Mirando con atención, pero también pidiendo explicaciones, el presidente Lenín Moreno recorrió cada espacio del Museo Nacional (MUNA) del Ecuador. A momentos movía la cabeza como diciendo: toda esta rica historia no podía estar embodegada. Y así se iba maravillando de cada obra, de cada cuadro, de cada una de las más de mil piezas con las que cuenta este centro de la memoria social.
Cerrado desde noviembre del 2015, fecha en que estas instalaciones fueron cedidas para el Encuentro Mundial Hábitat III, el Museo reabrió sus puertas el pasado viernes. Durante ese tiempo, todo lo que existía era un nostálgico recuerdo de lo que era el Museo del Banco Central del Ecuador. Y cada vez que por este sitio pasaban los historiadores, los antropólogos, los sociólogos, la gente que estudia los procesos sociales, suspiraban y soñaban con una reapertura de este museo.
Y ese día llegó. “Y llegó para quedarse para siempre”, a decir de Ivette Cely, subsecretaria de Memoria Social del Ministerio de Cultura.
Cely hace un pedido: que nunca más y por ningún motivo se cierre el Museo, ya que si se trata de hacer arreglos se los puede hacer sin dejarlo en funcionamiento. Y con esto están de acuerdo el ministro de Cultura y Patrimonio, Raúl Pérez Torres, y Rocío González de Moreno, esposa del presidente.
Durante esta visita, Moreno se mostró enérgico y dijo que “un pueblo sin Museo Nacional corre el riesgo de olvidar su historia, y este complejo se constituye en la expresión de la biografía de los ecuatorianos”.
Y se dio tiempo para cuestionar al Gobierno anterior, del cual formó parte, por haber decidido cerrar el museo “clausurando al pueblo su memoria”, pero “ahora se tiene un lugar en el que los padres pueden demostrar a sus hijos la grandeza histórica del Ecuador con más de 10.000 años de antigüedad.
“Declaro inaugurado y recuperada la memoria, mi gente”, expresó el mandatario.
El ministro Pérez Torres consideró que la apertura del museo cumple el sueño de miles de ecuatorianos, pues salda una deuda y devuelve un pasado milenario y explicó que es imperativo que la memoria del país sea permanentemente reivindicada, por lo que pidió a los ciudadanos seguir siendo los dueños del patrimonio.
La recuperación del Museo Nacional del Ecuador costó cerca de un millón y medio de dólares y en su proceso tuvo el aporte de 600 profesionales como museógrafos, restauradores, curadores, artistas, diseñadores, arquitectos, ingenieros y albañiles. (I)
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