Tiene raíces ecuatorianas y japonesas. Nació en Perú. Desde 1989 residen en Sevilla, España. “Es una mezcla, como creo que es el mundo en este momento…”, dice sobre sus raíces Fernando Iwasaki, quien se destaca como escritor, historiador, ensayista y docente.
“El mundo en el que vivimos no es inmutable. El que yo tenga tantas raíces creo que es lo normal en la época en la que estamos viviendo…”, agrega.
Iwasaki es autor de El cóndor de Père-Lachaise. La obra es el quinto número de la colección narrativa Mademoiselle Satán, de la editorial El Conejo, y que fue presentado en el marco de la V edición Feria Libre Libro Encuentro de Editoriales Independientes, organizada por la Universidad de las Artes en Guayaquil.
En la colección, además del peruano, están Alberto Chimal (La ciudad imaginada. Metro mix); Jorge Luis Cáceres, (Las moscas y otros cuentos); Sandra Araya (El espía, la carnada, el precio); mientras que el próximo título será El cuerpo INC, de Rafael Courtoisie.
“Es una colección en la que la editorial El Conejo, lo que pretende es reunirnos a autores, mexicanos, peruanos, colombianos, que participemos de su catálogo con propuestas de textos de nuestras obras”, explica Iwasaki.
Sobre el libro de su autoría indica que eligió una serie de cuentos que consideraba que pueden representarle. “Pero lo que para mí es más especial es el título que le pongo a la antología y el texto que he escrito de presentación, porque El cóndor de Père-Lachaise hace una alusión a un cóndor que está en el cementerio Père-Lachaise, en París, que es la tumba de un niño ecuatoriano que falleció en el siglo XIX”, comenta el escritor de 58 años.
Según el autor de Una declaración de humor, la familia del pequeño “debía ser una familia con dinero, porque tener un mausoleo en el cementerio más importante de París era algo que no estaba al alcance de cualquier familia”.
“Vi la fecha, ese niño muere con 16 años. Morir con 16 años en el siglo XIX no sería lo mismo que morir hoy con la misma edad (…)”, señala.
Cuenta que caminaba por el cementerio y reconoció el escudo de Ecuador. Tenía en su mente la imagen del símbolo patrio ecuatoriano, porque su abuela (guayaquileña) le regaló un monedero (que aún conserva) con el escudo de nuestro país. “Reconocí el escudo rápidamente y ahí fue que me puse a leer y vi que era un niño de apellido Ycaza…”, relata
De acuerdo con Iwasaki, el nombre del pequeño es Juan Martín de Ycaza, nació en 1874 y murió en 1890.
“Ahora en el 2019 esa tumba está completamente abandonada en París, es una tumba que por supuesto nadie la va a demoler, porque se habrá pagado, para que sea perpetua, pero ya no hay flores, ya nadie la recuerda. Está totalmente abandonada como hay muchas tumbas en los cementerios europeos…”, añade.
«Me gustaría saber si Juan Martín de Ycaza habría muerto víctima de algunas de las epidemias de la época, carcomido por una feroz enfermedad de nacimiento, como consecuencia de algún accidente fatal o quizá en el campo de batalla…”, enfatiza.
Iwasaki tiene previsto permanecer en el Puerto Principal hasta hoy, para posteriormente trasladarse a Lima a la Feria Internacional del Libro.
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