El director de ‘Madre‘ elige desde Roma sus preferencias culturales del momento. Se encuentra en Italia por azares del corazón después de haber estado en París por exigencias del guión. En Francia, y contra todas las pandemias del mundo, acaba de estrenar su última película. Dentro de poco, podremos ver su primer trabajo para la televisión: ‘Antidisturbios‘
Película / mi amor, de maïwenn
Hace no tanto descubrí Polisse, de la directora (antes actriz) Maïwenn. Su manera de trabajar con los actores me cautivó. Todo está tan meticulosamente improvisado que la realidad misma salta a la cara del espectador. Como sea que una película lleva a otra, acabé hace poco en Mi amor, de 2015, gracias a Filmin. Fascinante. La forma cómo retrata la pasión amorosa a través del cuerpo de dos intérpretes (Emmanuelle Bercot y Vincent Cassel) que más que metidos en papel parecen poseídos por él me impresionó por su veracidad, por su falta de escrúpulos, por la carnalidad. Leo que Maïwenn dirige cada escena desde dentro de ella. Bercot la describe como un entrenador de boxeo que grita al púgil al pie de la lona. Y Cassel demuestra una vez más que es el tipo más seductor y carismático del cine francés. Leo también las malas críticas de la película. En fin.
Serie / el colapso, de Jérémy bernard, guillaume desjardins y bastien ughetto
No tengo más remedio que hablar de la serie de la que todo el mundo habla. Sí, El colapso. Sinceramente, me molesta (o, mejor, inquieta) esa especie de unanimidad que ahora se aplica a casi todo. Para lo bueno o para lo malo. Creo que en muchos capítulos el guión deja mucho que desear y en otros, el famoso plano secuencia que vertebra cada episodio es más un ejercicio de exhibicionismo que realmente oportuno a efectos narrativos. Sin embargo, hay dos capítulos (el que discurre en una residencia de ancianos y el del barco) difícilmente superables. En los dos casos, el espectador se ve dentro de la pantalla. Si a todo eso se suma que la serie fue planeada antes de la pandemia y aterriza en Filmin en plena pandemia. Toca, aunque duela, sumarse a la unanimidad. Aunque no del todo.
Canción / de mon manège a moi y jean constantin, norbert glanzberg
Madre, mi última película, acaba de ser estrenada en Francia. No es autopromoción. Es un hecho. Y eso me ha obligado, aunque sólo sea para ponerme en situación, a escuchar música francesa. Hace poco, en parte por casualidad y en parte de forma buscada, di con todo un clásico: Mon manège à moi. La primera vez que la escuché fue en Irreversible, la película de Gaspar Noé que redefine el adjetivo controvertida. En un momento, Vincent Cassel otra vez (ver la película) y Monica Bellucci se levantan de la cama. Están desnudos. Él pone música y suena la versión que en 1993 popularizó Étienne Daho. Fue una canción que tenía que haber sonado en Mi tío, de Jacques Tati, y que Édith Piaf convirtió en un icono. «Me haces girar la cabeza», dice el primer verso.
Libro / la vida privada de los héroes, de daniel jiménez
Ahora mismo estoy leyendo La vida privada de los héroes (Galaxia Gutenberg), de Daniel Jiménez, un autor al que se podría decir que leo al día desde hace años; 15 años. Es un libro de relatos en el que confluyen las obsesiones, deseos y muchas frustraciones de una generación entera, la mía. Como si se tratara de una Raymond Carver de Majadahonda (perdona Daniel), el libro acierta a retratar el alma de un grupo de gente que parece haber pasado por la vida de la manera más fácil. Y hasta cómoda. Por el camino, eso sí, se han comido las crisis del 2008 y ahora la que viene con el covid. Me entusiasmó la visceralidad de su primera novela Cocaína, una obra vomitada antes que escrita, y me convenció la inteligencia irónica de su segundo trabajo, Las dos muertes de Ray Loriga. Quién sabe si no habrá una magnífica película en este último libro de cuentos que también es manifiesto.
Autor: Rodrigo Sorogoyen
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