Bienal de Sâo Paulo, se casó con su colega Roser Agell, conocida ilustradora. Pintor siempre intuitivo, vigorosamente expresionista, de encendido cromatismo y formatos a menudo monumentales, su maestro de antaño preferido era El Greco. En los cincuenta y sesenta el tono expresionista abstracto de su pintura, muy centrada en la figura humana, y especialmente en su cabeza, evoca a Soutine, Willem de Kooning o Saura. Luego se abrió más el abanico: el mar, la ciudad, Galileo, el «Big Bang», homenajes aVan Gogh Fellini… Cultivó además el arte del tapiz, en el marco de la escuela de Sant Cugat.

Uno conoció personalmente a Muxart en los años (1981-1983) en que fue decano de la Facultad de Bellas Artes de Barcelona, y a través de su colega de claustro (y de academia, en la de Sant Jordi) el poeta y crítico de arte Rafael Santos Torroella, colaborador habitual de esta casa, y que escribió varios ensayos sobre él. Su papel ahí fue renovador, como lo sería el de otro futuro decano, Hernández Pijuán, o el de profesores como Ferran García Sevilla o Susana Solano. Durante las últimas décadas, al pintor reivindicaron galeristas como Salvador Riera o Anna Ruiz. Entre sus exposiciones tardías más destacadas, destacar la de 1998 en la abadía de Montserrat, que posteriormente viajó a su villa natal, donde desde 2011 existe, en la antigua y espaciosa casa Par, un Espai Muxart.

Autor: Juan Manuel Bonet

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