Seis libros para comprender el Mayo Francés

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A cincuenta años del acontecimiento que paralizó la sociedad francesa durante más de un mes, los ecos de Mayo del 68 aún resuenan. Un episodio que comenzó como protesta estudiantil contra el rígido sistema de las universidades francesas se convirtió en uno de esos momentos históricos que funcionan como bisagra y, a la vez, como modelo de otras luchas sociales. En cada revuelta popular, las consignas de Mayo se actualizan. Invitados por LA NACION para debatir sobre ese episodio histórico, cuatro intelectuales argentinos reflexionaron en público.

Una de ellos fue la socióloga y docente Lucía Álvarez. «Rebeldes de todo el mundo, con sus duelos y deseos, se expresan a partir de señas que sobreviven (puños en alto, exclamaciones, corridas) y a través de las cuales transita una memoria», escribió Álvarez en su sólido ensayo Mayo 68. La revuelta francesa y sus huellas en la Argentina. Para ella, el protagonismo juvenil en el Mayo Francés eclipsó la presencia y la actividad de sindicatos y trabajadores que hicieron valer sus reclamos en fábricas y en las calles junto con los estudiantes.

En la Argentina, el Mayo Francés llegó a través de noticias en los diarios, imágenes emblemáticas y testimonios de viajeros. Daniel Molina, crítico cultural y periodista, cuenta que en el país, bajo el gobierno militar de facto de Juan Carlos Onganía, las protestas en Francia cobraron sentido con el paso del tiempo. Para el autor de Autoayuda para snobs. Diálogos en una cafetería moderna, cincuenta años atrás los jóvenes, como actores de un grupo social, eran invisibles. «No es que no tuvieran existencia física: no tenían existencia cultural. Todo lo determinaban los adultos. El Mayo Francés de 1968 fue justamente la partida de nacimiento de la juventud como movimiento cultural», conjeturó Molina.

Para Darío Sztajnszrajber, autor del best seller Filosofía en 11 frases, el Mayo Francés revive en cada protesta estudiantil en distintos países del mundo, así como también en ese entonces se reavivaban reclamos hechos en otras épocas y ámbitos. «En la protesta que se dio en la Feria del Libro contra el cierre de los 29 profesorados había huellas del Mayo Francés», comentó Sztajnszrajber. En ese episodio que tuvo lugar durante la apertura de la Feria, el docente y filósofo creyó advertir el paso del «fantasma del 68». Para el filósofo, aunque los contextos históricos difieren y los acontecimientos no se repiten, guardan correspondencias y «relaciones de parentesco».

Ante la supuesta derrota de los ideales proclamados durante el Mayo Francés, la filósofa argentina Esther Díaz, autora de incontables libros (entre otros, La posicencia. El conocimiento científico en las postrimerías de la modernidad y La filosofía de Michel Foucault, publicados por Biblos), sugirió que cualquier revolución no se mide por las categorías de triunfo o fracaso, sino por las de proceso y legado. «¿Qué significa que una revolución triunfe? Los logros de una revuelta se dan con el tiempo», aseguró. En efecto, muchos de los reclamos realizados en ese entonces por los trabajadores y los jóvenes franceses se volvieron realidad con los años. Díaz hizo una analogía con el debate por la despenalización del aborto, que se da actualmente en el país. «Esta lucha se inició hace décadas y continuará una vez que la ley se sancione», declaró.

A continuación, elegimos cinco libros que abordan los hechos cruciales del Mayo Francés y los interpretan desde diferentes ángulos.

Nueva edición ampliada de un volumen que fue publicado en 2008, cuando el presidente francés de entonces (Nicolas Sarkozy) sugirió que había que «acabar con Mayo del 68». Además de una cronología detallada de los hechos que se iniciaron en la Universidad de Nanterrre, el libro tiene un anexo con documentos elaborados en distintas facultades francesas. El testimonio de Daniel Bénard, que en 1968 era un obrero de veinticinco años, revela las alianzas y desencuentros entre estudiantes y trabajadores. Sobre la célebre concentración del 13 de mayo en el centro de París, escribe: «Hay señales que no te engañan en las manifestaciones. Cuando hay banderines cada cinco metros, es porque no está la masa de trabajadores. Pero cuando se ven muy pocas banderas o ninguna… -y ése era el caso- significa que están presentes las masas trabajadoras». Los otros enfoques (políticos, históricos y contextuales) permiten sumergirse en un acontecimiento que aún guarda lecciones para el presente.

El 68. El año que marcó a fuego la Argentina y el mundo durante los siguientes cincuenta años, de Gustavo Sierra (Planeta)

En este ambicioso trabajo, el periodista postula que «el 68» comenzó para los argentinos con el asesinato del Che Guevara en territorio boliviano, en octubre de 1967, y se extendió hasta el Cordobazo, en mayo de 1969. Nuestro Mayo habría durado más de un año. Mediante un minucioso examen de fuentes históricas, periodísticas y artísticas (que incluyen las experiencias del Instituto Di Tella, la relevancia de la música popular argentina y el célebre film La hora de los hornos, de Pino Solanas y Octavio Gettino), Sierra analiza el contexto internacional del levantamiento estudiantil y obrero para comprender mejor los sucesos en América Latina y la Argentina. Un volumen para atesorar y leer con detenimiento.

Mayo del 68. Por la subversión permanente, de André y Raphaël Glucksmann (Taurus)

Al asumir su presidencia en 2007, Nicolas Sarkozy declaró que había llegado la hora de enterrar el Mayo Francés. El filósofo y ensayista André Glucksmann, en diálogo con su hijo, director de cine, volvió entonces a iluminar aquellos días de mayo. ¿Por qué atacar Mayo del 68 en pleno siglo XXI? Para ambos, el espíritu de Mayo del 68 sobrevive en el presente. En esta edición ampliada del libro publicado en 2008, el hijo retoma la cuestión luego de la muerte de su padre, en 2015. «Aunque no dejo de hacerme preguntas y este libro debería poder seguir enriqueciéndose, escribiéndose, mi padre ya no está aquí para dialogar conmigo. Por lo tanto, sigo discutiendo en solitario de lo que nos une y de lo que nos diferencia», afirma.

Mayo 68. La revuelta francesa y sus huellas en la Argentina, de Lucía Álvarez (Ariel)

En este formidable primer libro de la socióloga argentina, docente del Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de San Marín, se analiza el Mayo Francés como un episodio que recibió distintas lecturas e interpretaciones. Al mismo tiempo que realiza una puesta en contexto de los hechos, la autora ahonda en archivos y material bibliográfico para dejar al descubierto la «productividad política» de Mayo del 68 y de las diversas lecturas. «Mayo es muchas cosas contradictorias a la vez: deseo de revolución y crítica de la revolución; cuestionamiento a una sociedad de consumo y demanda de integración a la misma; un movimiento de masas que rechaza la figura del poder tanto como la sitúa en el centro de la discusión política», escribe la autora. Para pensar la revuelta en tiempo presente.

Berlusconi o el 68 realizado, de Mario Perniola (Las Cuarenta)

Para este gran ensayista italiano que falleció en enero de este año, las raíces de Mayo del 68 se hallan, no en el leninismo y el marxismo, sino en el movimiento obrero y socialista que se expresó con claridad en los textos del anarquista polaco Jan Waclaw Machajski. Según Perniola, los intelectuales constituían un enemigo de la clase obrera tan peligroso como el capitalismo. Aunque puede parecer sorprendente y hasta incongruente considerar a Silvio Berlusconi como aquel que realizó lo que las consignas del 68 sostenían, para quien vivió ese movimiento desde adentro (como en el caso del autor italiano) no es difícil encontrar una idéntica voluntad de potencia y la extrema determinación de trastocar los valores sociales. Para Perniola, durante «el imperio de Berlusconi» en Italia se cerró un periodo histórico iniciado en los años sesenta. La fusión de la acción y el pensamiento fue reemplazada por un modo de actuar colectivo tan lunático como extravagante en los gestos.

Los sucesos de mayo. París, 1968, de Mavis Gallant (Alba)

Cuando estalló la revuelta parisina, que no tardó en extenderse a toda Francia, la escritora canadiense Mavis Gallant se encontraba de visita en París. Allí comenzó a llevar un diario de los acontecimientos de ese tumultuoso mayo que, poco después, aparecería publicado en The New Yorker en forma de crónicas. Gallant asisitó a asambleas y a manifestaciones populares, registró la vida cotidiana (una vida cotidiana sin bancos ni prensa, sin escuelas ni oficinas estatales activas) y pudo comprobar o desmentir los rumores sobre ese suceso. Entre gases lacrimógenos y calles con barricadas, en una ciudad sin transportes, con cortes de electricidad y basura sin recoger, cuenta el asedio que vivió la ciudad y también las lecturas interesadas que inspiraron hechos e ideales. Editores de la Argentina: publiquen los libros de Mavis Gallant.

Ver más en: La Nación

 

 

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