Estudiar la evolución de la literatura colombiana requiere acercarse a ciertas influencias europeas que hoy todavía perduran en muchas ocasiones.
Las formas estilísticas de Colombia a mediados del siglo XIX procedían de Europa, sobre todo de Francia e Inglaterra. La década de 1850 –durante el auge y la formación de ciertos partidos políticos– dio surgimiento a nuevas formas de literatura política, además el Romanticismo francés influyó en los habitantes colombianos.
Después de la Independencia colombiana, los escritores españoles fueron perdiendo su puesto en los gustos de los habitantes colombianos, sólo pocos pudieron traspasar la barrera como Zorrilla o Espronceda.
Los conservadores y liberales de esa época eran grandes amantes de poetas y novelistas franceses de ese entonces. Predominaban los nombres de Víctor Hugo con Los Miserables y Nuestra Señora de París , Lamartine (discursos contra ateísmo) o Eugenio Sué (El Judío Errante y Los Misterios de París).
En su mayoría, los temas de novelas y de poesía eran de fatalidad, muerte y sentimientos amorosos. Además, se adoptaron temas de mitología, leyendas, tradiciones regionales, relatos bélicos donde prevalecían los oprimidos, pobres, rebeldes, miserables, huérfanos, prostitutas y el adulterio.
Con el advenimiento de políticas liberales y sobre todo el decreto de la libertad de prensa y pensamiento, nacieron nuevas formas de expresión como periódicos, revistas, tertulia. A partir de 1840 empezaron a entregarse las novelas por entregas o en forma de folletín.
Las primeras novelas difundidas de esta forma fueron de autores franceses como Alejandro Dumas. Gracias a esta modalidad no solo se difundieron las obras más importantes de Europa, sino que los escritores románticos nacionales dieron a conocer sus obras antes de ser publicadas como libro. Una de las primeras novelas colombianas por entregas fue: «María Dolores o la historia de mi casamiento» de José Joaquín Ortiz, publicada el periódico bogotano El Cóndor, en cinco entregas entre el 11 de marzo y el 18 de abril de 1841.
Un autor relevante de la literatura romántica de la segunda mitad del siglo XIX fue Jorge Isaacs con su novela María, que en 1867 salió a la venta, llevándola no solo a las familias colombianas sino de Latinoamérica.
Durante los últimos años del siglo XIX y empezando el XX, surgieron autores de línea realista como Manuel Marroquín y Tomás Carrasquilla pioneros en describir los ambientes y caracterizar figuras humanas. Dentro de sus obras reconocidas están; El Moro (1897) y la Marquesa de Yolombó (1928). La novela modernista fue vivida gracias a un autor muy reconocido: José Asunción Silva, gran poeta de época y quien decidió suicidarse en 1896, provocando una gran conmoción entre los habitantes recatados de Bogotá. José Asunción Silva (1865 – 1896) produjo la obra poética más importante de la historia colombiana, sus obras comprenden 150 poemas organizados en cuatro libros: El libro de versos, Intimidades, Poesías varias y Gotas amargas.
Otro gran autor colombiano fue José Eustasio Rivera (1888 – 1928) quien escribió La Vorágine y rápidamente fue la obra más leída en Hispanoamérica y en un clásico de la llamada literatura de la tierra. Esta narración trata de un viaje de un intelectual que huye con su novia hacia los llanos y la selva. Rivera da cuenta del progresivo descubrimiento de un mundo de explotación y miseria, sin presencia del Estado, en el que el poder de los empresarios del caucho es absoluto.
Pasando por diferentes épocas de importantes literatos, es así como en 1925 se edita una revista llamada Los Nuevos, en donde un grupo de Jóvenes inquietos por la literatura lograron hacer propuestas modernas, entre estos autores: León de Greiff, Los Hermanos Lleras Camargo, Rafael Maya, Jorge Zalamea y Luis Vidales.
En la década de 1960, aparece un proceso de modernización en Colombia, liderado por autores como Eduardo Caballero Calderón, Fernando Soto Aparicio, Manuel Mejía Vallejo y el reconocido premio Nobel de literatura en 1982 Gabriel García Márquez, con sus grandes obras: Cien años de soledad (1967), El otoño del patriarca (1981) o El amor en los tiempos del cólera (1985).
La temática predominante durante esta época en Colombia fue la violencia que vivía el país, por eso el autor Gustavo Álvarez Gardeázabal con su obra “Cóndores no entierra todos los días” exploró los conflictos sociales que vivía el país en ese entonces.
A continuación una gran lista de autores permite la diversificación de obras literarias en Colombia. He aquí ejemplo de ellos: Que viva la música (1975) de Andrés Caicedo, La otra raya del tigre (1976) de Pedro Gómez Valderrama, La trilogía Fémina suite (1977) de Rafael Humberto Moreno Durán.
Hoy por hoy nuevas generaciones de autores han puesto al descubierto los problemas sociales que vive el país: secuestros, desplazamientos, conflictos armados, que permiten al público acercarse a las problemáticas y desarrollar en ellos una postura reflexiva de estos temas. Grande es la riqueza temática, estilística y compositiva de los autores a lo largo del tiempo permitiendo siempre a los lectores un acercamiento a la imaginación y a la realidad.
Autor: Yeny Lorena Grisales López
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