- Jazz, indie o flamenco sonarán hasta el 13 de abril en iglesias madrileñas, el Congreso o el Museo del Prado
Pepe Mompeán cumple cuatro años al frente del Festival Internacional de Arte Sacro de Madrid, una cita con la que ha transformado el concepto musical de lo sacro, renovándolo y ampliándolo con evidente éxito, y cuyos 60 conciertos se podrán disfrutar hasta el 13 de abril. “En esta XXIX edición vivimos la culminación de esta nueva mirada al arte sacro desde lo musical”, explica a Vida Nueva.
Y añade: “Desde el principio, la línea de trabajo fue ampliar el concepto que tenemos de lo sacro –prosigue– y, sin abandonar lo religioso y el carácter litúrgico, llevarlo a un terreno de la espiritualidad, de lo trascendente, de lo místico. Eso suponía abrir una ventana a propuestas que antes no tenía el festival, y que, como director, me daba mucho juego al plantear ideas y encargos a los músicos”.
Ignacio Prego, uno de los invitados
Ignacio Prego, uno de los clavecinistas españoles de mayor proyección internacional y reconocido intérprete de música barroca, está presente en esta edición. “El público es diferente al resto de festivales. Tiene la particularidad que se hace en muchos sitios diferentes de la Comunidad y de la ciudad de Madrid. Y el hecho de que muchos conciertos sean en iglesias, le da un espíritu diferente. Y además son mayoritariamente gratuitos, atraen a un público muy interesado, que va incluso a un concierto diario. Y ese es un tipo de público muy especial y abierto, con mucha curiosidad, muy ilusionado y agradecido”, explica.
De los sesenta conciertos del Festival, cuarenta son estrenos y recorren, de nuevo, las iglesias madrileñas –Real Monasterio de la Encarnación, San Jerónimo el Real, San Miguel, San Millán y San Cayetano, Santa Bárbara o San Marcos–, incluso las capillas del Palacio Real y del Real Monasterio de El Paular, pero también se detiene en los Teatros del Canal o la Sala Cuarta Pared. “Este año hemos incorporado el corral de Comedias de Alcalá de Henares, el Congreso de los Diputados y el Museo del Prado, que es un auténtico regalo, porque nos ha permitido programar cuatro conciertos en las salas, frente a los Grecos o los Velázquez”, apunta Mompeán.