Argumento:
En «El año del oráculo«, Will, un bajista sin éxito, despierta un día con la certeza de saber 108 cosas que ocurrirán en el futuro. Algunas son tonterías sin importancia, otras son más importantes. Cuando ve que estas realmente se cumplen, él y su amigo Hamza idean un plan para lucrarse gracias a ese conocimiento creado un sitio web muy bien protegido. Pero sus profecías pronto empiezan a tener gran repercusión a nivel mundial y, además de adoradores, se gana muchos enemigos, de modo que pronto se les empieza a ir de las manos…
Opinión:
Lo primero que debo advertir es que, aunque se trata de un thriller en toda regla, el que busque una historia sin fantasía en «El año del oráculo» no debería leerlo. El protagonista realmente ve el futuro, no se sabe por qué, aunque sin duda hay algo que maneja los hilos. Así que, aunque el toque fantástico (y repito, fantástico, no ciencia ficción, porque las profecías no tienen ninguna explicabilidad basada en ninguna clase de ciencia real o ficticia) es sutil, no deja de estar presente. Dicho esto, procedo con la reseña en sí, y lo primero que tengo que escribir es que me ha encantado.
No se trata solo de que, como buen thriller, el ritmo sea frenético, que también, porque ha conseguido engancharme y en ningún momento supe por dónde iba a salir Charles Soule. Es que, además, la trama es muy compleja, pero a la vez la historia está tan bien hilada que no he encontrado apenas disonancia (solo una cosilla, que no puedo revelar sin entrar en spoilers): todas las piezas del puzzle encajan al final de una manera magistral.
Además, los personajes me han gustado mucho. Tenemos a un tipo que tiene un montón de profecías, algunas un poco tontas como que una señora decidirá comprarse un helado, otras que pueden valer millones. Así que, aconsejado por su amigo, hace lo que haría cualquier persona lista en su situación: subir a internet algunas y, tras demostrarse que son ciertas, empezar a cobrar mucha pasta por las que la valen. Pero claro, la notoriedad tiene su lado negativo: algunos quieren saber quién es, además, hace algunos enemigos como un pastor evangelista que empieza a perder beneficios. Por no hablar de lo mal que se siente por ciertas muertes, consecuencia de sus profecías, y su sentido de la responsabilidad respecto a los amigos que están en el ajo. Además, conocemos el punto de vista de otros personajes: sus amigos, el pastor evangelista que decide posicionarse en su contra, e incluso el presidente de la nación, entre otros.
Al final, todo se ha combinado para mantenerme atrapada en la lectura casi desde el primer momento, a pesar de mis reticencias iniciales. Muy recomendable.
Autor: Déborah F. Muñoz
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