Pasó muy poco tiempo para que Heberto José Borjas (venezolano, autor de la serie de cuentos Desde la nada, publicado por la editorial FBLibros), encontrara, desde sus primeros años de vida, el compañero ideal que ha estado a su lado en todos sus momentos: el libro.
“Leer ha sido en mi vida la más fiel de las interacciones, la más alucinante de las aventuras, el más sublime de mis descubrimientos”, cuenta el autor que, pese a cualquier tarea que esté desarrollando en su día a día, siempre dedica un espacio para la lectura y el abordaje de nuevos géneros. “Hoy me impresiona cómo intento acelerar o ralentizar cosas en mis quehaceres diarios para que siempre me quede un rato para leer, aunque sea sin café”, agrega.
Actualmente disfruta en pequeñas bocanadas el libro El hacedor, del maestro Jorge Luis Borges. “A Borges no se le puede digerir tan fácil, como si fuese un sorbo de agua. Más bien hay que saborearlo pausadamente, como los vinos, y siempre te quedará la sensación de que sus obras deben ser releídas para comprenderlas mejor”, dice el venezolano.
A continuación presentamos los cinco libros recomendados por Heberto José Borjas.
Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez (1967)
Más allá del valor estético, de ser punta de lanza del realismo mágico y de ser un pilar del boom latinoamericano de los 60, esta obra me fascina porque condensa en 350 páginas arquetipos de la faceta triste y patética del gentilicio latinoamericano que el mundo tenía que descubrir. García Márquez le demostró al mundo que los habitantes del Caribe no son sólo mujeres exuberantes y hombres machistas generalmente asiduos al licor, sino que también padecemos de mortificaciones y pulsiones profundas que igual han dado ejemplos gloriosos que miserables para los libros de historia.
Santa Evita, de Tomás Eloy Martínez (1995)
Es la novela perfecta, redonda por donde se mire, porque versa sobre una figura histórica ante la que es imposible permanecer indiferente, como lo es Eva Perón. Tiene el ritmo de un thriller y una estructura fragmentada en donde el mismo autor-investigador gana algunas páginas en el relato, tiene un protagonista de raro carisma, el coronel Moori Koenig, que está obsesionado con el cadáver de Evita. Él odia la memoria de la mujer pero a la vez ama ese cuerpo embalsamado que está llamado a proteger. La neurosis creciente del coronel llega a un extremo de belleza inmedible, un logro que sólo expertos como Tomás Eloy Martínez suelen lograr.
El evangelio según Jesucristo, de José Saramago (1991)
Recuerdo que fue lo primero que leí de Saramago, y tras las primeras páginas entendí la razón de su ateísmo. Atreverse a contar una historia alternativa sobre uno de los personajes más enigmáticos e interesantes de la memoria humana, con sus cuestionamientos al Todopoderoso y una relación tan bien condimentada con María Magdalena, es de valientes. Y el resultado final, independientemente de la osadía, es una novela coherente e irreverente, y una brillante blasfemia para los cristianos de creencias más cristalizadas. Merece una pronta relectura.
Shanghai Baby, de Zhou Wei Hui (1999)
Fue prohibida en China durante años, debido a que constituye un calco de las actitudes y costumbres cosmopolitas de la juventud china de los años de mayor apogeo de la revolución de Mao Tse Tung, cuando era mal vista la influencia occidental en el país asiático. Cocó, una aspirante a escritora y novia de Tiantian, un pintor con tendencia depresiva, conoce a Mark, un alemán con quien entabla un romance y ese desajuste en su rutina propicia desavenencias con su novio, y se configura un triángulo amoroso en el que Cocó descubre que bien pueden encontrarse en dos hombres distintos el placer sexual y el amor.
Temblor, de Rosa Montero (1990)
En esta era en que se publican sagas de futuros distópicos llevados al cine, he descubierto que no inventaron nada nuevo, o que por lo menos estos libros recientes han copiado fórmulas ya expuestas en otros libros. Y Temblor, de 1990, es un ejemplo. Rosa Montero hilvanó una sustanciosa historia que es de lo más valioso que puede encontrarse en este subgénero en castellano. Agua Fría, su heroína, es de esos personajes que evolucionan poco a poco y se tornan inmensos al llegar a la última página. La fuerza de lo simbólico y lo legendario sirve de base a esta novela futurista tan impropia en la literatura española de los 90 que mira a nuestro mundo como un pasado remoto del cual no queda nada, porque la nueva era tiene otras reglas y otras jerarquías. No me extrañaría ver en unos años su adaptación cinematográfica.
https://letralia.com/recomendamos/2018/03/21/5-libros-recomendados-por-heberto-jose-borjas/
