Viva la Revolución: Sobre América Latina de Eric Hobsbawm

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El prestigioso historiador británico Eric Hobsbawm (Alejandría 1917-Londres, 2012) tuvo a lo largo de buena parte de su vida, de hecho durante más de 40 años, una relación particular con América Latina, especialmente con su política y su gente. Si bien nunca fue un especialista en la región, ni profundizó en exceso en torno a su historia social o política, tuvo la oportunidad de recorrer el continente en varias ocasiones y de escribir sobre él desde diversos puntos de vista. Incluso como crítico musical, una de sus pasiones. Y todo esto a partir de su preocupación por la revolución socialista, consecuencia obvia de su condición de intelectual marxista y militante del Partido Comunista británico.

¡Viva la Revolución! es un largo recorrido a través de una serie bastante extensa e incluso heterogénea de escritos realizados entre 1960 y 2002 y muestra con bastante claridad cuáles eran las preocupaciones de Hobsbawm por la región, comenzando por aquello que da título al libro: la revolución. A lo largo de sus páginas se desprenden dos factores adicionales que dan cuenta de ese interés. Una, el excelente trato que el mundo universitario y político le otorgaba, mejor incluso que el recibido en su Inglaterra natal. Como él mismo señala, América Latina “es un continente donde tengo muchos amigos y alumnos… y que, no sé bien por qué, ha sido muy amable conmigo”. Es más, era la única parte del mundo donde podía ser recibido por presidentes, por ex presidentes e incluso por futuros presidentes.

La otra, que América Latina era un territorio “familiar”, pese a las grandes diferencias que existían con Europa: “lo que hizo que este extraordinario continente fuera mucho más accesible para los europeos fue un aire inesperado de familiaridad”. En definitiva y más allá del exotismo latinoamericano había mucho de occidental, incluso desde el punto de vista institucional. Hobsbawm se acercó a la región a partir de la Revolución cubana y lo hizo con buena parte de los estereotipos manejados en la época por la izquierda europea. En América Latina ocurrían cosas que en la vieja Europa no pasaban.

La mirada inteligente y profunda de Hobsbawm se impone siempre a los lugares comunes y las crónicas de urgencia

Sus escritos son en buen medida la crónica de un observador bien informado, que intenta encuadrar los hechos desde una perspectiva histórica y que no se deja seducir fácilmente por cantos de sirena. Esto explica su predilección por los revolucionarios como Fidel Castro, el Che Guevara, Salvador Allende o Lula da Silva, pero al mismo tiempo sus profundos reparos en los métodos por ellos empleados y sus escasas esperanzas de que se impusieran a largo plazo. De ahí sus críticas al experimento cubano, al foquismo vanguardista que se quería exportar al resto de América Latina o a la guerrilla. También su escepticismo por los proyectos de la Unidad Popular y la vía chilena al socialismo y del Partido de los Trabajadores (PT) brasileño.

Su despedida de la región, en 2002, muestra una cierta frustración e impotencia con la evolución histórica regional, con la revolución que no fue o no pudo ser posible: “La revolución tan esperada, y en tantos países necesaria, no sucedió, asfixiada por los militares indígenas y los Estados Unidos, pero no menos por la debilidad interna, la división y la incapacidad”. El libro se beneficia de la profesional labor editorial de Leslie Bethell, gran amigo de Hobsbawm, que firma una excelente introducción, “Eric y América Latina”, muestra de la pasión y los intereses del historiador británico.

A lo largo de las páginas del libro, se observa cómo la mirada inteligente y profunda de Hobsbawm se impone a los lugares comunes y a las crónicas de urgencia. Su recorrido cronológico y geográfico sobre América Latina, más intenso en su mirada sobre Colombia, los movimientos campesinos peruanos y la revolución militar-nacionalista de Velasco Alvarado, es capaz de transmitir una serie de claves sobre el desarrollo de la política regional, especialmente desde una perspectiva de izquierdas. Si bien Hobsbawm no fue un latinoamericanista destacado, sí fue un agudo observador de cuanto ocurrió en el continente a partir de la Revolución cubana.

Autor:  Carlos Malamud

Ver más en: El Cultural

 

 

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