La escritora española María Tena, reciente ganadora del premio Tusquets por su novela Nada que no sepas, estuvo en Buenos Aires para la presentación. En plena crisis de pareja, la narradora vuelve al episodio que marcó el final abrupto de su adolescencia y de los años más felices de su familia: la muerte inesperada de su madre en Uruguay a finales de los 60. Obsesionada por aquel hecho, la protagonista regresa al reencuentro con aquellos que puedan contarle por qué ella y su hermano tuvieron que partir a España tras el fallecimiento de la madre.
«Es ficción. Nosotros vivimos en Uruguay en los 60. Tenía 12 años, estaba con mis amigas en el colegio, mis padres hacían sus vidas y nosotros la nuestra, y era muy divertida. Mi padre era diplomático. Cuando volvimos a España estuvimos años sin regresar. Lo pasé genial de pequeña, pero de alguna manera abandoné Uruguay. A los 50 años volví, me encontré con que la gente no se había olvidado ni de mí ni de mi familia, gente que me fue a buscar al aeropuerto, que había pedido permiso en el trabajo para estar conmigo, una situación alucinante», dice Tena a BAE Negocios en el patio del hotel en el que se alojó los pocos días que estuvo en la ciudad para luego ir a Montevideo. «Había gente tan cariñosa. Al año siguiente volví y así lo hice varias veces. De repente me di cuenta de que había abandonado una época muy importante de mi vida», agrega la escritora.
«Encontré ese momento del Uruguay en los 60. Estuvimos ahí, pero no pasó lo que dice la novela. Es verdad que hay un grupo de amigos, pero eso no pasó con mi madre. Sí hablé mucho de esos días, no tomé notas ni nada. Hay ciertos detalles del ambiente, pero lo demás es todo inventado. Mi madre no murió en Uruguay», explica.
—¿Cómo surgió la idea de la novela?
—Empecé a pensar lo bien que lo pasaba, pensar en esos años 60, en qué harían nuestros padres mientras no estábamos con ellos. Y así empecé, casi cuatro años me llevó esta novela. Una amiga uruguaya creyó que era todo cierto, «pero si tu has estado ahí y sabes que no es verdad», le dije.
—¿Cómo la definiría?
— Es una novela sobre los deseos, los escritores muchas veces no hablamos de la realidad sino de lo que queremos que sea. Nuestras historias, nuestros deseos, nuestro pasado que sale, que no tiene que ver con la realidad, pero algo sí tiene que ver con ella al mismo tiempo. Por ejemplo, con otra novela una noche soñé lo que le pasaba a los protagonistas que no sabía cómo continuarla.
—¿Cree que la narradora busca alivio?
—No sé si es alivio, tiene una mala conciencia porque ella no volvió antes para saber qué había pasado con su madre, ella sabe que murió allí y nada más. No sé si es curiosidad, tal vez sí un poco de alivio también.
—¿Que significó el premio?
—Ha sido fundamental, en España ya lleva cuatro ediciones. Es una novela que ha emocionado a mucha gente. Tiene una cierta magia, un momento de libertad, gente intelectualmente muy potente, todo ese ambiente a la gente la atrae. Sabía que tenía una especie de magia ese mundo de Carrasco y tal, pero no pensé que le iba a ir tan bien. Uruguay desde años ha sido laico, Semana Santa es de turismo. Es un país muy simpático muy agradable para nosotros.
—¿Le costó dejarla?
—Trabajo muchísimo en las novelas, luego me harto de ellas, estoy preocupada por qué voy a escribir. Siempre me pasa igual, cuando acabo una novela siento que ya no voy a volver a publicar más y luego siempre sale. Lo que más me gusta es el momento de escribir.
—¿Cuál es el rol de la literatura?
—Tiene miles, depende la literatura que sea. La que es exigente, la que va a los problemas humanos, la que no es sólo para entretener. La literatura sirve para preguntarnos cosas más que para responderlas, para inquietar a la gente sobre su propia vida, para ver quiénes somos y hacia dónde vamos.
Autor: María Rippeta