Rosalía, en el centro de todas las ‘mirás’

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Aclamado estreno europeo de ‘El mal querer ’

El Primavera Sound se despidió ayer –bueno, en la madrugada bien entrada de hoy domingo– del Parc del Fòrum con un récord de asistencia para un día de festival y con un intensísimo muestrario de conciertos de todo tipo, para todos los gustos y sensibilidades. Era el día de Rosalía como epicentro máximo, y la cantante y artista catalana no defraudó. No sólo eso, sino que –aún más importante­–, convenció plenamente.

Era el estreno europeo de la gira concebida a partir de su álbum El mal querer , pero sobre el escenario del Fòrum y durante una hora exacta ofreció mucho más que eso. Se metió al numerosísimo público asistente en el bolsillo con un amplio muestrario de su arte que va bastante más allá del contenido de aquel álbum que la ha catapultado a la condición de estrella global. Ataviada de tonos rosa, con unas deportivas con pronunciadas plataformas de igual tono, salió a escena con un show dividido en cuatro bloques en los que repasó, en milimétrico montaje, las distintas facetas de su muy sólida propuesta.

Arropada por sus imprescindibles seis bailarines, el cuarteto de voces masculinas y femeninas y la fundamental presencia de El Guincho detrás de la música, Rosalía arrancó con un bloque introductorio en donde desfilaron sin pausa Pienso en tu mirá, Como Alí y Barefoot in the park , que contó con la colaboración de James Blake, en cuyo último álbum se incluye ese maravilloso corte (Blake actuaría unas pocas horas más tarde en el escenario de enfrente).

La cantante ofreció un extraordinario show, con la presencia de James Blake en ‘Barefoot in the park’

Una veintena de canciones en total, perfectamente engarzadas a las coreografías y al despliegue lumínico y sonoro, y donde además de los hits de El mal querer y posteriores lanzamientos recordó con argumentos su faceta más flamenca – Catalina, Que no salga la luna o A ningún hombre –, incluido homenajes a Las Grecas y Parrita, también las piezas más latinas a la vera de J Balvin – Brillo, Con altura , aunque no salió a acompañarla, ya que iba a actuar a continuación en idéntico escenario–, acabando con la apoteósica Malamente. Antes, emocionada ante lo que significó su regreso a la ciudad por la puerta inmensa, confesó que “es un honor estar aquí, gracias por todo el amor”.

Una victoria ante miles de mirás en un día en que además de ella desfilaron numerosos iconos en sus respectivas áreas: Neneh Cherry, Jarvis Cocker, Primal Scream, James Blake, Roisín Murphy, Stereolab, Solange o el propio J Balvin. Es decir, sana competencia en un festival con la globalidad y la variedad estilística como dos de sus grandes objetivos.

Jornada final intensa a la que el público respondió con 63.000 asistencias, batiendo récords anteriores y demostrando de la forma más clara y contundente que no le parece nada mal la apuesta estilística de esta edición hacia los ritmos urbanos, con significativo protagonismo latino, y el protagonismo femenino. Y más allá de Rosalía –de esto hubo unas cuantas pruebas ayer– con resultados dispares, pero muy ilustrativos. Por ejemplo, la sesión de la ya consolidada Alondra Bentley, un nombre habitual de la escena pop nacional, con una notable voz y unas canciones que en seguida se hacían cercanas. Ayer, en un escenario de aforo muy grande, no congregó a muchos seguidores, que acompañaron con simpatía a una cantante un poco fuera de lugar.

Todo lo contrario, a unos cuantos metros de allí, el tremendo trío femenino Cariño reunió a una notable porción de seguidores de eso que llaman tontipop, y que las de Lavapiés bordan: canciones frescas, de amor sin fronteras ni convenciones, de condición femenina, de no sufrir innecesariamente y, sobre todo, de vivir sin prejuicios. Canciones como Momento inadecuado, Este finde no salgo, Bisexual –aclamada– y la emblemática Canción de pop de amor fueron algunas de sus gozosas instantáneas.

Más allá de canciones y de vestidos sonoros, lo que ahora también pesa, y mucho, en este Primavera Sound que busca atraer y convencer a públicos más jóvenes son propuestas visuales. Un ejemplo icónico y cercano podría ser el de la argentina Nathy Peluso, toda una fiera desinhibida y conscientemente provocadora sobre el escenario (y en sus fundamentales videoclips), que arrastra tras de sí a literalmente una legión de seguidores, con preponderancia en las jóvenes y adolescentes femeninas.

La comúnmente conocida como La Sandunguera –hace justo un año ya se la pudo disfrutar en el Sónar– es cantante guerrera en cuestiones de empoderamiento y concienciación femenina, para lo que no duda en emplear en sus eficaces y muy bien construidos shows recursos como el perreo, posturas aparentemente lascivas o letras insinuantes como armas de denuncia. Ataviada con un llamativo vestido rojizo ofreció un show aclamado, desde la inicial Estoy triste , pasando por su reciente exitazo Natikillah y acabando en Corashe con alguna sabrosa descarga latina por medio.

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