Narradores con verso

0

¿Por qué algunas de las más destacadas propuestas narrativas recientes están escritas por autores que son también poetas?

Ordesa de Manuel Vilas, Canto jo i la muntanya balla de Irene Solà, Un amor de Alejandro Palomas, Permagel de Eva Baltasar, Taxi de Carlos Zanón, Ciutat de mal de Jaume C. Pons Alorda… un buen número de destacadas novedades de narrativa presentan un rasgo en común: han sido escritas por poetas, lo que denota la existencia de fluidos vasos comunicantes entre géneros, de la poesía a la novela pero también al ensayo. Siguen reflexiones al respecto de algunos de esos autores, a caballo entre lo poético y lo prosaico.

Luis García Montero

¡Salvemos las palabras!

El actual director del Instituto Cervantes es, antes que nada, un poeta. Pero también es autor de una obra en prosa que incluye novelas y el recién publicado Las palabras rotas (Alfaguara), un ensayo literario e ideológico sobre el valor de las palabras y el compromiso cívico. Se trata de un híbrido, pues incluye varios poemas, primero suyos y luego de algunos de sus “santos laicos”, aquellos autores a los que admira. “La poesía me llevó a la narrativa –confiesa– pues, movido por mi admiración hacia el poeta Ángel González, intenté escribir un ensayo sobre él, pero me di cuenta de que se perdía lo que más me emocionaba de la historia, que era la emoción de un señor de 80 años que vivía en presente lo que le había ocurrido cuando era un niño, así que cambié a novela y me salió Mañana no será lo que Dios quiera (2009). Ahora, en Las palabras rotas, reflexiono sobre cómo la era digital supone un diálogo entre la intimidad y lo público, frontera que ha sido siempre el ámbito de la poesía. Hoy, cuando uno tiene un desengaño sentimental, lo cuelga en Facebook o Twiter. Ese diálogo privado-público desemboca muchas veces en la irracionalidad, el insulto, se dicen las cosas sin pensarlas, se convierte la propia identidad en una imposición… Para intentar resolver eso, la poesía ofrece meditación, es un género acostumbrado a gestionar eso pero indagando en lo mejor de la verdad humana”.

Sostiene que “la poesía es, asimismo, un buen sitio para buscar palabras de la calle. Antonio Machado, al principio de Juan de Mairena, enseña cómo le proponen al alumno que escriba en la pizarra, en lenguaje poético, ‘los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa’ y el niño pone ‘lo que pasa en la calle’, ante la satisfacción del maestro. La tradición machadiana entiende la lengua no como la invención de un artefacto extraño dedicado a poetas sino como un patrimonio común que debe tratarse rigurosamente. La poesía trata de manera decente a las palabras”.

Jaume C. Pons Alorda

“En la prosa, juego y río más”

“Pasar de la prosa a la poesía me resulta un acto natural –cuenta Jaume C. Pons Alorda, que ganó el mes pasado el Ciutat de Tarragona con su novela Ciutat de mal, que se publicará en Angle en septiembre–. La palabra es investigación, expansión y también liquidación de géneros y etiquetas. El siglo XXI será la tumba de los géneros estancados. Como Ana Blandiana, escribo prosa para agrandar el reino de la poesía. Para mí todo es poesía, pero a veces necesito escribir con los parámetros de historia, tramas, subtramas y personajes. Sin la condensación extrema del poema. Hay vinculación total entre los dos géneros: temas y personajes van de un lado al otro. Personajes del poemario Cala foc als ossos aparecen en Ciutat de mal. También reconozco que la poesía me cuesta cada vez más y me sale grave, trágica y llena de solemnidad. En mi prosa, siempre poética, juego más y río más y me lo paso mejor. Siento que trabajaré las posibilidades de la prosa durante un tiempo, tengo ganas de intentar, jugar y seguir creando universos portentosos a larga distancia”.

Carlos Zanón

La música lo es todo

El Zanón poeta y el Zanón narrador son “el mismo escritor con los mismos enseres de cocinar”, asegura él mismo. “La narración la define la trama, pero la clave está en la musicalidad. La literatura es música siempre (ritmo, tono, pulsiones, arreglos). Un texto te parece bien escrito porque te suena bien. Las palabras, el tono, lo que esconden las frases están bien elegidas. En la narración, has de evitar no emborracharte del sonido pero no has de alejarte nunca de la poesía y ésta no hacerlo de la música”. El autor de novelas como Taxi o Problemas de identidad –el retorno de Pepe Carvalho– o del poemario Banco de sangre (2017) admite que su poesía influye en las novelas “en el uso de imágenes, el ritmo interno, en suplir las descripciones por un ambiente creado con palabras. Que no sea tan importante si lo entiendes sino si lo sientes. Hay un capítulo de Carvalho en que una receta de caza se mezcla con una relación sexual en un estado onírico. Es una mezcla de narración,
experiencia y poesía como levantar el telón, ver y volver a tapar. La primera frase de No llames a casa: ‘La gente que olvida mal suele hacerse daño’. La elección del verbo ‘olvidar’ y no ‘recordar’ no se me hubiera ocurrido sin llevar cien años leyendo y escribiendo versos”.

Irene Solà

Cada proyecto pide su forma

La ganadora del último premio Llibres Anagrama, Irene Solà, con la novela Canto jo i la muntanya balla, dice que procura que “orgánicamente el proyecto tome la forma que más le conviene –novela, poema…– y así tiene más sentido para trabajar, pensar, investigar y construir lo que sea que esté haciendo”. La autora del poemario Bèstia (2012) matiza que “aun así, procuro no entender la poesía y la narrativa (y seguramente aquí podríamos añadir otros, como el arte contemporáneo) como mundos separados, al revés, dejo que se retroalimenten y juego activamente a hacerlos interactuar”.

Manuel Vilas

“Grandes poetas hay muy pocos… y lo cambian todo”

Manuel Vilas, cuya Ordesa es uno de los mayores fenómenos literarios recientes de la literatura española, acaba de publicar su Poesía completa (1980-2018) en Visor. Para él, “los poetas viven en la miseria. La poesía es el antisistema por excelencia. Me hacen gracia los antisistema de la política. La poesía es el antisistema mayor del mundo. A los prosistas les va mejor. Es la vida social la que construye las jerarquías. La poesía casi no existe como género literario, es de una marginalidad casi dolorosa. Grandes poetas hay muy pocos, cuando aparece uno todo cambia, se crea una convulsión en el idioma, como pasó con Whitman en EE.UU., con Neruda en Latinoamérica o Lorca en España”. Opina que “los narradores que han escrito poesía son capaces de usar el lenguaje como un cuchillo de carnicero, muy afilado y contundente. Por ejemplo, las frases cortas de Ordesa, llenas de sencillez y lenguaje coloquial, están basadas en la poesía, pero no se nota. Lo más importante es que no se note. La poesía siempre tiene que pasar desapercibida. Tiene que ser un fantasma, pero un fantasma enamorado”.

Xavier Mas Craviotto

“Yo, como autor, me limito a obedecer a las ideas”

El ganador del último premio Documenta con La mort lenta (L’Altra) no cree que “entre narrativa y poesía haya una frontera, sino que es una especie de continuum difuminado, una gradación, un paso progresivo e imperceptible de una a otra. La compartimentación de géneros tiene una función puramente instrumental, designativa, pero en la práctica hay textos que no saben o no quieren meterse en ninguna de las categorías establecidas. La naturaleza de los textos es compleja y versátil”. El autor del poemario Renills de cavall negre (Viena) dice que “cada idea me pide una determinada forma, un determinado tono. Y tú, como autor, obedeces. Como si con cada idea o con cada germen de texto hubiera una voz que me pidiera un modo concreto de vehicularlo, una forma, un tono, y si no obedeces te das cuenta de que chirría alguna cosa, como si la idea no se sintiera cómoda dentro de aquel cuerpo”.

Eva Baltasar

“Los dos géneros confluyen”

La autora de la celebrada novela Permagel (Club Editor) y del poemario Laia (2008, premio Miquel de Palol) cuenta que “en mi caso la poesía ha evolucionado hacia la narrativa de una manera natural, sin darme casi cuenta de ello. No vivo la separación de los dos géneros, sino su confluencia en un formato, la narrativa, que me permite expresarme de modo poético de un modo cómodo y desafiante a la vez que me llena”.

Alejandro Palomas

“El poeta es náufrago; y el prosista, cortesano”

El ganador del premio Nadal 2018 con Un amor, y uno de los narradores más notables de estos tiempos, ha publicado Quiero (Fundación José Manuel Lara), recopilación de su poesía donde “la madurez la da la voz, el interlineado y sobre todo el ritmo. Pasaron años llenos de cambios, de mayorías de edad, de aceptaciones no siempre fáciles. Es un poemario que encierra toda mi sabiduría vital, todo lo que merece la pena compartir porque sabes que ya no ha de volver”. “Establezco querencias, más que jerarquía entre poeta y prosista –prosigue–. El poeta es el Alejandro náufrago que flota en la página sobre su trozo de madera sin nada que perder y eso lo convierte en una voz libre y letal como una medusa. Me gusta ese poder, esa forma de flotar contra todo. El prosista, en cambio, es más cortesano: juega a gustar, a despistar, al ruido… pero juega porque sabe que el otro, el náufrago, nunca deja de estar. Son la cara A y B de mi propia voz. El uno sin el otro no tendría horizonte”.

De hecho, “escribo ficción porque la compongo. Yo no sé escribir: compongo piezas que resuenan dentro de otro, que se oyen ahí dentro”. Por ejemplo, “hay una frase en Un secreto que resume toda mi poética y que es a la vez la muestra más clara de lo que es la música de la que hablo. Dice así: ‘Los niños hablan. Sobre todo cuando no hablan’. Ahí está mi voz poética grabada a fuego en mi ficción. Esa es mi respiración narrativa”. Hay tres poetas, en particular, que han influido su obra en prosa: “Philip Larkin, Gloria Fuertes y una autora que, aunque quizá no sea considerada poeta por la mayoría, marca mi concepto de la escritura y mi manejo de la página como un mapa en el que cabe casi todo. Me refiero a Maria Elena Walsh”.

Sebastià Alzamora

“Como Gil de Biedma, escribo poesía ‘por si acaso’”

“No tengo ninguna respuesta concluyente”, admite Sebastià Alzamora, autor de poemarios como La part visible o de novelas como Crim de sang. “¿Por qué paso de la poesía a la narrativa? La respuesta más plausible me sigue pareciendo la que dio Gil de Biedma cuando le preguntaron por qué escribía poesía: ‘ Por si acaso’, dijo. Por otra parte, en términos muy generales y matizables hasta el infinito, la poesía ofrece profundidad, mientras que la novela, o el relato, ofrecen extensión. O también (con las mismas cautelas) que la poesía tiende a la abstracción, mientras que la narrativa pide particularizar, acotar, concretar. O bien que el lenguaje poético se caracteriza por la ausencia de cliché (como señaló Brodsky), mientras que el narrativo usa convenciones preestablecidas o produce las suyas propias. En cualquier caso, las dos, poesía y narrativa, responden de modo distinto a una misma necesidad humana, que para mí no es tanto la necesidad de saber como la de comprender. Comprender algo, lo que sea, de la vida”.

Autores: Xavi Ayén y Magí Camps

Leer más en: https://www.lavanguardia.com/cultura/20190623/463053127721/narrativa-poesia-generos-literarios.html

Leave A Reply