Cuando se habla de la autora del libro del que hablamos, la China campesina de principios del siglo XX es lo primero que suele venir a la cabeza; o al menos debería ser así. Y el libro que tratamos este mes no es una excepción. “La buena tierra”, uno de los más celebrados de la escritora que tratamos. Vamos a ello.
Sinopsis
“Aquel trozo de tierra que ahora pertenecía a Wang Lung cambió notablemente su vida” La tierra es lo que importa. Wang Lung es un campesino cuya vida gira alrededor de la tierra. Tres generaciones pasan por sus páginas relatándonos las vicisitudes de una familia en una China pre comunista en la que el patriarca rural de la novela representa la tradición laboriosa, pero sus hijos desean vivir una nueva vida lejos de sus raíces y del amor a la tierra. Veremos a través de sus páginas como la China ancestral se desgarra en una guerra civil que dará paso a la República Popular China que conocemos ahora al mismo ritmo que la familia de Wang Lung crece y transforma alrededor de lo que más importa: la tierra.
El libro
Como ya habréis adivinado a estas alturas la autora de “La buena tierra” es Pearl S. Buck. El libro fue publicado allá por el año 1931 y gracias al mismo nuestra autora recibe el Premio Pulitzer un año más tarde, en 1932. Incluso algunos estudiosos de su obra consideran que fue un puntal importante para que se le concediera en 1938 el premio nobel de literatura.
La vida de Pearl S. Buck tuvo unas circunstancias tan particulares y excepcionales que terminaron condicionando toda su obra, siendo única en la cultura occidental de nuestro tiempo como dicen algunos de sus críticos pero al igual que en el resto de sus libros dedicados a China, en este también destaca el profundo conocimiento que nuestra autora tiene, no solo del pueblo chino, sino de su literatura clásica. Los cuarenta años que convivió con ellos y el trato cotidiano y muy cercano con su sociedad y sobre todo con los campesinos, queda reflejado magistralmente en el libro haciéndonos partícipes de acontecimientos decisivos en la cultura y en el país donde pasó gran parte de sus vida además de descubrirnos y hacer ver, sobre todo a sus compatriotas americanos, que los campesinos chinos tienen exactamente los mismos problemas que los de su país y del resto del mundo.
En esta obra la autora describe con todo detalle la rigidez de la estructura social reinante en la China tradicional y la dura vida y gran resignación ante el hambre y la miseria de la que los campesinos chinos hacían gala, todo ello por su apego a la tierra, sobre la que se mueve la familia. La tierra es la seguridad, el futuro, la esperanza y todo ello acompañado de un relato bello y profundo de toda la sociedad China de la época.
“La buena tierra” es la primera de una trilogía compuesta además por “Hijos” publicada en 1932 y “Un hogar dividido” publicada en 1935 donde Pearl S. Buck continua describiéndonos la evolución de la sociedad china a través de sus personajes.
“Se ha olvidado del olor del estiércol a la puerta de la granja paterna”
La buena tierra y el cine
Como toda obra literaria que se precie, “La buena tierra” también fue llevada al cine. El director Sídney Franklin fue el encargado de dirigirla, por aquellos en blanco y negro, en 1937 obteniendo dos “Oscar”: el de mejor actriz y a la mejor fotografía, convirtiéndose en una de las últimas y mejores películas de las que este director llevó al cine. Siendo como es una muy buena adaptación de la novela no deja de resultarme curioso que prácticamente todos los actores principales fueron maquillados para parecer chinos. Y es que en esos tiempos debía ser algo raro verlos en películas americanas.
Y hasta aquí estas pocas líneas con las que espero al menos haberos despertar lo suficiente vuestra curiosidad para que os animéis a darle una oportunidad a esta novela. Seguro que repetiréis.
Sed buenos y leed mucho.
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