50 compañías alternativas participan en este certamen, que se desarrolla en 22 salas. Cuatro de sus protagonistas analizan el día a día del Off
Explica la actriz y directora Carlota Gaviño que el Festival Surge se ha convertido «en un barómetro de lo que ocurre en la escena independiente madrileña. En un mundo tan heterogéneo, sirve para que muchos nos pongamos cara y sepamos en qué andamos cada uno». Su compañía, Grumelot, es una de las 50 formaciones que participan en la quinta edición de este festival que, desde el jueves 10, ofrecerá 163 funciones (y 14 actividades transversales) en 22 salas alternativas de la capital. Una extensa programación en la que se unen performance, nuevos lenguajes teatrales y danza y cuyo nexo en común es la apuesta por el riesgo.
Veteranas como la coreógrafa Carmen Werner, Premio Nacional de Danza, o la directora argentina Cristina Rota participan en este certamen junto a talentos que van consolidándose como la propia Gaviño, que abrió la temporada del Centro Dramático Nacional con Bodas de sangre, a las órdenes de Pablo Messiez, y que estrena en el festival How To Disappear Completely, en Nave 73. Junto a ella destacan otras figuras como el actor y director Juan Vinuesa, que presenta Tus otros hijos no te olvidan en Teatro del Barrio, el dramaturgo y director Gon Ramos y la actriz María Pastor, que se han reunido en este reportaje para hablar de este certamen y el momento que atraviesa la efervescente escena Off, un territorio marcado por la precariedad pero que mantiene su capacidad para sorprender al espectador.
Todos coinciden en que el Festival Surge supone un balón de oxígeno para muchas compañías alternativas que no cuentan con ninguna subvención para desarrollar su trabajo, una oportunidad para ensayar con calma e investigar. «Para mí, es un manera de dar rienda suelta a un proceso creativo sin tener que estar tan pegado a los resultados, es un espacio de libertad total en el que no tienes que rendir cuentas de forma inmediata», explica Gon Ramos, que presenta La familia no en la Sala Cuarta Pared entre el jueves 10 y el sábado 12.
María Pastor incide en eso. «Cuando ves montajes tan buenos como Las tres hermanas de Christiane Jatahy, que vino a los Teatros del Canal, tienes que saber que esa directora ha tenido dos años en exclusiva a las actrices. Aquí esto es imposible porque un actor tiene que hacer muchas cosas para sobrevivir. Al final, el teatro necesita tiempo y el tiempo significa dinero», opina esta actriz, que presentará Sobre padres e hijos en el Espacio Guindalera.
Por estos motivos, Vinuesa se alegra especialmente de que, «desde lo público, se apoyen las ideas y no los resultados inmediatos. Esto para nosotros es una ayuda; con lo que nos ofrece el Surge, que se porta muy bien, no podemos producir pero sí desarrollar proyectos que tengan más recorrido. Sería un error que nuestros trabajos se quedaran aquí».
Este certamen fue ideado por la Comunidad de Madrid hace un lustro para dar un impulso a la nueva escena Off que surgió tras la crisis de 2008. Cuando los recortes acabaron con la forma de financiación de muchas salas, aparecieron nuevos espacios, a la argentina, que apostaron por hacer teatro en condiciones casi de guerrilla. Surgieron entonces La Casa de la Portera, La Pensión de las Pulgas, Espacio Labruc, Garaje Lumière o la Kubik Fabrik en Usera. Sin embargo, con el tiempo todas ellas tuvieron que cerrar porque no fueron sostenibles económicamente.
«Creo que ha habido un proceso de selección natural. Hay que hacer autocrítica porque realmente había una sobreproducción de espectáculos, no existía público para tanta oferta», explica Vinuesa. Y aún así de aquel Off surgieron grandes autores como José Padilla, Antonio Rojano o Denise Despeyroux, que en los últimos años han logrado un reconocimiento unánime. Por ejemplo, Despeyroux este año ha sido candidata a los premios Valle-Inclán y a los MAX.
Carlota Gaviño apunta a que hubo un tiempo en el que el off se infló como si del mercado de la vivienda se tratara. «Hubo un momento de burbuja, que en este país somos muy de burbujas, pero en los últimos años se ha consolidado un modelo más sensato, con más conciencia de la precariedad, que parece que es el denominador común. Por un lado, han quedado las salas capaces de gestionar y resistir en esa precariedad. Por otro, las compañías que ha sobrevivido han sido las que son capaces de resistir en un sistema tan hostil, poniendo por delante la libertad creativa y la investigación a otras oportunidades que te da el teatro más comercial. Quedarte en el Off implica un esfuerzo, una especie de sacrificio. Pero me interesa estar en este territorio creativo».
Los padres de María Pastor, el veterano Juan Pastor y Teresa Valentín-Gamazo, regentan el Espacio Guindalera, un centro de creación que resiste a las modas en el barrio. Ella sabe bien los desafíos a los que enfrentan estas entidades. «Nosotros hicimos un viaje hacia el mundo alternativo porque queríamos ganar libertad creativa, pero esa independencia se paga… y muy cara. Cuesta mucha sacar proyectos así. Mi padre aún espera que le reciba Ernesto Caballero [director del Centro Dramático Nacional]».
Por eso, la actriz es muy crítica con el «despilfarro» de los teatros públicos. «Todos sabemos que hay montajes que cuestan una millonada y que se tienen teatros cerrados para que fulanito pueda investigar. Con ese dinero el Teatro Español podría coproducir con 50 compañías madrileñas. Vamos a repartir un poco, ¿no? El desnivel es tan grande que es absurdo».
Al final, todos están de acuerdo que el Off necesita más recursos para salir del ambiente de precariedad en el que los creadores tienen que acometer sus proyectos. Tiempo, dinero, rigor… son las recetas para que la escena alternativa siga ofreciendo trabajos de alto vuelo artístico porque, como explican, «el teatro independiente no debería ser aquel que se hace sin dinero, como ocurre ahora, sino el que apuesta por la libertad y la experimentación».
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