Una de las cosas que más bloquea a un escritor es dar con un buen inicio para su historia.
Muchas veces se te ocurre una idea, unos personajes y una trama, y estás deseando escribirla, pero no sabes por dónde empezar. La presión de componer un buen arranque es enorme. Y es lógico que sea así, esas primeras frases de tu libro serán las que enganchen al lector y le hagan comprar tu libro, o las que le impulsarán a dejarlo de nuevo en la estantería y comprar otro.
Para ayudarte a superar ese bloqueo, he reunido unos cuantos consejos que te serán útiles en esta fase de la escritura:
1. Empieza con un terremoto y sigue subiendo a partir de ahí.
La frase no es mía, sino de Samuel Goldwyn, que siempre quería que las películas de su estudio empezarán así, con un gran acontecimiento, y siguieran creciendo a continuación, pero es una buena frase para tener en cuenta.
Si comienzas tu historia de una manera anodina, no despertarás el interés el lector. Si tu protagonista es un ser gris, con una vida anodina, y es eso lo que quieres contar, no tienes por qué hacer aburrido tu relato.
Un ejemplo lo vemos en el Diario de una dama de provincias de E. M. Delafield que cuenta exactamente eso, la vida de una señora de un pueblo de la campiña inglesa en los años 30. El libro comienza así:
7 de noviembre. Planto los bulbos de interior. Cuando llevo cerca de la mitad, aparece Lady Boxe. Digo que soy encantada de verla, aunque no es verdad, y le pido que se siente mientras acabo. Lady B. Hace un decidido intento de sentarse en una butaca en la que he dejado dos cuencos con bulbos y la bolsa de carbón vegetal, pero lo ataja justo a tiempo y se instala en el sofá.
¿No sabía que es muy tarde para los bulbos de interior?, me pregunta. La época ideal es septiembre, o incluso octubre. ¿No sabía que la única empresa fiable para los jacintos es la de no sé quién en Haarlem? El nombre, en holandés, se me escapa, y contesto que ya lo sabía, pero que considero mi deber comprar productos del Imperio. En ese momento tengo la sensación, y la sigo teniendo, de que es una respuesta excelente. Por desgracia, al cabo de un rato Vicky entra en el salón y airea mi desliz con los yanquis: “Anda, mamá, ¿no son esos los bulbos que compramos en Woolwoths’”.
La vida de la dama de provincias en cuestión es muy anodina, nunca le va a pasar nada muy memorable, pero en estas pocas líneas, la autora ya nos ha dicho mucho de ella: su lucha por hacer bien su papel de esposa, madre y ama de casa ante la comunidad, cómo recurre a la hipocresía y a la mentira para librarse de los ataques de Lady Boxe, siempre dispuesta a sacar faltas de lo que hace, lo que le lleva a hacer a veces el ridículo. Su vida es anodina, pero el comienzo del libro nos dice que estamos ante la narración de una vida sencilla, pero no exenta de tensiones y problemas.
2. Olvídate de lo que te contaron en el colegio sobre el primer acto.
A todos nos contaron en el colegio que la mayoría de las historias se articulan en tres actos: presentación, nudo y desenlace. Mucha gente se quedó en esa definición simplista, y considera que la primera parte de su historia debe ser una presentación de los personajes, las localizaciones etc.
Es cierto que en la primera parte de una historia se presenta al protagonista, sus objetivos, los obstáculos a los que se va a enfrentar, el escenario donde se desarrolla la trama, etc. Pero no quiere decir que eso sea todo lo que debe aparecer en el primer acto. Toda esa presentación debe llegarle al lector a través de la trama, y no como una información separada. Y esta idea nos lleva al siguiente consejo:
3. La trama empieza en el primer párrafo.
La acción de tu historia empieza en el primer párrafo. Nada grita más “escritor novato”, o mejor dicho, “mal escritor novato”, que una historia que empieza con una descripción física del personaje principal. Sería algo así:
Fulanita era una mujer alta, delgada, rubia de ojos negros y tenía 35 años. Le gustaba vestir con ropa clásica y discreta, y usaba tonos suaves en su maquillaje.
¿Conoces muchas buenas novelas que empiecen de manera tan aburrida? Yo tampoco. Tus lectores no necesitan tener una imagen precisa de tu personaje para empezar a leer la historia, tendrás un montón de oportunidades de introducir las características físicas de tu personajes a lo largo de la narración, de una manera más sutil.
Además tienes que tener en cuenta el siguiente punto:
4. El lector olvida los detalles que lee antes de sentir interés por la historia.
Tenemos que proporcionar al lector la información que necesita para seguir la historia, pero siendo conscientes de que solo la retendrá cuando sienta interés y empatía por el protagonista, cuando le importe lo que le pasa.
Por eso, al principio, prescinde de todos los detalles no esenciales y resérvalos para más adelante. Eso hará que el lector los retenga mejor, y además hará más ágil la narración.
5. Los libros no se escriben de manera lineal.
He dejado para el final el consejo más importante: los libros no se escriben en el orden que se leen. Si no te sale el principio de tu historia de manera natural, empieza a escribir por el medio o por el final. No importa. Haz lo que necesites para escribir tu historia, lo importante es precisamente eso: escribirla.
Si quieres, toma unas notas de lo que debería aparecer en esa primera parte, y empieza por otro lado. Cuando tengas más avanzada la historia sobre el papel, verás con más claridad cómo debe empezar tu libro.
Autor: Yolanda González Mesa
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