Canaletto vuelve a brillar en el Thyssen

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Este lunes, 10 de febrero, regresó a su ‘hogar’, la Sala 17 del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, La Plaza de San Marcos en Venecia, de Canaletto, tras finalizar el estudio técnico y proceso de restauración llevado a cabo durante algo más de un año.

Este trabajo ha sido posible gracias a una campaña de micromecenazgo puesta en marcha en junio de 2018 y que, en apenas cuatro meses, logró recaudar los 35.000 euros necesarios para llevarla a cabo.Para ello, el cuadro se dividió en mil secciones, cada una con un valor simbólico de 35 euros, que fue la aportación mínima y que hizo posible que fueran muchos los que pudieron colaborar en el proyecto.

Pintada entre 1723 y 1724, La Plaza de San Marcos en Venecia es una magnífica obra de juventud del pintor veneciano, considerado máximo exponente de los vedutistas italianos del siglo XVIII. Es también uno de los pocos canalettos que se conservan en museos españoles y uno de los más representativos de su estilo y de mayor calidad.

Joya de juventud

La actuación llevada a cabo por el equipo de restauradores del Museo ha consistido principalmente en recuperar en la medida de lo posible el estado original de la pintura, que se veía bastante deteriorado con el paso del tiempo, debido a antiguas intervenciones, y a varias capas de barniz oxidado y repintes que ocultaban la luminosidad y los colores originales de la pintura bajo un velo amarillento.

Tras realizar el correspondiente estudio técnico se procedió a retirar los barnices y repintes degradados y a reintegrar algunas pérdidas de pintura, un trabajo complejo debido al estado muy alterado y dañado de la capa pictórica, sobre todo en las zonas más oscuras, y por la presencia de repintes antiguos y diferentes capas de barniz oxidado. Por este motivo, durante todo el proceso de restauración se ha contado con un seguimiento del laboratorio del propio taller del Thyssen, que ha ido evaluando en cada momento el riesgo real de la intervención, lo que ha permitido ir ajustando el método de trabajo y las técnicas en función de los resultados que se obtenían.

La pintura presenta además un reentelado realizado en fecha indeterminada y se modificó su tamaño original, con unos 2 cm del lienzo doblado sobre el bastidor en la parte superior y otros 2 cm en este caso añadidos a cada lado, lo que había alterado las dimensiones originales.

El resultado final recupera la luz de mañana y los matices con los que Canaletto concibió la pintura. La limpieza ha permitido también recobrar la nitidez de los múltiples detalles incorporados por el artista a la composición, tales como figuras, aisladas o en grupos, elementos arquitectónicos y ornamentales, los puestos del mercado, con sus animales y objetos diversos, etc.

Algunos matices difíciles de apreciar a simple vista han salido a la luz y se pueden ahora admirar gracias a las macrofotografías. Estas imágenes nos acercan un poco más a la forma de trabajar de Canaletto y a su maestría para realizar detalles minuciosos con una pincelada rápida pero muy precisa.

¿Cómo pintaba Canaletto?

Gracias a la toma de micromuestras, análisis de pigmentos, estratigrafías y radiografías se ha podido reconstruir el proceso creativo del cuadro y desvelar algunos detalles sobre la forma de pintar del maestro veneciano.

Sobre el lienzo original, de lino con un tejido tipo tafetán, aparece una primera capa o imprimación de color rojo-anaranjado, elaborada con una mezcla de pigmentos de tierra aglutinados con aceite secante. Sobre ella se observaron algunos trazos muy finos y ligeros aplicados con carbón vegetal en seco que, posiblemente, tenían como objeto delimitar diferentes áreas que definirían la composición.

A continuación, el artista aplicó grandes manchas de color que servirían de fondo a los distintos espacios definidos dentro del cuadro: un fondo gris para el cielo, una mancha de color pardo amarillento para las zonas con más luz de la plaza y de los edificios y un fondo pardo negruzco para las arquitecturas más oscuras o en sombra.

Sobre esas grandes manchas de color, Canaletto aplica la pintura al óleo, que presenta mezclas de pigmentos de gran calidad como el albayalde, el azul de Prusia, el amarillo de Nápoles, el bermellón, el laca rojo, el carbón vegetal, el negro de huesos y abundantes pigmentos de tierra de tonos rojo, sombra, anaranjado y verde.

En determinados puntos, como en el conjunto de cúpulas que corona la basílica, se observan unos trazos de dibujo sobre la pintura que refuerzan los volúmenes de la composición final.

Leer más bien: https://www.hoyesarte.com/artes-visuales/pintura/el-museo-thyssen-restaura-la-plaza-de-san-marcos-en-venecia-de-canaletto_273611/

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