La colección del Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M), en 12 obras

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El CA2M reune 2.000 obras pertenecientes a las colecciones de la Comunidad de Madrid y de la Fundación ARCO, que fue depositada en el centro en 2013 tras haberlo estado antes durante casi 20 años en el CGAC gallego.

«En el presente -señala Manuel Segade, director del centro- ya no sólo es necesario coleccionar, conservar, mostrar e interpretar, sino que es necesario encuadrar y contextualizar las obras de una colección a la luz de las nuevas prácticas artísticas del presente y de la relación entre el museo mismo y sus públicos».

Preguntado Manuel Segade, director del Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M) de Móstoles (Madrid), por la colección que custodia el centro, responde que «El CA2M atesora la colección de arte contemporáneo de la Comunidad de Madrid, formada desde comienzos de los años ochenta a partir de la adquisición de fondos dependientes de los programas expositivos de sus salas y, desde 2013, se enriquece también con el depósito de la Colección de la Fundación ARCO, que incorpora cada año piezas importantes presentes en la puntera feria de arte contemporáneo de Madrid.

Ambas colecciones, que suman cerca de dos mil obras, complementan sus relatos: la colección más internacional de ARCO permite contextualizar las visiones de la Colección del CA2M, más centrada en la escena madrileña y española. Su presencia intermitente en el centro, se plasma a través de exposiciones temporales que le confieren sentido y la ponen en relación con las corrientes internacionales, que permiten estudiarla y producir conocimiento sobre ella además de experimentar y cuestionar los lenguajes y formatos de la exposición, pero también a través de cápsulas que se insertan en diferentes espacios de circulación del museo, renovando así de forma continua la mirada sobre sus fondos.

En el presente ya no sólo es necesario coleccionar, conservar, mostrar e interpretar, sino que es necesario encuadrar y contextualizar las obras de una colección a la luz de las nuevas prácticas artísticas del presente y de la relación entre el museo mismo y sus públicos. De este modo, aspectos centrales se ponen en posición crítica y otros marginales se convierten en relatos primordiales para las nuevas generaciones, en una visión dialéctica que renueva la colección misma desde sus posibilidades de interpretación.

Frente a la temporalidad teleológica de la Historia convencional, frente al tiempo ordinario de la productividad, existen otras modalidades temporales subalternas, como la de los trabajadores culturales, los flujos coloniales, las lecturas de género o la historia regresiva. Las colecciones salen así de la sincronicidad temática con los mercados para implicar esas lecturas posibles que pasan por el estudio de su propia idiosincrasia: cómo han evolucionado, cómo han crecido, cómo se han utilizado y cómo han viajado son investigaciones necesarias -que la propia práctica artística y la crítica institucional reclaman a día de hoy- para construir con fuerza su futuro».

Requerido, finalmente, para que identifique una docena de obras de ambas colecciones como representativas de las mismas, esta es su selección:

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