Artes plásticas Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, el gran pintor de la época colonial neogranadina

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Si hay un pintor de la época colonial que deba destacarse en la historia de la Nueva Granada es Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. Nacido en Santafé de Bogotá el 9 de mayo de 1638 y fallecido en la misma ciudad en 1711, de Arce y Ceballos es considerado por muchos expertos en arte como el más importante de los pintores coloniales neogranadinos.

La mayoría de sus cuadros se encuentran hoy en el Museo de Arte Colonial, en las iglesias del centro de Bogotá y en las de varios pueblos de la sabana. 

Como preámbulo es importante destacar que Gregorio Vásquez nunca salió de Nueva Granada, y se estima que, el ser Ignorado y pobre, los obstáculos estimularon sus ansias de estudio y perfeccionamiento hasta producir obras magníficas, muchas de las cuales aún se conservan.

Se formó en el taller del pintor Baltasar Figueroa, al que rápidamente superó en técnica y calidad. Su obra pictórica se inspiró en modelos de los grabados que reproducían las obras pictóricas barrocas de las cortes católicas europeas. Dichos grabados eran utilizados por la Corte española para difundir las obras de sus mejores artistas por todo el Imperio. En 1657 apareció su primera obra, La huida de Egipto.

El juicio final de Gregorio Vásquez de Arce / Foto: Revista Credencial
El juicio final de Gregorio Vásquez de Arce / Foto: Revista Credencial

Vásquez desarrolló una pintura realizada generalmente de un solo trazo, con delicadas capas de color, en la que destacaron los contrastes de luz y sombra a la manera de los maestros italianos y españoles barrocos, y en la que se ajustaba al gusto de su clientela que, en gran parte, estaba formada por las comunidades religiosas de Santafé, pero que también incluyó a religiosos de otros lugares de Colombia. Debido a la naturaleza de sus clientes, los temas de la obra de Vásquez fueron únicamente religiosos. No obstante, aprovechó las grandes composiciones de tema religioso para desarrollar una serie de delicados paisajes, siempre siguiendo los modelos del viejo continente. Vásquez realizó también algunos retratos tanto de prelados de la Iglesia, como de personalidades de su época. De todos, los temas predilectos de este artista fueron los marianos, la Inmaculada Concepción, la coronación de la Virgen y la Virgen con el Niño. En sus composiciones fue frecuente la presencia de las jerarquías angélicas, así como la aparición de santos.

Representó a los santos americanos: San Luis Beltrán (patrono del Nuevo Reino de Granada); Santa Rosa de Lima (primera santa de América); María Magdalena arrepentida y las primeras mártires del cristianismo, tales como Santa Bárbara, Santa Lucía y Santa Catalina de Siena (temas típicamente barrocos). Lo mismo hizo con los santos de las comunidades franciscana, dominica, agustina y carmelita. Entre sus mejores cuadros se mencionan El purgatorio (1670), Santo Domingo(1680), La Inmaculada Concepción (1691), San Francisco de Asís recibiendo los estigmas (1693), Visión de San Ignacio de LoyolaSan Juan EvangelistaEl juicio final (1673), La predicación de San Francisco Javier (1698), San Victorino (1704), La Concepción (1710).

La obra de Vásquez es muy abundante; se han contabilizado más de 500 cuadros, gran parte de los cuales se conserva en Colombia, sobre todo en el Museo Colonial, en la capilla del Sagrario de Bogotá y en la iglesia de San Ignacio de Bogotá, y también en el extranjero, ya que era frecuente que muchos viajeros de la época adquiriesen obras suyas que luego llevaban a sus países de origen. No dejó discípulos, pero sí algunos seguidores que no alcanzaron nunca la talla del maestro, de forma, que a la muerte de éste en 1711, sobrevino una época de decadencia en la pintura colombiana.

Autor: Juan Antonio Castro Jiménez

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