enemos la idea preconcebida de que cuando compramos un libro digital adquirimos los mismos derechos sobre él que cuando compramos un libro en papel y tiene sentido, pero la realidad es que no es así.
Un libro en papel pasa a ser de nuestra propiedad, no la propiedad intelectual, claro está, pero sí del libro físico. En cambio, cuando compramos un libro digital lo que conseguimos realmente es el uso temporal y condicionado del contenido del libro, no un archivo virtual similar al papel. Y eso, ¿qué significa?
Préstamo del libro digital
Los libros en papel han pasado de unas manos a otras, de generación en generación, con total naturalidad y sin que nadie se cuestionara este derecho, más allá de los que, escaldados de prestar libros y no volver a verlos, deciden no volver a dejar sus libros en papel.
¿Podemos hacer lo mismo con el libro digital? Parece lógico pensar que sí, pero la realidad es que no.
El préstamo del libro digital es posible o no según el criterio de la plataforma dónde lo compremos. Por ejemplo, Amazon permite prestar el libro digital con muchas restricciones: una vez, durante catorce días, y en esos catorce días el dueño pierde el acceso al libro como si lo prestara en papel. Otras plataformas directamente no lo permiten.
Aunque se permita el préstamo digital, el autor, igual que en el de papel, no recibe derechos de autor por los libros prestados.
¿Y en las bibliotecas digitales?
Las bibliotecas funcionan de forma diferente, bajo el modelo «una copia, un usuario»: cuando prestan un libro digital, no pueden volver a prestarlo a otro usuario hasta que el primero lo devuelve. ¿Por qué? Porque, en este caso, sucede lo mismo con el libro en papel: la biblioteca tiene una copia o varias, no copias infinitas y mientras un lector usa la copia, nadie más tiene acceso a ella. Igual que sucede en papel, los libros no están disponibles hasta que los usuarios que los han obtenido prestados los devuelven.
La diferencia en este caso es que la licencia que adquiere la biblioteca le permite prestarlo tantas veces como se le solicite siempre que se cumpla el modelo descrito.
¿Heredaran nuestros descendientes nuestra biblioteca digital?
Podemos pensar que, cuando compramos un libro digital es nuestro para siempre como sucede con el libro en papel, pero no es así. Microsoft ha cerrado recientemente su biblioteca digital y, si bien ha devuelto el dinero a los propietarios de sus libros, estos han perdido su copia, porque lo que compramos es una licencia de uso, por tiempo indefinido, no la propiedad del archivo.
A falta de una ley que regule esta situación, la respuesta actual es que depende del criterio de la plataforma y que la respuesta general, hoy en día, es no.
Autor: Ana Lena Rivera Muñiz
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