La gran antología de la ilustración infantil mexicana, en el Museo ABC

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«Pintacuentos» recoge más de un centenar de obras de 49 artistas de referencia

El objetivo es vasto, pero no imposible: resumir en una sola muestra el panorama de la ilustración infantil mexicana. Lo ha conseguido el Museo ABC con su última exposición, «Pintacuentos», que ha reunido más de un centenar de obras de 49 ilustradores distintos para lograr dibujar un mosaico del tema. Comisariada por el prestigioso ilustrador Mauricio Gómez Morin (Ciudad de México, 1956), el proyecto responde al profundo interés del museo por poner sobre la mesa los rostros que ponen color y forma a la literatura dirigida a los más pequeños.

Según explica Gómez Morin, la selección ha respondido a la trayectoria profesional de los artistas, pero también, e inevitablemente, está basada en sus «propios criterios de calidad técnica, estética, formal y conceptual». También ha tenido en cuenta cómo los creadores generan «empatía e interlocución con los lectores niños y adultos».

De esta manera ha logrado resumir una oferta amplísima, dibujando la evolución de esta disciplina en el último medio siglo, danto testimonio de cómo y en qué medida ha crecido la pluralidad y la originalidad de sus propuestas. ¿Los autores escogidos? Abraham Alcázar, Cecilia Rébora, Gabriel Pacheco, Manuel Monroy, Ericka Martínez, Juan Carlos Palomino Macías, Valeria Gallo y un largo etcétera.

Lo que se percibe en la muestra es una enorme vitalidad y creatividad, que se materializa a través de sus diversas influencias, como la huella de los tlacuilos (artistas indígenas que se dedicaban a la elaboración de pintura mural y de códices), de la pintura nacional, del grabado o de los grandes ilustradores del siglo pasado. También lo vemos a través de los diferentes formatos recogidos, como el cartel, el grafiti, los juguetes, el cine, la animación o la novela gráfica.

El oasis de los ilustradores

Tal y como comenta Inmaculada Corcho, directora del museo, la diversidad está unida por el colorismo y la fuerza expresiva de los artistas. «México es un país con gran variedad de ilustradores de calidad, algo que no es extraño si recordamos que, también, es uno de los países más potentes editorialmente», apunta. De hecho, el fenómeno editorial en México se remonta al siglo XIX, como consecuencia de La República Restaurada: a partir de ese momento, como una forma de combatir el analfabetismo, se comenzó a hacer hincapié en la publicación de libros infantiles ilustrados.

Aunque entonces no era común firmar los trabajos, ahora la literatura infantil es una suerte de oasis para los ilustradores, pues es un medio en el que pueden ser los absolutos protagonistas. «A veces los libros infantiles no necesitan ni texto… Ahí los ilustradores son los protagonistas», remata

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