La radical artista Marina Abramovic es una figura de culto en el mundo del arte. La retrospectiva «The Cleaner», que se exhibe en el museo Bundeskunsthalle de Bonn, muestra obras de todos los períodos de su carrera.
Videos que muestran la cara de la artista saludan a los visitantes a la entrada de la exposición «The Cleaner», que se exhibe en el museo Bundeskunsthalle de Bonn desde este pasado 20 de abril al 12 de agosto. La exposición ofrece, entre otros, extractos de la famosa actuación de Abramovic en 2010 en el MoMa de Nueva York, «The Artist is Present», donde durante 90 días, siete horas al día, seis días a la semana, se sentó en una silla y no hizo nada más que mirar fijamente a la gente que se sentó en el asiento opuesto.
Otro video muestra a Abramovic comiendo una gran cebolla cruda sin hacer ningún gesto. Asimismo, la retrospectiva incluye fotos de la actuación de 1973 «Rhythm 10″, que muestra a Abramovic rítmicamente lanzando cuchillazos entre los dedos extendidos de su mano. El sonido punzante del cuchillo hace ecos desde un altavoz; el efecto del video es realmente espeluznante.
Abramovic es conocida por usar su arte para poner a prueba sus propios límites mentales y físicos. Mucho de lo que la artista de 72 años, nacida en 1946 en Belgrado, ha interpretado es indudablemente radical, pero también sensual. Esto se pudo sentir mientras Marina Abramovic habló con voz suave en la conferencia de prensa previa a la apertura de la exposición, donde miraba sus manos, se movía recatadamente como si estuviera meditando, e ignoraba, en gran medida, las preguntas superficiales.
Sus obras son tan importantes que ya era hora de una gran retrospectiva», dijo Rein Wolfs, director del museo Bundeskunsthalle. La retrospectiva, que se exhibió inicialmente en Estocolmo, presenta obras de los últimos 50 años, incluidas pinturas tempranas de sus años como estudiante de arte en Belgrado y Zagreb. También se muestran obras de su asociación de 12 años y cooperación artística con el artista alemán Ulay (Frank Uwe Laysiepen), junto con piezas más contemporáneas. Películas, fotografías, pinturas, dibujos, esculturas, instalaciones: Abramovic es una verdadera artista multimedia. Sus primeras actuaciones, que están bien documentadas, son particularmente impresionantes.
Viejos performances que involucran a los visitantes
Un punto a destacar del programa de la retrospectiva de Abramovic, son las recreaciones de sus obras más espectaculares.
Dos personas desnudas flanquean la entrada de una habitación del museo de Bonn. En la obra «Imponderabilia» de 1977, realizada en la Galleria Comunale d’Arte Moderna en la ciudad italiana de Bolonia, Abramovic y Ulay también se pararon en la entrada del museo, desnudos. Los visitantes tuvieron que pasar entre ellos para entrar. El público fue parte de la presentación. Ese también fue el caso del performance de 2002, «La casa con vista al mar». No había privacidad; los visitantes pudieron verla hacer quehaceres diarios durante tres días.
Cruzando los límites
Las obras de Abramovic a menudo se centran en la memoria, el dolor, la pérdida, la resistencia y la confianza. Ella incorpora su propia experiencia, eliminando las barreras entre el arte y los espectadores al darle al público un papel definitivo en sus actuaciones, implacable y provocativamente.
En una galería en la ciudad italiana de Nápoles en 1974, para una obra llamada «Rhythm 0», colocó una mesa con 72 objetos que los visitantes debían usar, desde cuchillas de afeitar hasta navajas y una pistola. Ella permaneció inmóvil mientras algunas personas le cortaban la camisa. La exposición de Bonn muestra extractos de esa actuación; sorprendentes imágenes que aún provocan escalofrío.
En la retrospectiva, la artista dijo que ve algunas de sus obras como si fuera la primera vez. Catarsis y limpieza: dos temas recurrentes que, más que un significado físico, le otorgan a su trabajo trascendencia y complejidad.
La reacción que provocan sus obras es quizás un enfoque apropiado para acercarse al trabajo de la artista: a veces su arte es perturbador, a veces, divertido. Siempre es conmovedor y astuto, y muy personal.
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