Las novelas y los relatos tienen un repunte esta temporada. Desde lo nuevo de Pérez-Andújar y Juan Bonilla hasta los relatos de Juan Gabriel Vásquez
Entre Sant Jordi y la Feria del Libro de Madrid se despliega siempre una tormenta literaria. Los grandes sellos desembarcan con sus apuestas más fuertes y los independientes terminan de jugársela con sus libros más importantes. Hay opciones de sobra y toca afinar la puntería en lo que a ficción respecta. Este año, a diferencia de otros, la novela y el relato tienen un repunte manifiesto y vale la pena pasearse por algunas de sus opciones
Arranca el recorrido con una de las novelas más inteligentes y ágiles publicadas hasta ahora en lo que va de año: La noche fenomenal (Anagrama), de Javier Pérez Andújar. Se trata de una novela hilarante, en apariencia absurda, que borda con hilo fino una crítica demoledora. No queda títere con cabeza y el lector tiene la sensación de estarse riendo con asuntos que aun pareciendo inverosímiles, tienen más de la realidad de lo que está dispuesto a pensar. Y ahí está la maestría de Pérez-Andújar: hacer lo que un flautista de Hamelin. Lleva el pacto de la ficción a su punto más trabajado y sin enseñar las costuras.
«Ahí está la maestría de Pérez-Andújar: hacer lo que un flautista de Hamelin. Lleva el pacto de la ficción a su punto más trabajado»
La noche fenomenal se desarrolla en una Barcelona contemporánea en la que no para de llover y un grupo de colaboradores de un programa de fenómenos paranormales –La noche fenomenal, se llama- descubre una serie de fenómenos extraños. Hay dos Barcelona paralelas que se comunican a través grietas, a la par que ocurren los asuntos más extravagantes: gente que pierde su identidad y aparece metamorfoseada en Walt Disney, hallazgos inquietantes, agujeros negros y fenómenos paranormales. Eso, sin contar episodios como Tejero tomando el congreso a ritmo de Rumba –en la novela buscan a Javier Cercas para arrojar luces al respecto- o el inquietante madrigalista de Clot. No tiene desperdicio. Es una joya.
En la camada de los libros sobresalientes destaca Juan Bonilla con Totalidad Sexual del Cosmos (Seix Barral), una novela que estalla entre las manos de quien lee no sólo por el personaje que recupera sino por la potencia de la prosa que emplea Bonilla para construirla. En sus páginas, el escritor narra la vida de la pintora, poeta y ‘performer’ Nahui Olin, una mujer de sensualidad y temperamento expansivo. Nacida en México en 1893, vivió en el París de los primeros años del siglo XX, donde conoció a Georges Braque, Henri Matisse o Pablo Picasso. Tras su paso por San Sebastián, regresa al México pre-revolucionario, donde se convierte en una de las primeras mujeres en convertir el desnudo en propuesta estética y transgresora: arte conceptual con un siglo de ventaja.
Los relatos de Juan Gabriel Vásquez están unidos entre sí por un tema: la memoria y sus mecanismos falibles, aquello que se recuerda o se olvida con una intención
Dos volúmenes de relatos entran en la selección libresca de mayo. El primero de ellos ¿Quién te crees que eres? (Lumen),de Alice Munro. Se trata de una serie de historias entrelazadas en las que Munro desarrolla el vínculo entre dos mujeres: Flo, y su hijastra Rose. Una es prosaica, pragmática incluso hasta pedestre, la otra en cambio es una tímida y patosa joven a quien la ambición la empuja a salirse del entorno que ha sido dispuesto para ella. Elegir en este libro lo es todo. Es justo en ese matiz de estropicio donde transcurre lo esencial de esta historia.
El segundo libro de relatos es Canciones para el incendio (Alfaguara), de Juan Gabriel Vásquez. Está escrito con elegancia, gusto y coherencia. Todos los relatos están unidos entre sí por un tema: la memoria y sus mecanismos falibles, aquello que se recuerda o se olvida con una intención detrás de la cual se revela un poso político. Aunque Vásquez esté hablando de una mujer que se deja retratar llorando ante una cámara, alude a algo más complejo y oscuro que guarda relación con la naturaleza humana y ese sentido irreparable que acompaña determinados episodios de nuestras vidas. También de Alfaguara, es obligatorio mencionar la reedición –con cambios del autor- de España, un libro de Manuel Vilas que se publicó en su momento en el sello DVD y que hasta hoy era prácticamente imposible de conseguir.
Los sellos independientes se desmarcan con libros singulares. Unos mejores que otros, aunque con un balance de conjunto importante. En lo que a literatura extranjera respecta, Libros del Asteroide publica Claus y Lukas, de la húngara Agota Kristof, una novela que transcurre en un país en guerra ocupado por un ejército extranjero, y en el que dos hermanos, Claus y Lucas, han sido abandonados por su familia y puestos al cuidado de su abuela, a la que sus vecinos llaman la Bruja. La barbarie del convulso mundo en el que viven les lleva a emular la crueldad que ven en él.
El sello Candaya acaba de Mandíbula, de la autora ecuatoriana Monica Ojeda, un libro alabado por críticos, lectores y editores
Errata Natura y Periférica vuelven con una edición conjunta y de una autora potente que consiguió reinventar el registro de la memoria arrojándolo a la ironía y la hilaridad como caminos para adentrarse en la tragedia. Se trata de la estadounidense Mary Karr(Texas, 1955), de la que se publica Iluminada, un libro en el que escarba en sí misma al tiempo que abre una ventana al mundo. Alcoholismo, soledad, depresión, maternidad, la enfermedad de los padres, la pena, el sacrificio… todo junto como un artefacto explosivo y atronador, aunque mucho menos vitalista y rompedor que El club de los mentirosos (también editado por Errata Naturae & Periférica).
El sello Candaya acaba de publicar un libro al que críticos y editores se refieren como uno de los grandes libros de la literatura latinoamericana: Mandíbula, de la autora ecuatoriana Mónica Ojeda, quien mezcla el miedo, las relaciones afectivas y la crueldad. Una adolescente fanática del horror y de las creepypastas (historias de terror que circulan por internet) despierta maniatada en una cabaña en medio del bosque. Su secuestradora no es una desconocida, sino su maestra de Lengua y Literatura, una mujer joven a quien ella y sus amigas han atormentado durante meses en un colegio de élite del Opus Dei.
Círculo de Tiza publica Gente que se fue, un conjunto de relatos del escritor y periodista David Gistau
Acantilado, que este año cumple su vigésimo aniversario, publica la primera novela de Natalia Ginzburg: El camino que va a la ciudad, acompañada de los relatos Una ausencia, la historia de un matrimonio tras años de convivencia; Una casa en la playa y Mi marido, un libro que explora la naturaleza de las relaciones, la noción de identidad y fidelidad. Muchos de estos textos ya fueron publicados por Lumen. Sin embargo, lo que distingue los que publica Acantilado es la traducción, en esta ocasión a cargo del escritor Andrés Barba, quien ya ha traducido para el mismo sello Y eso fue lo que pasó, la segunda novela de Ginzburg publicada en 1947, así como me Me casé por alegría, una obra de teatro hasta entonces inédita en español.
Círculo de Tiza se ha destacado esta primavera con un libro magnífico, de prosa fibrosa y feroz. Se trata de Gente que se fue, un conjunto de relatos del escritor y periodista David Gistau que el sello capitaneado por Eva Serrano ha incorporado a catálogo y que sirven al lector para seguir la pista del columnista al que el periódico comienza a quedarle estrecho un domingo sí y el otro también. Sus personajes boxean, se dejan partir la ceja o acunan al bebé de una stripper en el asiento de un Jaguar que no saben conducir. Los cretinos y las prostitutas salen hasta debajo de las piedras y la melancolía se corta con cocaína sobre billeteras tan lisas como el anillo de un obispo. Un pelotón de gente que, de tan rota, enternece.
Círculo de Tiza se ha destacado esta primavera con un libro magnífico, de prosa fibrosa y feroz. Se trata de Gente que se fue, un conjunto de relatos del escritor y periodista David Gistau que el sello capitaneado por Eva Serrano ha incorporado a catálogo y que sirven al lector para seguir la pista del columnista al que el periódico comienza a quedarle estrecho un domingo sí y el otro también. Sus personajes boxean, se dejan partir la ceja o acunan al bebé de una stripper en el asiento de un Jaguar que no saben conducir. Los cretinos y las prostitutas salen hasta debajo de las piedras y la melancolía se corta con cocaína sobre billeteras tan lisas como el anillo de un obispo. Un pelotón de gente que, de tan rota, enternece.
Autor: Karina Sainz Borgo
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