Liliana Viola estuvo más de cuatro años trabajando sobre la biografía de Alberto Migré. Revisó archivos de revistas, de diarios, seleccionó fotografías, hizo cantidad de entrevistas a contemporáneos de Migré (amigos, actores y actrices, periodistas). También leyó foros de fans, conoció a algunos. Esos materiales le sirvieron para pensar y armar un libro hermoso: Migré. El maestro de las telenovelas que revolucionó la educación sentimental de un país, imprescindible para entender una zona y una época de la cultura popular argentina.
Investigar sobre televisión, géneros televisivos, telenovela, cultura masiva, periodismo de espectáculo, no es fácil en la Argentina. No lo era cuando empecé a hacerlo, en los 90, y sigue siendo complicado ahora. Parece que sobre la TV no se puede reflexionar. Es tan boba, tan basura, está tan a mano, que no merece detenerse en ella. Lo que se hace por lo general es periodismo de farándula (término desvalorizado, cercano al chisme, la vida privada de las estrellas). Pero pensar la televisión por adentro, mirarla como trabajo, como negocio, revisitar éxitos, examinar la relación entre espectadores y sus programas preferidos o inolvidables, es difícil. La televisión es la cenicienta del espectáculo.
Antes de la aparición del VCR, sobre fines de los 80, casi no hay archivos de programación: se destruyeron, se quemaron. Ni demasiada gente que se dedique a investigarla. No se la valoriza. En un rango de calidad, primero está el teatro, después el cine, y la TV al final, como lo desechable, lo efímero, lo vergonzante. En la actualidad, el streaming y las series cambiaron un poco el concepto. El drama se sigue considerando más importante que la comedia… Y todavía se dice que el melodrama concita “emociones fáciles” está lleno de “golpes bajos”, es “sensiblería”. Y Migré se dedicaba a eso, a escribir “novelitas rosas”.
Migré es un autor talentosísimo, es nuestro Shakespeare, nuestro Lope de Vega. Con un oído y una sensibilidad puesta en su tiempo, que hacía un éxito tras otro y que construyó una relación muy estrecha con su audiencia. Su carrera televisa transcurrió entre los 60 y comienzos del 2000. Y su etapa de oro son los 70, 80, con los enormes títulos como Rolando Rivas, taxista, Pobre diabla, Piel naranja, Dos a quererse. Una voz en el teléfono, su último gran éxito, es de 1991. Tenía un público que lo amaba hasta reconocer su vocabulario, aprenderse de memoria sus textos, los poemas que recitaban los personajes, y que aun hoy, más de cuarenta años después, lo recuerda.
Y cuando aparece un libro que logra recrear una época, contar la vida del maestro y a la vez reflexionar sobre cuestiones de la sociedad de esa etapa, compleja, como casi todo en nuestro país … el heredero universal de Alberto Migré, después de más de un año desde que fue publicado, logra censurarlo. Logra que lo retiren de las librerías. Es muy triste, es horrible. Lo prohíbe. Dice que lo hace porque el libro se mete en la vida íntima de Migré. Y que cita demasiados textos de Migré sin su autorización. Sobre la vida íntima, no se dice más que lo que todo el mundo sabía. Sobre los textos citados, están en función de entender la historia, ejemplificar, clarificar algo. (Lo raro es que el heredero universal también fue entrevistado varias veces, le dijo a Liliana Viola cosas íntimas de Alberto, que ella ni siquiera puso en el libro.) Pero, por sobre todo, repito, prohíbe un libro.
Alberto Migré murió el 10 de marzo de 2006. Justo en su entierro, impactada por su magnitud, Liliana Viola imagina su Migré. Que un libro –publicado cuando el autor ya llevaba más de diez años de muerto– permitiera pensar en la etapa en que laburó, en la situación de la industria de la TV de esos años, brindara datos sobre el funcionamiento de la censura, y recuperara su talento, es importante. Cualquier material que aporte a saber algo nuestro pasado, que tienda puentes entre memorias y recupere gustos y cotidianidades, compartidas o no, es bueno. Y lo que hace además Liliana Viola es darle voz a los seguidores de Migré. Recupera posteos, se entrevista con fans. Sus testimonios tienen un lugar en cada página. Las presentaciones del libro hoy prohibido –que se hicieron en distintas ciudades del país– se convirtieron en un festejo, en un momento de comunión gozosa entre actores y actrices, estudiosos y, sobre todo, espectadores nostálgicos y también de jóvenes que querían saber de ese autor, de algún título que habían visto en la niñez, en compañía de sus abuelas o madres.
Me da pena que un libro que permite el diálogo entre generaciones, que bucea en nuestra vida común frente al televisor durante períodos turbulentos donde hubo regímenes militares fuertes y una democracia acosada, un libro que mira con ojos de hoy a un hacedor de éxitos de los 70/90, desaparezca de las librerías. Otra vez, esa maldita palabra. Lo hicieron desaparecer.
* Profesora de la UBA, especialista en melodrama y televisión. Ayer se cumplieron 12 años de la muerte de Alberto Migré. La fecha coincide con el escándalo producido tras la decisión del grupo editorial Penguin Random House de retirar de circulación los ejemplares de Migré: El maestro de las telenovelas que revolucionó la educación sentimental de un país, libro de Liliana Viola, como consecuencia de una acción judicial emprendida por Víctor Agú, heredero del autor de Piel naranja y Una voz en el teléfono, entre tantos otros éxitos televisivos.
Autor: Nora Mazziotti
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