“El Gran Sucesor”: un nuevo libro revela la infancia dorada de Kim Jong-un

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Parado en la cola esperando para saludar a los hijos del líder Kim Jong Il, Kenji Fujimoto sentía que el nerviosismo crecía, y que el corazón empezaba a latirle cada vez más rápido. Vestidos con uniforme militar, era la primera vez que los muchachos, conocidos como los «pequeños príncipes», eran presentados a los funcionarios y al personal de la casa, y la expectativa era mayúscula. Cuando le llegó el turno, Fujimoto le estiró la mano a Jong Chol, el primogénito de 8 años del líder, quien se la apretó firmemente. Pero cuando le llegó el turno a su hermano menor Kim Jong-un, de seis años, todo cambió

El chico lo miró con una mirada penetrante, y por unos segundos, se quedó quieto sin hacer nada. «Con la mirada parecía estar diciendo, ‘este aborrecible japonés’«, recuerda ahora el hombre, quien se quedó petrificado sin saber qué hacer. «Este es el señor Fujimoto», intervino finalmente el líder, instando a su hijo a que saludara, algo que el niño finalmente hizo a regañadientes. 

Esta escena aparece narrada en el libro The Great Successor: The Divinely Perfect Destiny of Brilliant Comrade Kim Jong Un (El Gran Sucesor: El destino perfectamente divino del brillante camarada Kim Jong-un), de la periodista Anna Fifield, actualmente corresponsal jefe en Beijing de The Washington Post. Fue justamente el diario estadounidense quien publicó un extracto del libro, donde se hace un repaso de lo que fueron los años de juventud de Kim Jong-un, el actual líder de Corea del Norte

La infancia de Kim Jong-un estuvo rodeada de lujos. / DPA

La infancia de Kim Jong-un estuvo rodeada de lujos. / DPA

Kenji Fujimoto fue chef del anterior líder de Corea del Norte, Kim Jong Il, y su familia. En base a su testimonio y a decenas de otros que interactuaron con la familia, la autora reconstruyó el ambiente en el que creció el actual líder del «reino ermitaño». Fifield narra la crianza de un joven que, rodeado de lujos y comodidades inauditas en su país, se formó sin ningún tipo de límites a sus deseos y con la sensación de estar por encima de todo el mundo. 

Sushi, dentífrico importado y un auto a los 7 años

A primera vista, la infancia de Kim Jong-un no se diferencia a la de miles de niños que nacen en el seno de una familia multimillonaria. Había un chef en la casa, quien preparaba sushi, faisán asado, sopa de aleta de tiburón, cabra asada al estilo ruso, tortuga hervida, cerdo y pollo. Comían arroz que se cosechaba en una región especial del país, donde obreras elegían cada grano de forma individual, asegurándose de que todos fueran del mismo tamaño. 

Había también tortas traídas de Francia, salmón ahumado y frutas, como mangos y melones. Su ropa era hecha con telas traídas directamente de Inglaterra, y los niños se lavaban los dientes con dentífrico Colgate importado especialmente. 

Kim Jong-un

Kim Jong-un

Ambos niños tenían más juguetes y formas de entretenimientos que uno pudiera imaginar. Televisores, videojuegos, teclados Yamaha, montañas de lego y playmobile, además de armas de juguete con balas muy realistas, según detalla el libro. Kim John-un tenía además un auto y un arma verdadera; el auto fue construido especialmente por su padre para que pudiera manejarlo a los siete años, y el arma era un Colt 45, que el niño empezó a portar a los 11. 

Más allá del lujo, lo cierto es que los niños se criaron en soledad. Eran educados por tutores, así que no iban a la escuela, y no se juntaban con otros niños. «Era un niño solitario», recuerda ahora Fujimoto, que actualmente tiene un restaurante de sushi en Pyongyang La cercanía del chef japonés con Kim se consolidó por este hecho, ya que en un momento dado se le pidió que «jugara» con los niños, una orden a la que le hombre de 40 años no se pudo negar. 

El líder de Corea del Norte tuvo una infancia privilegiada. / REUTER

El líder de Corea del Norte tuvo una infancia privilegiada. / REUTER

Kim Jong-un se dio cuenta desde temprano que tenía un estatus especial. A su octavo cumpleaños, que se celebró en un salón de fiestas de una de las residencias reales, no fueron otros niños, sino oficiales de alto rango en uniforme, quienes se turnaban para saludar al cumpleañero vestido de etiqueta negra y con un ramo de flores en la mano.

Según parientes de Kim Jong-un que desertaron el país y fueron entrevistados por la autora, el niño se acostumbró a dar órdenes desde temprano, y le gustaba. Apasionado por el básquet, convocaba gente a jugar en los jardines de su casa (que de tan grandes, eran considerados parques), y analizaba de forma minuciosa los partidos, para después marcar aciertos, y recriminar de forma dura los errores. 

Para la autora, la palabra «obsesivo» calza a la perfección con la personalidad del líder coreano. Además del básquet, también tenía un gran interés en máquinas, aviones en miniatura y la mecánica en general. Según una tía entrevistada por Fifield, se quedaba hasta altas horas de la noche haciendo experimentos, y si algo no funcionaba, o no entendía algún concepto, convocaba a un ingeniero náutico para que fuera a explicarle qué ocurría, sin importar la hora que fuera. 

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