“Un día miré por la ventana y decidí que iba a pintar la ventana”
La pasión por el realismo ha marcado la trayectoria de Alex Katz. Pero hablamos de un realismo muy especial, que se aleja de la representación detallada y exacta de la imagen para incidir en aspectos más pictóricos que representativos. En este sentido, Katz se acerca a movimientos como el expresionismo abstracto americano, del cual se distanció consciente y explícitamente para crear un arte propio y singular. Durante su vida ha permanecido alejado de corrientes, escuelas y movimientos (entre ellos el Pop Art, con el que tantas veces han querido relacionarle), lo que le ha permitido crear una obra vasta, coherente y de enorme influencia en las siguientes generaciones de artistas. La obra de Alex Katz se caracteriza por las imágenes de personas, paisajes y escenarios plasmados en grandes planos de color, líneas recorte poderosas y una clara influencia del universo publicitario. Señalado a menudo como uno de los artistas que mejor han representado las rutinas y el ocio de la clase media norteamericana, sus obras se escapan de la aparente banalidad de su temática para analizar a fondo la relación entre la representación y lo representado; entre el color y la forma; entre la bidimensionalidad, y la tridimensionalidad.
El arte en las venas: una pasión desde la infancia
Alex Katz nace en Nueva York en 1927, pero permanece poco tiempo en el barrio. En los albores de la Gran Depresión, su familia decide mudarse a St. Albans, una zona perteneciente a Queens que había emergido entre las dos guerras mundiales. Sus padres habían emigrado a Estados Unidos desde Rusia y conservaban una auténtica pasión por el arte en todas sus disciplinas: poesía, arte y teatro. De hecho, su madre había trabajado como actriz; este hecho la impulsó a intentar alejar a su hijo del mundo artístico, considerándolo una profesión poco estable. El padre de Alex Katz, por el contrario, le anima a seguir una carrera artística y decide matricularle en el Woodrow Wilson High School, un instituto donde las mañanas se dedicaban a la enseñanza estandarizada, mientras que por las tardes los alumnos se formaban en artes. En 1946 y a los 19 años Katz empieza a estudiar en la Cooper Union Art School de Manhattan, donde el destino le pone bajo la tutela de Morris Kantor. De su mano y junto con el resto de estudiantes entra en contacto con las vanguardias, las distintas teorías del arte y las técnicas más adecuadas para su práctica.
Wildflowers in vase (1954-55). En locofineart.com
Ya desde sus primeras obras, fechadas a finales de los años 40, el joven artista demuestra un creciente interés por las composiciones sencillas, las formas planas y rotundas y los colores intensos. Durante sus años de aprendizaje en Manhattan Katz pinta a partir de láminas y reproducciones de artistas modernos; sin embargo, en 1949 su punto de vista epxerimentará un cambio radical. Ese año se gradúa en Cooper Union y obtiene una beca para realizar un curso de verano en la Skowhegan School for Painting and Sculpture de Maine. Es allí donde por primera vez se le impulsa a pintar al aire libre, a partir de la realidad que le rodea. Más tarde, comentará que el método au plein air de Skowhegan le daría “una razón para dedicar su vida a la pintura”. Uno de los aspectos que más le interesan de este tipo de pintura es su inmediatez, su conexión con la realidad y la libertad que le permite; cualidades que también admira en artistas tan diferentes de sí mismo como Jackson Pollock. Es entonces cuando pinta sus primeros paisajes: una temática que retomaría décadas después. S objetivo: atrapar las impresiones creadas por la luz y la energía generada por la pintura en sí, más que lograr un reflejo exacto de la realidad.
Los retratos. Una constante desde los años 50
En 1954, Alex Katz expone su obra en la Roko Gallery y comienza a crear un círculo de amistades, todas ellas relacionadas con la segunda generación de artistas pertenecientes a la Escuela de Nueva York. Entre 1955 y 1959 trabaja en el collage, siguiendo una técnica similar a la empleada por Matisse en sus últimos años: crea pequeñas composiciones (flores, figuras humanas en paisajes esquemáticos) empleando finas tiras de papel cortadas y pegadas con todo detalle. Pero Katz no se queda en el paisaje, y a mediados de los 50 prosigue con su exploración plástica. Su obsesión por la interacción entre lo reflejado y la superficie en la que se refleja, una especie de trasunto de “lo superficial y lo introspectivo”, le lleva a interesarse por el retrato.
Portrait of Ada (1959). En arthive.com
Porque si bien no hay nada más profundo que un rostro humano, la explosión de la imaginería publicitaria de mediados del siglo XX (que tan bien supo reflejar y aprovechar el Pop Art) le da una nueva vida, más banal e intrascendente. Katz siempre se alejó de forma declarada de la estética pop, si bien está claro que su arte tiene fuertes influencias de la corriente (y viceversa). Es entonces cuando empieza a hacer retratos, centrándose sobre todo en el rostro y la figura de su mujer, Ada del Moro: será su inspiración y su musa, protagonizando cientos de lienzos que a día de hoy son mundialmente famosos. Es entonces cuando empieza a situar a sus modelos sobre fondos monocromos y vibrantes, un rasgo de estilo que anticiparía la estética pop y que se convertirá en un sello de identidad en la obra de Alex Katz.
Más allá de la bidimensionalidad: cut outs, color y escenografías
Cut Outs de Alex Katz. En tulliehouse.co.uk
La apuesta que el artista hizo desde sus primeras obras en favor del realismo no supone un alejamiento de las técnicas de expresión más vanguardistas. Durante la segunda mitad de los años 50, Katz continúa profundizando en la separación entre silueta y fondo y lleva sus lienzos un paso más allá. En 1959 realiza su primer cut out, una silueta recortada de un lienzo previamente pintado y pegada luego sobre una madera recortada con la misma forma. Durante el resto de su vida continuará desarrollando este tipo de obras, que más adelante pintará directamente sobre madera y aluminio. El resultado: figuras, rostros y retratos que escapan a la bidimensionalidad y ocupan un espacio físico en el mundo real.
El vestido negro (1960). En ctxt.es
Los primeros años 60 suponen una invasion de imágenes para la cultura occidental, y mucho más para la norteamericana. Son los años de la explosión de la publicidad y del éxito arrollador del cine y la televisión, que alcanzan hasta los últimos rincones del planeta. Al igual que los artistas del Pop Art, Katz experimenta la influencia de la publicidad y los medios de comunicación y empieza a reflejarla en sus obras. Son años de lienzos a gran escala, donde los rostros adquieren proporciones monumentales y muchas veces aparecen cortados. Los colores vibrantes se apoderan de escenas que no renuncian a la profundidad, pero que cada vez parecen más alejadas de la realidad y las leyes de la perspectiva. Al mismo tiempo, no renuncia a reflejar también la realidad social de las personas que le rodean: en sus cuadros aparecen a menudo las personas con las que se relaciona, en gran medida pertenecientes a ámbitos artísticos y literarios. En esa década Katz empieza también a diseñar escenografías y vestuario para el coreógrafo Paul Taylor, con quien continuará colaborando a lo largo de tres décadas.
The red smile (1963). En vein.es
Fin del milenio: años de paisajes y luz
Lawn Party (1965). © Alex Katz. Colección de Michael y Judy Ovith. En ttamayo.com
Pasan las décadas y Katz continúa desarrollando su particular visión del realismo en pintura. Durante los años 70 prosigue con sus retratos en grupo, donde plasma a la gente que le rodea en actitud relajada, lejos de la pose y generando atención sobre el instante concreto. Las décadas finales del milenio suponen un giro a su interés por los rostros: la pintura de Katz se vuelve, en sus propias palabras, “ambiental”. Son años de grandes pinturas de paisaje que buscan generar un efecto envolvente sobre quien las contempla. Es el viejo conflicto entre fondo y superficie, que obsesiona a Katz desde sus inicios; el artista no deja de buscar nuevas formas plásticas para plasmar su inquietud. En estas pinturas los bordes se suavizan y difuminan, y la técnica pictórica cobra nuevo protagonismo. Katz también se interesa por la forma de plasmar la luz y su interacción con las siluetas, en este caso con los árboles: en el año 1986 realiza una serie de obras nocturnas que le obligan a buscar nuevos recursos. Este nuevo interés sobre el diálogo entre la luz y las ramas de los árboles se mantendrá en las décadas posteriores, apareciendo de forma regular en muchas obras realizadas por el artista en los 90 y en la primera década de los 2000.
Forest. Litografía y grabado al linóleo. 2009. En moma.org.
Pintura, tecnología y plástica al servicio del arte
Small Wave (2020). En ropac.net
Los retratos de Katz experimentan otra sutil variación en la segunda década de los 2000. A partir del 2020 los recortes se vuelven más drásticos en los rostros y los primeros planos individuales. Al mismo tiempo, empieza a realizar nuevos formatos de retrato múltiple a base de fragmentar las imágenes y colocarlas a modo de secuencia. El formato cut out responde perfectamente a esta línea de investigación: Katz sigue produciendo obra de este tipo sobre planchas de aluminio. Al igual que otros grandes artistas en constante evolución, como David Hockney, no se cierra a las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías y decide utilizar su iPhone para tomar fotografías, imprimirlas y fijarlas en collages y cut outs. Es solo el primer paso del proceso: son solo bocetos que más tarde reproducirá al óleo, en lienzos a gran escala.
Flowers (2020). En ropac.net
Durante los últimos años Katz ha renovado el interés por la pintura al aire libre de sus inicios, reproduciendo escenas de naturaleza (flores de gran tamaño y paisajes) de parajes como Pensilvania, donde realizó una serie con más de 50 pinturas durante el verano de 2020, en plena pandemia. A día de hoy sigue viviendo en Maine, EEUU, y continúa trabajando en su obra.
Give me tomorrow. Tate St. Ives, Cornwall (2012)
Esta exposición reunió más de 30 piezas fundamentales de la obra de Alex Katz, incluyendo lienzos, obras gráficas y sus célebres cut outs. La galería, situada en un ámbito costero, decidió elegir como leitmotiv de la muestra las escenas de verano y playa que tan bien supo reflejar Katz: marinas, arenales, escenas de vacaciones familiares y paisajes al sol. Las obras se acompañaron de una serie de piezas propiedad de la Tate Collection, realizadas por otros artistas y elegidas por el propio artista para dialogar con su trabajo.
Paisajes. Museum Haus Konstruktiv, Zurich (2013)
El Haus Konstruktiv fue el primer museo de Suiza en dedicar una gran retrospectiva a Alex Katz. Para ello el centro escogió la temática del paisaje, recurrente en la obra del pintor norteamericano. Paisajes entendidos más como territorio humano que como escenarios naturales, y que en la muestra coexistieron con distintos retratos y pinturas de figuras humanas realizados por Katz desde 1959 hasta entonces.
Aquí y ahora. Museo Guggenheim Bilbao (2015-16)
35 obras mostradas “tal y como se sienten y perciben en el momento presente, ahora”. Así definieron su contenido los responsables de esta exposición, que analizó el desarrollo de los paisajes y los escenarios en la obra de Alex Katz desde sus inicios hasta la fecha. En la muestra el museo decidió dar relevancia a los paisajes por encima de los retratos, mucho más conocidos.
Cut Outs. Galería Paul Kasmin, Nueva York (2018)
Los cut outs de Alex Katx son una parte fundamental de su producción artística. Figuras recortadas y pintadas o impresas, son imágenes que escapan de la bidimensionalidad de la pared para ocupar un espacio físico en el mundo tridimensional. La exposición se centró en la investigación desarrollada por el artista acerca de las propiedades de la percepción visual y de la relevancia que adquieren las superficies cuando se convierten en figuras humanas.
Flowers. Thaddeus Ropac, Seúl (2022)
En el verano de 2021, Alex Katz se dedicó a pintar flores de gran tamaño en su casa de Maine (EEUU). El objetivo: conseguir que las pinturas crearan la misma sensación que ver una flor real. La misma “brillantez”, en sus propias palabras. Al año siguiente, el Museo Thaddeus Ropac de Seúl organizó una exposición con las obras pintadas durante ese periodo.
Alex Katz. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid (2022)
La exposición sobre la obra de Alex Katz organizada por el Museo Thyssen de Madrid tenía como objetivo zanjar una deuda que la ciudad tenía con el artista: inaugurar una retrospectiva de su obra. Decenas de lienzos, esculturas, grabados y cut outs del artista americano se dieron cita en las salas del centro para conformar una visión global de su obra, perfecta para redescubrir a uno de los pintores contemporáneos más influyentes de la actualidad.
Libros
Alex Katz:. Pinturas recientes (2005). Ed. Gestión Cultural y Comunicación
Este catálogo se publicó con motivo de la exposición sobre Alex Katz organizada en el año 2005 por el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga. En sus páginas es posible admirar múltiples obras del autor reproducidas a toda página, incluyendo paisajes y retratos. Un libro esencial para descubrir algunas de las últimas obras realizadas por Katz a principios del milenio, y para conocer de cerca la investigación realizada por el artista sobre sus temas plásticos más recurrentes.
Alex Katz: An American way of seeing (2010). VV.AA. Ed. Kerber
‘Una manera de ver americana’: así subtitulan sus editores este libro sobre la obra de Alex Katz, uno de los más importantes sobre el artista. Considerado un cronista fundamental de la vida moderna en Norteamérica, además de un precursor, Alex Katz se dedicó a retratar de forma expresiva y minimalista los rostros de Nueva York y sus paisajes desde la década de los 50. Sus obras son enigmas más que retratos, que a menudo interrogan en lugar de contar. El libro incluye reproducciones de obras célebres pintadas a partir de 1968, incluyendo pinturas, grabados, cut outs y obras con formato multipanel.
Alex Katz: Flowers (2019). Con poema de James Schuyler. Richard Gray Gallery
La galería Richard Gray organizó en 2019 la exposición Alex Katz: Flowers, que también viajaría a Seúl. Con motivo de la muestra, los responsables decidieron publicar un catálogo que recoge las pinturas al óleo a gran escala que conformaron la selección de la muestra. Los lienzos reproducen lirios de gran tamaño, y dialogan con una serie de íntimos bocetos sobre tabla. El libro aporta una mirada más a fondo sobre el interés declarado de Katz por la pintura al aire libre, en el entorno natural. La publicación reúne las trece obras de la exposición y las acompaña del poema ‘Salute’, de James Schuyler.
Autor: Marta Sánchez
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