Se inaugura la exposición del escultor Hugo Zapata. 36 piezas estarán expuestas en el hotel Atton.
Hugo Zapata recuerda, con una anécdota pintoresca, la primera piedra que talló de manera artística. En un viaje que hizo a Bahía Solano, donde solía ir a pescar, le encargó una roca a Adriano, un brujo amigo suyo de aquella región.
Cuando volvió a esa zona, rememora, vio al brujo desde la distancia. Exultante, Adriano lo llamaba para que se le acercara.
—¡Huguito, te encontré un santico!—decía el brujo, eufórico, y repetía:—¡Huguito, te encontré un santico!
Hugo entró a la casa del brujo. Con algo de estupefacción vio cómo, en una especie de altar, Adriano había puesto una piedra como si fuera un santo digno de reverencia. La piedra se convirtió en su primera escultura.
Muchos años han pasado y la roca, que Hugo recuerda como un hermoso ejemplar, todavía está en su casa como recuerdo del inicio de una vertiginosa carrera artística.
La relación de Hugo Zapata con las rocas fue siempre entrañable. El artista nació en La Tebaida, Quindío. Pero la familia se mudó a Medellín cuando tenía solo un año. Algún tiempo después, recuerda, se sintió atraído por las piedras. Era, como sucede en los niños, un interés genuino sin demasiadas pretensiones. “Yo me metía a las quebradas a buscar piedras y las recolectaba. Las empecé a coleccionar. Las recogía simplemente porque me parecían bonitas”, expresa.
«Decidí estudiar artes plásticas por gusto, pero también por llevarle la contraria a la sociedad. Lo más importante es la vocación»
Con el tiempo, esa afición comenzó a adquirir intensiones artísticas. “Decidí estudiar artes plásticas por gusto, pero también por llevarle la contraria a la sociedad. Lo más importante es la vocación”, comenta el artista.
A pesar de que el arte sería su vida, solo duró cuatro años en esa carrera. Otra vez, una anécdota algo pintoresca acompaña los acontecimientos de su vida. “Miré alrededor y me fijé en mis compañeros de estudio. ‘No vamos para ningún lado, no tenemos futuro’, me dije. Entonces me salí y entré a estudiar arquitectura”, recuerda, con una sonrisa de añoranza.
Esta carrera, sin pensarlo, se convirtió en un bastión de su obra: encontró que la arquitectura es un ‘alfabeto’ muy parecido al arte, que con ella podía desarrollar técnicas artísticas.
«En ellas está la historia de la tierra. Podemos saber, por medio de una roca, dónde hubo un deslave, por dónde pasaba un río»
Allí comenzó de verdad la carrera artística de Hugo. El primer paso para una creación es seleccionar la roca.
Luego, comienza un diálogo con ella. “Las piedras le sugieren a uno qué hacer, le muestran un camino, unas figuras. Conforme a ello es que la trabajo”, explica.
El trabajo, de alguna manera, se hace entre el objeto y el artista.
Es una relación recíproca. Además, opina, son una herramienta de comunicación tan arcaica como vigente. Incluso, aclara, las rocas comunicaban antes de que apareciera el hombre: “En ellas está la historia de la tierra. Podemos saber, por medio de una roca, dónde hubo un deslave, por dónde pasaba un río”.
Las rocas de Zapata hacen alusión a la naturaleza, al hombre, al agua. Algunos espectadores sacan sus propias conclusiones: ven elementos fálicos en donde hay un homenaje al hombre y a su historia.
Un total de 36 piezas hechas por el artista podrán ser observadas en el hotel Atton, en el sector El Tesoro. Las rocas se comunicarán durante cuatro meses con los espectadores.
En un libro recopilaron las obras del artista
Este jueves a las 7 p. m., día en que será inaugurada la exposición, será lanzado también un libro que enaltece la obra artística de Hugo Zapata. En él se recopilaron fotos de las obras del artista que adornan a Bogotá, Cali y Medellín.
Sus creaciones, literalmente, se apoderaron del espacio público. Y este no es un asunto de poca importancia para Zapata. “El arte debe ser para todos. Todo el mundo tiene la capacidad de expresarse con él. Este debe salir de las galerías, acompañar a la gente”, reflexiona el artista.
Las fotografías de las obras están acompañadas de algunos textos fragmentarios en inglés y español. Dentro de sus páginas aparecen las obras que el artista ha desarrollado durante años.
«Símbolo de nuestras posibilidades y extraño objeto de nuestros desvelos. Todo en la historia alude a ella: el altar primitivo… el escollo del camino, el soporte del templo»
Aparecen, por ejemplo, flores de vivos colores; o ‘testigos’,unas figuras de piedra erguidas y con el extremo superior que simula una cabeza. Estas, explica su creador, son una representación de la presencia del hombre a través de la historia y las diferentes culturas.
Algunas personas, señala, ven en ellas elementos eróticos. “Hay gente que me dice que parecen elementos fálicos. Yo no las hice pensando en eso, pero son los espectadores los que hacen esa relación”, explica. El libro, que es el tercero que publica el artista, comenzó a diseñarse desde hace año y medio. El maestro lo desarrolló de la mano de uno de sus hermanos.
Pero, más allá de las fotografías de las obras artísticas, hay tres textos centrales que dan valor literario a la obra. Uno de ellos fue escrito por William Ospina, escritor y ensayista tolimense que desde hace años admira la obra de Zapata.
El texto de Ospina hace referencia a la importancia que la roca ha tenido para los hombres, siendo un medio de expresión tan antiguo que hoy todavía tiene un gran valor simbólico para nosotros.
«El arte debe ser para todos. Todo el mundo tiene la capacidad de expresarse con él. Este debe salir de las galerías, acompañar a la gente»
“Símbolo de nuestras posibilidades y extraño objeto de nuestros desvelos. Todo en la historia alude a ella: el altar primitivo… el escollo del camino, el soporte del templo”, escribe Ospina sobre la piedra.
El escritor, como es frecuente en sus textos, hace un erudito recuento de lo que escritores como Borges, Rubén Darío o Rimbaud dijeron sobre ella.
En el libro también hay un sugestivo texto de Héctor Abad Faciolince y una completa entrevista hecha a Zapata por su amigo Luis Ángel Parra. Quienes se acerquen a la inauguración de la obra podrán conseguir el libro y departir con el artista
Autor: Miguel Osorio Montoya
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