El autor de La trilogía de la niebla y la saga de El cementerio de los libros olvidados, ha fallecido en Los Ángeles este viernes: recordamos las claves que le convirtieron en una de las voces más leídas de la literatura española contemporánea
El escritor barcelonés Carlos Ruiz Zafón ha fallecido este viernes a los 55 años en su residencia de Los Ángeles (Estados Unidos), a consecuencia de un cáncer, según ha informado Planeta.
«Nos ha dejado uno de los mejores novelistas contemporáneos, pero seguirá muy vivo entre todos nosotros a través de sus libros», reza el comunicado de la editorial. Ruiz Zafón, que vivía en Los Ángeles, se convirtió en un autor superventas con La sombra del viento, uno de esos libros omnipresentes en las estanterías de lectores españoles. Se publicó originalmente en 2001 y pronto se convirtió en un fenómeno que a día de hoy ha llegado a más de 40 países y 25 millones de lectores.
Su precuela, El juego del ángel, llegó en 2008 y se anunció como una de las mayores tiradas iniciales de la historia del sello: un millón de ejemplares desde el primer día, que ampliarían en 400.000 pocas semanas después. Una jugada que se repitió en la tercera entrega, El prisionero del cielo, con otro millón más el 17 de noviembre de 2011.
Pero más allá de las mareantes cifras que acompañaron a sus obras a partir del éxito de La sombra del viento, es innegable que había mucho de la personalidad de Zafón en los libros que escribió. Su forma de ser, sus manías, su particular estar sin parecer en las entrevistas y presentaciones, su amabilidad y su arrollador amor por los libros se pueden rastrear en el resto de su obra. El propio autor decía que a él apenas le había cambiado el boom de su primera novela para adultos. «El éxito no te cambia la vida. Lo que escribes, sí», decía a Care Santos en 2004. Rastreamos algunas de las claves de su personalidad en el resto de su obra.
Raíces en la literatura juvenil
Antes de ser un autor superventas, Zafón empezó como muchos otros presentando sus primeros escritos premios literarios. Así se hizo, por ejemplo, con el Premio edebé de literatura juvenil con El príncipe de la niebla, su primera novela allá por 1993. En la misma casa le siguieron en años posteriores El palacio de medianoche y Luces de septiembre. Historias semejantes protagonizadas por jóvenes que tenían que desentrañar misterios con elementos fantásticos y que se recopilaron y rebautizaron juntas bajo el nombre de La trilogía de la niebla.
En 1999 se les sumó Marina, la más compleja e interesante de las novelas juveniles del autor. Las cuatro, antes del éxito sobrevenido, eran obras que estaban lejos de ser best sellers vendidos bajo una campaña de marketing centrada en sus primeros meses de vida en las librerías. Lo que sí eran es efectivos y elegantes page turners que embaucaban a lectores de todo tipo. Libros de aventuras y fantasía de lectura ágil, tocadas por pinceladas de oscurantismo y tragedia. Mundos, en definitiva, en los que el autor perfiló un estilo propio tan pegadizo como variado, acercándose a lectores sea cual fuere su bagaje. Muchos de estos libros, de hecho, se siguen recomendando hoy en los institutos de nuestro país.
Barcelona gótica
Con la publicación de la edición conmemorativa de La sombra del viento, el autor desvelaba un pequeño secreto bien guardado. La popular foto de Francesc Catalá-Roca utilizada para ilustrar la portada de su mayor éxito está tomada en Madrid. «Esa farola no puede ser Barcelona», dijo el autor. Hasta tal punto se conoce Ruiz Zafón la ciudad que ambienta sus libros más famosos.
El autor nació en la capital catalana en 1964. Creció educado en un colegio de jesuitas de Sarrià y vivió allí trabajando en el mundo de la publicidad la mayor parte de su vida. Para cuando se marchó a Los Angeles, la ciudad ya le había marcado profundamente. «Esta ciudad es bruja, sabe usted, Daniel? Se le mete a uno en la piel y le roba a uno el alma sin que uno se dé ni cuenta», expresaba él mismo en boca de uno de sus personajes más memorables, Fermín Romero de Torres.
Barcelona es el escenario en el que se desarrolla toda la saga de El cementerio de los libros olvidados. El retrato gótico de sus calles y las neblinosas descripciones de sus ambientes han ofrecido uno de las más populares ambientaciones literarias de los últimos años. De hecho, se organizan rutas que recorren los sitios más emblemáticos de las aventuras en las novelas. La metrópoli que le vio nacer es una clave para entender su obra pero también uno de los pilares, gracias a sus románticas descripciones, más reconocibles de su éxito.
Sin adaptaciones en la era de la imagen
Pocos son los libros que después de vender millones de ejemplares sigan sin una adaptación en la pequeña o la gran pantalla. Adaptar algo que ya ha sido un éxito en otro ámbito suele ser una de las técnicas más utilizadas de la industria audiovisual pero ninguna miel ha tentado a Ruiz Zafón. El escritor siempre defendió que su saga no se llevase al cine. «Me lo han propuesto en numerosas ocasiones, prácticamente cada semana», contaba el autor en la Feria del Libro de Guadalajara en 2004. «Por una vez, está bien que el libro se quede como está y no se convierta en una película», defendía entonces.
Y eso que sus novelas se han descrito, en multitud de ocasiones, como emparentadas en estilo con el séptimo arte. «La sombra del viento tiene, en algunos de sus pasajes, una clarísima vocación de guión cinematográfico», afirma el doctor en literatura Eduardo Ruiz Tosaus en uno de sus artículos sobre la obra.
«Por ejemplo, es especialmente curioso el recurso de introducir otras voces que se convierten en narradoras principales. De buenas a primeras la narración se interrumpe y emergen -en algunas ocasiones no se sabe bien de dónde- textos impresos en una tipografía diferente con información fundamental para el desarrollo de la novela», dice el doctor. Ni tampoco «son desdeñables ciertos guiños que el escritor realiza a grandes obras del cinematógrafo como Ciudadano Kane, de Orson Welles», afirma Tosaus.
Pesimismo optimista e identificación
«Siempre he pensado que una de las razones del éxito de Carlos Ruiz Zafón radica en un espíritu ácrata que con el tiempo se va haciendo más intenso», decía el periodista Sergio Vila-Sanjuán. «Su desconfianza por lo institucional en cualquier forma resulta paralela a una simpatía instintiva por los de abajo, único elemento rescatable en una sociedad que considera fatalmente contaminada por la hipocresía, la maldad y la incompetencia», describía uno de los que mejor ha sabido definir su pluma. Algo sabrá el autor del ensayo Código best seller (Planeta, 2011).
El tono con el que Zafón narra sus historias tiene mucho que ver su éxito. Facilita la identificación pero la desvincula de cualquier elemento meramente generacional. El cementerio de los libros olvidados es una tetralogía que se puede leer en cualquier momento y que, además, combina en cada uno de sus episodios distintos registros genéricos que lo llevan del romanticismo embellecido a la pesadilla propia del terror folletinesco.
Carlos Ruiz Zafón nos ha dejado a los 55 años, pero sigue muy vivo en sus libros. Porque como le decía el señor Sempere a su hijo Daniel cuando le llevaba a descubrir El Cementerio de Los Libros Olvidados en La sombra del viento: ‘Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él'».