Colas de varias cuadras y salas llenas: los plenarios en el VIII Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que concluye hoy, tiene “tomada” a la ciudad de Córdoba, parecían más espectáculos de artistas de rock.
Giardinelli integró la mesa sobre “Retos del español en la educación del siglo XXI” en la que estaban, entre otros, el ministro de Educación de la Nación, Alejandro Finocchiaro, que escuchó las críticas directas que el escritor chaqueño hizo de las políticas educativas de la actual gestión.
En un discurso encendido, que levantó aplausos que se sostuvieron hasta el final de su participación, Giardinelli dijo, entre otras cosas, que “hacer que un pueblo lea o no lea es una decisión política.
Y cada vez más, en nuestro país y en otros de la región, los maestros y directores de escuelas se han ido reemplazando por gerentes”, El escritor defendió los programas de integración idiomática, entre otros, “de los últimos 14 años, donde se habían implementado programas bilingües en distintas regiones de mi provincia”, y que ahora -dice- están vacíos.
“Quiero decirle al doctor Finocchiaro, y sabe que se lo digo desde el respeto, que el gobierno canceló todas las políticas de avance en materia educativa. El cierre de las escuelas para adultos y trabajadores es sólo una muestra”, agregó. En su intervención posterior, Finocchiaro le respondió al escritor con corrección política, y destacó lo “enriquecedor del debate”.
Al salir, Giardinellli fue rodeado varios minutos por gente que, como a Vargas Llosa tras la inauguración, le pedía impresiones sobre lo conversado y, por supuesto, selfies. Algo similar ocurrió con el plenario en el que el título no era tan atractivo como varios de los integrantes del panel. Reunidos para dialogar sobre “el valor del español como lengua de culturas. Literatura, oralidad, folclore”, los nombres de los escritores Alejandro Dolina y Claudia Piñeiro en la mesa -acompañados por Norma Morandini, entre otros- generaron varias cuadras de filas desde pasadas las dos.
Primero fue el turno de Piñeiro, que no sólo se animó a cantar una versión en qom de Cinco siglos igual, la canción de León Gieco, que adaptó a ese idioma Charo Bogarín, sino que cerró su participación con una especie de recitado completo de Paren de Matarnos, escrita por Miss Bolivia, que expone con lenguaje directo y sin vueltas la potencia de las voces femeninas alzadas contra la violencia de género.
A Piñeiro también la ovacionaron, mientras levantaba el puño en alto, adornado con una pulsera verde, igual que buena parte del resto de su indumentaria. Luego le tocó a Alejandro Dolina. El autor de Crónica del Ángel Gris hizo un análisis de la importancia del cuidado del idioma, que luego repitió ante PERFIL en un apartado con la prensa tras el plenario.
“La palabra es un misterio. La relación entre la realidad y la palabra tiene un vínculo que debe examinarse muy críticamente. Quién sabe si la palabra es solo la sombra de la realidadà también pudiera pensarse como algo que los físicos cuánticos plantean como una forma de percepción, en la que se determina ‘si te percibo, te hago existir», reflexionó.
También se refirió a las nuevas tecnologías como “un vehículo para que usen la mayor cantidad de psicópatas posibles”, ironizó. “Pero también, el tuit, el whatsapp y la forma en la que los usamos influyen en el lenguaje y en el contenido. Y al existir un acuerdo tácito para escribir con el menor número de caracteres, eso cambió”, agregó.