Libro: El muro de las tormentas la segunda novela de La Dinastía del Diente de León, de Ken Liu.

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Compartimos esta reseña realizada por Guillermo Jménez, sobre el libro «El muro de las tormentas»  que es la segunda novela de La Dinastía del Diente de León, de Ken Liu. Y siendo una novela de fantasía épica, se las apaña para ser una de las mejores novelas de ciencia ficción que he leído.

Y es que Ken Liu ha conseguido asombrarme en aquellos apartados que usamos para definir a la ciencia ficción.

Pero antes de saltar a la parte de la ciencia ficción, vamos a hablar de la fantasía épica. Es la segunda parte, y el primer libro, “La Gracia de los reyes”, fue una historia que me gustó bastante. Una épica bélica que se me hizo un poco densa por las tremendas partes de explicaciones resumidas de lo que ha pasado en comparación con las escasas escenas en las que vemos cómo se desarrollan los acontecimientos de verdad; pero que estaba llena de ingenio tanto dentro de la historia como fuera de la misma. Las aeronaves de seda, los submarinos, las cometas de guerra, hacen que la historia merezca la etiqueta “Silkpunk” o Seda-punk; mientras que la historia de China bien entretejida en esta épica da un toque fresco para todas las personas que solo hayamos visto este tipo de épicas inspiradas en occidente.

Los mayores problemas que tuve con La Gracia de los reyes se resolvió por completo en esta segunda entrega, en la que vemos como Ken Liu ha mejorado notablemente su narrativa, además de llenar la historia de escenas en las que vemos cómo la historia se hace, en vez de escuchar cómo se ha hecho. Incluso en esas escenas de resumen de lo que ha pasado, parece que su estilo es más fluido, las explicaciones complejas se ha vuelto más asequibles (lo cual es complicado, teniendo en cuenta el salto tecnológico de una novela a otra), y sus salpicaduras de poesía son mucho más manejables (es una pena que no podamos leer los originales, seguro que en chino o en inglés suenan genial, pero es lo que tiene la traducción de la poética).

También es más fácil seguir el ritmo a la enorme cantidad de personajes involucrados. Yo suelo tener mala memoria para los nombres (siempre leo Gin Matozi en vez de Gin Mazoti, o Thun Caracono en vez de Than Carucono… aunque claro, ¡Caracono! Je), pero entre que utiliza muchísimos personajes del libro anterior y los refresca en nuestra memoria con maestría y que presenta de manera maravillosa a los nuevos, hace que seguir quién es quien sea sencillísimo sin necesidad de genealogías ni apéndices (los cuales, creo recordar que incluye).

La fantasía está presente de nuevo en la figura de los dioses y de criaturas que desconocíamos en el primer libro, pero la propia novela sienta las bases de lo que quiere hacer con una frase que repite casi como un mantra: “El universo es cognoscible”.

Si os gustó La gracia de los reyes, os gustará este, porque es lo que era el anterior, solo que mejor, y con las chispas que le faltaban al primer libro. Es una fantasía épica de las que ya no se hacen, con la fanfarria antigua pero sensibilidades modernas.

Ahora, ¿por qué digo que es una de las mejores novelas de ciencia ficción que he leído?

La ciencia ficción, aparte por el gusto por lo futurista (que obviamente esta historia no comparte), se ha asentado sobre varios pilares. El más importante sería la pasión por la ciencia, pero no deja atrás cosas como ser un espejo de la sociedad y una crítica a la misma, sugerir soluciones a problemas actuales, escrutar la mente humana, hablar sobre filosofía y moralidad…

Ken Liu ha conseguido sobresalir en todas estas cosas con El muro de las tormentas.

La ciencia y especulación científica

Si antes teníamos submarinos y aeronaves, ahora tenemos tantos inventos y descubrimientos que nos salen por las orejas. A lo largo de esta novela se descubre el funcionamiento de la luz y cómo aprovecharla, amén de otras aportaciones brillantes de la biología, química, mecánica de fluidos, y otras cosas que no quiero comentar para no hacer spoilers. La pasión de Ken Liu por todas las cosas que describe y que utilizan sus personajes en este libro se nota en cada página. La forma en que entrelaza unos descubrimientos con otros es brillante, y da pie a una lectura fascinante sobre cosas que realmente ya conocemos en nuestro mundo actual, pero que ahora vemos con otros ojos.

El universo es cognoscible, y la novela lo muestra con creces. Quitando intervenciones divinas, el mundo sigue unas reglas y sus habitantes están en guardia para descubrirlas todas. Asistimos con sus gentes más brillantes a los descubrimientos y aplicaciones de nuevas fuerzas que no se tenían en cuenta.

El espejo de la sociedad y la crítica social

Ken Liu nos planta un espejo delante y deja que veamos nuestros propios fallos. Habla de muchas cosas: que las altas cotas de conocimiento solo están reservadas a la gente privilegiada, del papel de la mujer en la ciencia y la sociedad, de la dualidad de los nacionalismos de poblaciones que en el pasado fueron invasoras, de la importancia de la ciencia y la colaboración… Y lo hace con una maestría apabullante, sin moralizar, dejando claras las cosas y dejándonos extraer nuestras propias conclusiones.

Me sorprendió especialmente lo bien que trata el autor algunos temas de feminismo más profundos que los típicos temas superficiales que se tratan en la literatura. Entre otras cosas, habla perfectamente de la importancia de la diversidad de género en ámbitos como la ciencia, o del revisionismo del papel de la mujer en la historia. Es increíble porque consigue introducir temas de actualidad de manera totalmente natural en un mundo que se supone que es medieval.

Soluciones a problemas actuales

No quiero contar mucho sobre esto, pero algunas de las problemáticas que trata la novela a veces reciben una tentativa de solución. Respecto a la desigualdad en el ámbito académico, el emperador comenta algunas de las posibles soluciones y las medidas contra los problemas que inevitablemente causarían.

Sin embargo, la solución a la mayoría de los problemas de la historia viene de la ciencia. La pasión y la esperanza que Ken Liu pone en el método y el saber científico ilumina toda la historia, en la que gran parte de los conflictos se resuelven de manera intelectual. ¡Y es una de las mejores historias que he leído al respecto! Se tratan los problemas de manera analítica, se busca el conocimiento para encontrar las soluciones. El universo es cognoscible, y ese conocimiento es el gran motor que dirige los cambios en esta novela, y que en mi opinión también deberían dirigirlos en la vida real.

Escrutar la mente humana

En esta historia se pueden ver los fantasmas de la vanidad, de la arrogancia, del propósito superior y de la falsa moralidad. Ken Liu entra dentro de la forma de pensar de la gente de Dara y la compara con otras moralidades, otros pensamientos muy distintos pero que siguen siendo parte de la condición humana. A pesar de la inteligencia de los personajes y de su ingenio, siguen siendo personas y como tales podemos ver sus momentos de debilidad y flaqueza. Entramos en la mente de grandes personalidades y conocemos qué les impulsa, qué les lleva a cruzar las barreras, cuáles son sus fallos y sus aciertos, sus sacrificios y sus recompensas. Vemos a la gente que proviene de la pobreza absoluta y la contrastamos con la que ha vivido toda su vida entre almohadones. Vemos la mentalidad de la guerra en un periodo de paz y viceversa. Hasta tenemos la reflexión sobre cómo evoluciona la religión desde una perspectiva que sin duda debe beber de la antropología.

En este libro, como en todos los grandes libros, hay una gran parte de la condición humana atrapada entre sus páginas.

Filosofía y moralidad

Un imperio tan moralista como Dara no está exento de sus diatribas morales. En la novela se nos habla especialmente de las responsabilidades de la gente en el poder para con los que están más abajo, de la doble moral, de las justificaciones que utilizamos para hacer lo que hacemos, de la culpa por omisión…

Nos habla de corrientes filosóficas en conflicto y en armonía, algunas extraídas directamente de la psicología (el incentivismo es literalmente el conductismo de la psicología en un envoltorio filosófico), y vemos sus aplicaciones y la forma en que llegan o no llegan a los personajes, que pueden encarnar en mayor o menor medida estas corrientes.

Por estas razones esta historia me ha parecido una de las mejores historias de ciencia ficción que he leído nunca. Pero no es solo una gran historia de fantasía y ciencia ficción llena de humanidad, sino que además es una buena novela en otros aspectos. Su enfoque de iluminación intelectual y del periodo de paz y cambios es muy refrescante y ha sido una delicia ver problemas intelectuales tratados en una historia de corte fantástico como esta.

Los personajes son aún mejores que en la anterior entrega, con grandes evoluciones para personajes ya conocidos como Jia y Gin, y nuevos personajes impresionantes por méritos propios como Thèra y Zomi.

Aunque algunas partes se me han atragantado un poco (hasta el Gran Examen es un poco lento, y la parte del Muro de las tormentas no me llamaba mucho la atención), me ha gustado muchísimo la novela y la recomiendo sin duda a aquellas personas que no sabían si continuar con la saga o no.

Además, tengo entendido que llega el siguiente libro en 2019, así que es posible que antes de 2020 veamos el tercero en España.

Después de este libro, es difícil no querer a Ken Liu. Ha hecho un grandísimo trabajo y ojalá llegar a escribir la mitad de bien que él algún día.

Autor: Guillermo Jiménez

Ver más en: Lectoronauta

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