El Museo Wurth riojano presenta una nueva muestra a partir de su colección
El Museo Würth de Agoncillo, en La Rioja, abrió sus puertas hace doce años con el fin de potenciar la difusión (a través de exposiciones y actividades) y la investigación en torno a la colección Würth, centrada en la creación de los siglos XX y XXI. Propone muestras temporales y rotatorias a partir de sus fondos, pero también podemos contemplar en sus instalaciones proyectos site specific como The three of us del escultor galés Richard Deacon y Libro de Calibres de Miquel Navarro (ambas en sus jardines) o Proyecto Würth de Darío Urzay, en el interior del centro.
La última exhibición que profundiza en la colección de este espacio puede visitarse hasta el próximo septiembre y lleva por nombre, precisamente, “Doble sentido e ironía en la colección Würth España”, reivindicando que la mordacidad se ha convertido, en la contemporaneidad, en una ágil herramienta para la comunicación de ideas, la crítica social y también la presión.
Aunque varios autores de fines del siglo XIX y comienzos del XX la manejaron con elegancia en sus obras de temática social o política, fue quizá el movimiento dadaísta el que con mayor decisión situó la ironía sobre la palestra, no solo atendiendo al contenido de sus obras sino a sus mismas técnicas y contextos (la Fuente duchampiana no se compone tanto de un urinario como de puro humor y provocación), y desde entonces este ha sido una herramienta fundamental para no pocos artistas a la hora de expresarse y transmitir. Otra cosa es la habilidad de uso.
En la nueva muestra del centro riojano encontraremos trabajos abiertamente naifs o próximos a la crítica aguda, evocadores de drama o de carcajadas, pero en todos los casos tienen en común la utilización del doble sentido a la hora de analizar la realidad.
Kit Rank, James Rielly y Elisabeth Sabala, entre otros, han optado por acercarse a lo cotidiano a la hora de describir actividades y espacios que dicen mucho de nosotros pero que nunca quisiéramos considerar definitorios; Jorge Perianes ha construido un personaje semejante a un edificio vacío y en ruinas, Richard Deacon incorpora la ironía en los propios títulos de sus trabajos (Slippery when wet o Cuidado, resbala) y Mercedes González de Garay recurre a la vieja herramienta de entronizar a los no virtuosos en The Royal of the real.
Curro González, por su parte, caricaturiza los estereotipos propios de la sociedad estadounidense en Perdido en Main Street USA; Ana Soler, Naia del Castillo, Félix Reyes y Ricard Salvatella olvidan lo lúdico para centrarse en la crítica en Alta costura, baja costura; Las dos hermanas, Laberinto y Etiqueta para paraíso, respectivamente, y Tony Oursler, siguiendo el camino contrario, presenta en Trip Time hilarantes personajes que se ríen (puede que de sí mismos, puede que de nosotros) y citan conceptos descontextualizados que cualquiera puede resignificar.
El montaje de estas piezas en el Museo Würth subraya que desde todos los lenguajes plásticos se han propuesto narrativas nuevas en clave de humor sobre la realidad diaria o sus claves políticas y sociales.
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