Son los prescriptores más eficaces para los jóvenes lectores y rostros cada vez más cotizados por las editoriales
Una habitación llena de libros, con estanterías de Ikea (modelo Billy) y algunos muñecos entre los estantes. Desde ese espacio íntimo, en el que ha pasado tantas horas leyendo, graba un vídeo contando precisamente eso: lo que ha leído, lo que piensa de 1984, de Harry Potter, de Ready Player One… Y la habitación se convierte en un escaparate público.
No va de videojuegos ni de moda: va de literatura y se llama Booktube, la comunidad de youtubers especializados en libros, con miles de seguidores adolescentes y jóvenes. Casi como un club de lectura virtual -la interacción con los usuarios es importantísima-, en el que el/la booktuber se convierte en el prescriptor literario. Huyen del concepto crítico. Simplemente recomiendan lo que les ha gustado, como si le hablaran a un amigo. Y las editoriales les han fichado para sus campañas promocionales.
En los últimos años, el fenómeno de los booktubers se ha consolidado. Y el público al que se dirigen -que era de 12 a 24 años- va creciendo, como ellos. Y ellas. Porque en este mundo predominan las mujeres: el 78,8% de chicas de 14 a 24 años lee de forma habitual, mientras que con los chicos el porcentaje cae más de 10 puntos (el 65%), según el último Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España. Un barómetro que, a pesar de la noticia positiva de que los lectores crecían hasta el 67,2% de la población, dejó un dato alarmante: un 38,2% de españoles no lee nunca.
Algo que pueden cambiar las nuevas generaciones: son el segmento de población que más lee y cada año las cifras van en aumento. Los jóvenes de 14 a 24 años se acercan a la literatura a través de nuevos canales, de Booktube a Bookstagram (cuentas de Instagram en las que se suben fotografías de libros).
«El sector editorial ha dado un giro en los últimos años y las editoriales han tenido que enfrentarse a cambios de producción, consumo y formato. Las nuevas tecnologías y las redes sociales han abierto un mundo de formatos. El boom de los booktubers se dio sobre todo con la literatura infantil y juvenil, pero ha ido evolucionando y creciendo. La prescripción mediante lo audiovisual ha sido un éxito y las editoriales lo han aprovechado», considera Nicole Etchevers, doctora en Comunicación Audiovisual, experta en nuevas tecnologías y profesora del Máster de Edición Digital de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), donde se analiza el fenómeno de los booktubers.
La manera de comunicar explica su éxito: «Son jóvenes que hablan a sus pares, en su mismo lenguaje, con unos referentes y códigos compartidos, de una forma desenfadada y con mucha naturalidad. En sus vídeos demuestran una exacerbación de la creatividad a través de la edición, posproducción, música, palabras sobreimpresas o emoticonos… Cuidan mucho la escenografía: los muñequitos y el merchandising que hay detrás también comunican. Y el público se siente identificado con ellos», explica Etchevers.
«Cuando hacemos una campaña de lanzamiento de un nuevo título siempre pensamos en cómo difundirla a través de las redes. Booktube es una nueva manera de comunicar y ya se ha integrado en la estrategia comercial de las editoriales enfocadas a infantil y juvenil», afirma Núria Martínez, jefa de Comunicación y Márketing de Minotauro.
Más allá de la reseña audiovisual o el unboxing (es un género en sí: los booktubers abren las cajas-regalo de las editoriales, con un packaging llamativo o edición especial, y comentan algo del libro), en la pasada Feria del Libro de Madrid, Minotauro fichó a varios booktubers para hacer un quest (una búsqueda-gincana) en el parque del Retiro y promocionar la trilogía Sombras de Magia de Victoria E. Schwab, un hit de la ciencia ficción juvenil norteamericana. «Ha ayudado mucho a visibilizar la trilogía», apunta Martínez. Aunque no hay cifras oficiales del crecimiento de ventas por la acción de los booktubers, un análisis de Amazon estima que tras la promoción en Booktube el libro se dispara un 20%.
¿Y cómo son los booktubers? Casi todos, jóvenes letraheridos. «Desde pequeña me encanta leer, pero en el colegio no había compañeros con los que pudiera compartir esa pasión. Descubrí Booktube de casualidad. Pensaba que en Youtube todo eran videojuegos, moda, deportes y maquillaje… Era 2014 y tras pasarme un día viendo vídeos creé mi canal. Ojalá hubiera existido cuando yo tenía 12 años: psicológicamente me habría ayudado mucho, me habría sentido menos sola», confiesa Andrea Izquierdo, que a sus 24 años ya ha publicado cinco libros.
En las redes es Andreo Rowling, una de las booktubers más populares con más de 150.000 seguidores. «No he estudiado nada vinculado con la crítica literaria profesional. Me considero recomendadora», apunta (estudió Derecho y Dirección y Administración de Empresas mientras su canal no paraba de crecer). Evidentemente, Andreo Rowling es fan de Harry Potter. Incluso reescribió el final de la saga porque no le gustaba el de J. K. Rowling. «El mío es más dramático», confiesa.
Aunque sus canales tratan de fomentar la lectura, a veces se acusa a los booktubers de estar al servicio de las editoriales, como los influencers cuando promocionan una marca. «A la hora de colaborar con editoriales, tengo muy claro que mi canal no es un escaparate gratuito sin ningún tipo de criterio. Si participo en una campaña pagada pongo el hashtag #ad [de advertising, publicidad]», asegura Andrea Izquierdo.
Muchos booktubers han dado el salto a la escritura, como Josu Diamond (con 193.000 seguidores, ha expandido su canal a otras temáticas: viajes, series…) o Vanessa R. Migliore (alias Iris de Asomo), ganadora del Premio de Novela Oz con El despertar de las brujas. Licenciada en Comunicación Audiovisual en su Caracas natal, Vanessa R. Migliore vino a Madrid para estudiar Márketing. Trabajó en una agencia de comunicación y se enfrentó «a un ambiente laboral muy negativo» que le hizo caer en una depresión. «Tenía un blog de escritura, pero quería hacer algo más, compartir mi gusto por la lectura con otras personas y decidí que sería buena idea mezclar lo literario con lo audiovisual, dos elementos que se complementan a la perfección», cuenta.
Desde entonces, su canal se ha consolidado con un público eminentemente femenino (en torno al 80%). «He creado un espacio común para mujeres que disfrutan de la lectura. Casi todas las booktubers que conozco y sigo son chicas», asegura. El perfil de su audiencia ha ido evolucionando con ella: ya no son adolescentes sino mujeres de entre 25 y 40 años. «No tengo 24 años, esa fue la edad con la que comencé el canal y creo que lo que he hecho es evolucionar. He madurado con los libros y eso ha significado un cambio importante dentro de mi contenido», considera Migliore, que también destaca como bookstagrammer.
Es la nueva plataforma de moda en Instagram: los libros protagonizan naturalezas muertas o las fotos de viajes idílicos. «Puedo adaptar el contenido literario a la fotografía», apunta. Leer también es estética.
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