William Kentridge: “¿Qué llegaré a ser?”

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William Kentridge comparte y revela sus comienzos en Sudáfrica, su carrera artística y su forma de dibujar. Siendo muy niño, a los 5 años de edad, Kentridge recuerda haber realizado una pintura en témpera, manchas en papel, sin saber qué era lo que estaba haciendo cuando su familia, sorprendida, lo colmó de cumplidos y felicitaciones. Ponderaban la combinación de colores que el niño había empleado, quien obviamente no sabía nada de color entonces, y en verdad, dice, no cree saberlo aún hoy.- Publicidad –

En otra oportunidad, siendo ya más grande visitó, junto con su familia, a un reconocido pintor, el artista galés Matthew Whitman con quien aprendió dibujo, sobre todo a observar objetos con rigor y a emplear el uso las sombras en el dibujo. En la Universidad, su abuelo le aconsejó mantener el dibujo sólo como hobbie, sin embargo, en vistas de una revolución, Kentridge pensó que lo mejor sería esperar la revolución… dibujando y que tal vez después cuando todo hubiera cambiado…vería qué hacer.

Por aquel entonces se preguntaba, ¿qué llegaré a ser? ¿En qué me convertiré? ¿Qué pasará con el sistema legal después de la revolución? Estaba en estos pensamientos cuando decidió entrar a la escuela de teatro. Como no le iba muy bien, comenzó a trabajar en la industria de cine y tv. sudafricana, como utilero primero y luego en la producción, específicamente en diseño. Trabajó unos dos años para luego volver a su estudio a dibujar, siempre pensando en que lo haría un tiempo hasta que se diera cuenta de que era lo que realmente quería hacer. Así las cosas, se quejaba de los trabajos que conseguía.

Tendría unos 25 años cuando un amigo le hizo ver que él no iba a conseguir ningún trabajo, que no duraría en ningún empleo y que lo mejor que podría hacer era ponerse a dibujar en serio, que era lo que él realmente hacía. “De acuerdo, dibujaré, listo” se dijo. Y así se convirtió en artista, “no fue una decisión tomada, no fue una elección, fue con lo que me quedé” Saberse artista. Alrededor de sus 15 años, se le solía preguntar qué quería ser, y como no le interesaba ninguna de las profesiones más reconocidas, se encontró diciendo que le gustaría ser director de orquesta, con tal de no ser ingeniero, médico  o abogado….pero como no sabía música, dejó sa idea de lado.

Ya se pensaba artista. El arte no surgió en él repentinamente, a los 20 años.  Siempre hubo arte en su vida, desde temprano, “una parte mía, siempre supo que yo sólo existía haciendo representaciones en una hoja de papel…” como una necesidad psíquica, poder sentir la satisfacción de recibir la respuesta del otro. “Ha de ser por eso que los artistas nos llevamos mal con las críticas, las vivimos como algo dirigido al centro mismo de nuestro ser…y nos aniquila. Si el artista no recibe respuesta, es porque no existe”, agrega.

En cuanto a los miembros de su familia, su madre, abogada, se manifestó tardíamente como artista, pintando luego que William fuera reconocido como tal y fue muy buena, pintó hasta sus últimos años. Su padre fue político, miembro del poder legislativo durante 40 años, socialista considerado simpatizante de la U. Soviética después de la revolución.

Historia personal y apartheid: Su familia, históricamente comprometida con la lucha contra el apartheid era muy consciente de la anomalía sudafricana y si bien no ocupaba la línea del frente, le permitió a W.K. ser consciente de las injusticias sociales que tanto beneficiaban a los blancos. Kentridge explica que su posición política no es suficientemente comprendida en los E.U. como lo es en otros países, aunque paradójicamente y desde una perspectiva histórica ambos países tienen relación con luchas por los derechos raciales.

Si bien su arte no es ni explicativo ni obvio, el artista supone que las conexiones con los problemas raciales son apreciables.  Es posible que millones de personas no sepan de qué habla. Tal vez, agrega W.K, el pueblo norteamericano inmerso en su propia historia “no esté dispuesto a dar un salto para entender la diferencia de contexto entre ambos países.”

Reconoce también la transformación que atravesó el estado de Sudáfrica pasando al socialismo luego del apartheid, y que el Partido Comunista, históricamente clandestino y muy fuerte sea hoy parte de la coalición gubernamental, lo explica.Todo este movimiento que en E.U. se hizo patente en los 60 llevaba en Sudáfrica una directa influencia de Europa del Este y un siglo de historia previa. Para el artista, este es el contraste entre ambos países en la trayectoria de la lucha por los derechos. Trabajar en la industria del cine: Mas allá de la historia y de la política, Kentridge reconoce que la industria cinematográfica le abrió la puerta al arte al permitirle experimentar con la imagen sin guion previo ni plan determinado. Sostiene que, si se trabaja a conciencia y si dentro de uno mismo hay un interés superior, éste aparecerá a la vista, indudablemente.

El artista es la película, importa más la estrategia de filmar que usar la técnica fílmica. Para W.K. la clave está en la imagen en movimiento, no en la imagen estática. Lo provisorio del dibujo, la secuencia que forma cada uno de sus ellos, le permite establecer una continuidad que se desarrolla hasta llegar al final deseado.

En la realización de un film, el dibujo termina cuando la secuencia, llega a su fin.

Autor: María Pichot

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