Hoy presentamos cuatro libros nuevos, recién llegados a las librerías, editados por sus autores y por dos sellos independientes. Preciosos y muy diferentes entre sí, los cuatro apuntan a ayudar a los chicos a dormir y a los padres a aliviar ese terrible momento. Además, otra novedad del mes, un anti-manual que no pretende enseñar nada de nada.
La vaca en su hamaca, de Agustina Lynch (Edición de autor). «Un cuento para ayudar a los chicos a quedarse dormidos». Así presenta la autora este precioso álbum ilustrado por Diego Barletta. Protagonizada por una vaca llamada Paca «que tenía muuuuchas ganas de subirse a una hamaca», la historia avanza poco a poco, en tono ameno y sencillo, para invitar a los lectores a relajarse y descansar. En la nota previa, Lynch recomienda leer el cuento cuando los chicos ya estén en sus camas, a la hora de dormir, y en lo posible, con tono pausado y luz tenue. Sugiere, también, repetir la frase «para adelante y para atrás», que aparece en todas las páginas, como si fuera un mantra. La autora aclara que no es psicóloga ni especialista en sueño. «Soy una simple mamá. Que ama la lectura». En cada párrafo, enumera distintas partes del cuerpo de Paca, que va entrando en el sueño de a poco y con serenidad. El prólogo fue escrito por la especialista Maritchu Seitún. Recomendado para: inducir dulces sueños.
Nidos que arrullan (Ojoreja). Una delicada selección de nanas, cantos y arrullos de América latina, elegidos por Cintia Roberts e ilustrados por Laura Varsky. El libro trae un disco, con música de Teresa Usandivaras y Pablo Spiller y voz «invitada» de Laura Devetach. Como dice María Teresa Andruetto en la contratapa, Nidos que arrullan es «un viaje al corazón de la infancia»: «Un conjuro de amor y belleza es este libro de palabras, imágenes y música, ese pequeño tesoro de editorial Ojoreja». Tiene razón María Teresa: este álbum es una joya para recorrer junto a los chicos a lo largo del día, ya que trae también versos y cantos para acompañar los rituales cotidianos. Entre ellos, un «conjuro» creado por Federico García Lorca en su infancia titulado «Sortilegio para apagar la luz», que dice: «Pecopín, pecopín/ baldur, baldur/ apagar, apagar/ la luz, la luz». Recomendado para: leer y tararear sin parar.
Buenas noches, Planeta, de Liniers (La Editorial Común). Dedicado a Emma «y su adorable Planeta», el nuevo libro de Liniers cuenta una historia adorable casi sin palabras. Cuando la chica protagonista se queda dormida, Planeta, su muñeco preferido se despierta. No vamos a contar el nudo de este cuento maravilloso (porque no nos gusta arruinar los buenos finales), pero sí quiero invitar a padres e hijos a llegar hasta las páginas finales para conocer a los personajes reales que inspiraron este libro encantador. Recomendado para: disfrutar y soñar.
El sapo, el dragón y los piratas del metal, de Leandro Vola Colotti (Edición de autor). Otro libro genial inspirado en chicos a los que les cuesta dormir. En este caso, como dice el autor, se trata de «una aventura en primera persona para imaginar, aprender y dormir». El relato, fantástico y delirante, invita a los lectores y narradores a agregar sus nombres y los de los chicos en determinadas escenas para jugar a ser los protagonistas. Al final el libro trae dibujos de los personajes para recortar y armar. Se pueden descargar e imprimir desde la web del autor: leandrovolacolotti.com. Recomendado para: jugar e imaginar.
Anti-manual, de Paula Galdeano y Melina Pogorelsky (Paidós). Por fin un libro que no enseña nada. Que no pretende dar soluciones precisas ni respuestas correctas. Por fin un anti-manual para chicos y no tanto que los instigue a «exaltar tu costado más salvaje», «afilar las puntas más puntiagudas de tu mal carácter» y «estimular tu pereza, tu vagancia, tu flojera, tu falta de ganas, tu hoy no, tal vez otro día», entre cosas incorrectas que pueden hacer temblar a padres y maestros y hacer reír con complicidad a los lectores. Inteligentes y creativas, las autoras ofrecen actividades y desafíos como si tal cosa para que los chicos los hagan si tienen ganas. Estoy segura que se van a copar. Y si no, lo digo por experiencia, dejen el libro por ahí, como si tal cosa, y espíen: en algún momento, cuando a ellos se les cante, lo van a abrir y no lo podrán largar.
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