La novela histórica es un subgénero narrativo circunscrito a hechos reales inalterados como ancla de su trama, pudiendo o no utilizar y combinar personajes verdaderos con elementos ficticios. Su origen se remonta hasta el siglo XIX, durante la época del Romanticismo europeo. De la mano de autores como Víctor Hugo, Fontane o James Fenimore Cooper, entre otros.
Sobre la novela histórica hispanoamericana, Ana García Herranz (2009) señala:
“…engloba casi dos siglos de novelas que se nutren de la historia para su configuración, pero que guardan pocas semejazas formales entre ellas; especialmente se distinguen por su singularidad el episodio nacional y la novela histórica posmoderna hispanoamericana, que deberían formar sendos subgéneros dentro del género de novela histórica».
Naturaleza
Al respecto, Kurt Spang (s/f) explica:
“La novela histórica, por su naturaleza híbrida, plantea un problema específico dado que se sale del ámbito de lo estrictamente literario, es decir, en cierto sentido participa del nivel primero, del de las comunicaciones verbales generales no literarias. Pero no es historiografía pura y tampoco es narrativa o novela pura: constituye un «hiato entre ficción e historia»”.
Se trata —parcialmente— de un tipo de comunicación verbal no ficticia con cierto nivel de abstracción. En ella, el marco de los sucesos contados es enteramente basado en una investigación formal, documentada y bien sustentada. Aunque la narración corresponde al punto de vista del escritor, los elementos ficticios no deberían tener mayor peso que el núcleo de los acontecimientos reales.
Características
En la actualidad, la novela histórica es un género con bastante éxito, con autores adaptados a una amplia variedad de novelas formales. Como rasgo común siempre abarcan un período de tiempo reconocible dentro de una época. Por ende, puede representar una proyección realista del pasado con recursos literarios de meta ficción y de carácter popular.
Novela histórica de episodio nacional
Describen un episodio histórico mediante protagonistas heroicos, o, como mínimo, con cualidades asociadas a la valentía. Asimismo, en las novelas históricas nacionales la referencia es sobre un pasado contemporáneo al autor, en donde el narrador es un testigo presencial con una perspectiva subjetiva. Estas características son claramente palpables en los argumentos de Episodios nacionales de Galdós o El ruedo ibérico de Valle-Inclán.
Del mismo modo, el núcleo de la novela histórica de episodio nacional suele mostrarse alejado de narrativas románticas o misteriosas. Allí, los acontecimientos históricos comprobables se imponen al desarrollo de la trama ficcional. Por esta razón, manifiesta un propósito de educación política, con atributos claramente didácticos.
Novela histórica postmoderna
En este tipo de novela histórica son más frecuentes los segmentos intencionalmente distorsionados mediante la presencia de recursos extemporáneos, las hipérboles o las omisiones. Es decir, su finalidad es más cercana a realizar una lectura crítica del pasado en lugar de mostrar una narración consonante con la historiografía oficial.
Además, utiliza personajes históricos muy conocidos (de primer rango) y aplica abundantes referencias intertextuales. Las “falsas crónicas” son válidas si las mismas no alteran sustancialmente la esencia del suceso histórico referenciado. Sin embargo, a diferencia de la novela histórica de episodio nacional, la parodia es bastante frecuente.
Tipos de novela histórica
Novela histórica ilusionista
En la novela histórica ilusionista el autor pretende cubrir con un velo de legitimidad y veracidad en torno los sucesos descritos. En consecuencia, la intención es inducir una sensación de autenticidad en el punto de vista del narrador. Por ello, no son extraños los pasajes preparados por el autor con pruebas que reafirman su versión de los hechos. Si bien, estas evidencias solo podrían sustentar parte de la narración.
Adicionalmente, el componente teológico es tomado en cuenta para determinar la postura (e implicación) del narrador en los acontecimientos. También es importante la capacidad inductiva del autor para presentar los hechos de manera más o menos coherente. En España, títulos como Doña Blanca de Navarra de Navarro Villoslada o El señor de Bembibre de Gil y Carrasco, son representativos de este subgénero.
Novela histórica anti-ilusionista
La novela histórica anti-ilusionista apareció como con fuerza en Europa a finales del siglo XIX con una aceptación extendida hasta la actualidad. En ella, el historiador suele evidenciar un sesgo significativo en los sucesos descritos debido a la reinterpretación de eventos aislados. Entonces, necesariamente el escritor debe ensamblar la línea argumental incluyendo segmentos netamente ficticios.
No obstante, en comparación con la novela histórica ilusionista, este subgénero presenta a un narrador mucho más subjetivo. En donde la posición del relator es lejana y menos afectada por el desarrollo de los sucesos. Este aspecto puede observarse en Los idus de marzo de Wilder o en Los negocios del Sr. Julio César de Brent.
Cinco novelas históricas universales
La guerra del fin del mundo de Mario Vargas Llosa
En esta novela, Vargas Llosa toma como contexto la revolución de Canudos acontecida en Brasil a finales del siglo XIX. Allí, las injusticas y el ambiente precario propiciaron la llamada “insurrección de los desheredados” gracias a las consignas del Consejero. En donde la religión y el misticismo se convierten en un único elemento capaz de sublevar a los oprimidos frente al poder.
El clan del oso cavernoso de Jean Marie Auel
El relator traslada la acción hasta la última etapa de la Era Glacial, cuando un terremoto causó la separación de una niña de cinco años —Ayla— de su tribu. Logra sobrevivir gracias a un grupo de neandertales que le ofrecen refugio y protección. Pero el futuro líder del clan no termina de aceptar su presencia y amenaza la existencia de la pequeña. Sin embargo, ella se encuentra protegida por el espíritu del León Cavernario.
Talos de Esparta de Valerio Massimo Manfredi
Talos fue rescatado por un viejo ilota (una etnia sometida a la esclavitud) cuando fue dejado en sacrificio a los lobos por su propio padre, Aristarcos, un noble de Esparta. Así lo determinaba la tradición antigua de los espartanos. Talos crece y se convierte en la encarnación de una profecía: Aristodemo, el último rey ilota destinado a liberar a su pueblo.
Yo, Claudio de Robert Graves
El autor tomó las obras de Tácito, Plutarco y Suetonio como base de su famoso argumento, el cual, emula una autobiografía del mismo Tiberio Claudio. Recrea la cruenta época de la dinastía Julio-Claudio y el Imperio Romano, abarcando desde el homicidio de Julio César (44 a.C.) hasta el asesinato de Calígula (41 a.C.). Se trata de una de las novelas históricas más conocidas de todos los tiempos.
Crónicas del señor de la guerra de Bernard Cornwell
Tras la expulsión de los romanos de Britania, se desató una lucha para llenar el vacío de poder suscitado. Mordred, el heredero (aún bebé) del rey supremo, Uther Pendragon, es salvaguardado por un guerrero llamado Arturo, protegido por el mago Merlín. Éste último es un vástago ilegítimo de Pendragon que desea preservar la unidad del reino y evitar que caiga bajo el yugo de los sajones.
Este título es una trilogía, compuesta por los siguientes libros:
- El rey del invierno.
- El enemigo de Dios.
- Excalibur
Autor: Juan Ortiz
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