Heroínas clásicas en tiempos modernos: Antígona

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Introducción a Antígona

Virginia Woolf hablaba en su ensayo Una habitación propia sobre la idealización de las figuras femeninas en la ficción escrita por hombres a lo largo de la historia. Los hombres escribían a menudo heroínas virtuosas e incorrompibles que poco tenían que ver con la realidad de las mujeres contemporáneas a estos autores. Esta es una situación que puede aplicarse a la perfección al teatro clásico del siglo V a. C, en el que las heroínas y diosas florecían en el escenario como figuras poderosas y complejas, mientras que las mujeres reales apenas tenían espacio fuera de la esfera doméstica.

Una de estas obras teatrales fue Antígonaque, junto con Edipo Rey y Edipo en Colono, pertenece a la trilogía de Sófocles sobre el ciclo tebano. La protagonista es una de las hijas del rey Edipo, quien permanece junto a él hasta su muerte y, después, regresa a Tebas donde sus hermanos mayores habían estado disputándose el trono hasta que uno de ellos, Polinices, se alza en armas contra su propia ciudad. El resultado de la contienda es que ambos hermanos acaban muertos y su tío, Creonte, asciende al trono. Se decreta que Polinices deben permanecer insepulto como castigo a su traición, pero Antígona desobedece la ley y lo entierra.

Evolución de los temas y el conflicto de la obra

Tradicionalmente, se ha entendido el conflicto de la obra como una antítesis entre la ley natural o divina y la humana, representadas por Antígona y Creonte respectivamente. Hay críticos que, de hecho, argumentan que el auténtico protagonista de la tragedia es Creonte, quien tiene que decidir entre aferrarse a la ley que él mismo ha impuesto o condenar a muerte a su sobrina Antígona por desobedecerle. La princesa tebana se aferra a su decisión y no se arrepiente, pues está convencida de que sus acciones son justas y de que su tío es un tirano por impedirle que entierre a su hermano de acuerdo a los ritos. Al final, cuando tanto Antígona como su prometido, hijo de Creonte, mueren es el nuevo rey de Tebas el que tiene que hacer frente al peso de sus decisiones y se arrepiente de no haber sido capaz retractarse a tiempo.

La obra se ha adaptado cientos de veces y en cada época parece que el conflicto entre el poder establecido y la individualidad encuentra nuevos defensores y detractores que dotan a la tragedia de Sófocles de una reconocida atemporalidad. El año pasado la autora Kamila Shamsie realizó una excelente adaptación de este mito con su novela Los desterrados (Malpaso) en la que trae el conflicto a la actualidad a través de una reflexión sobre el terrorismo en occidente. Los protagonistas provienen de una familia rota cuando el padre muere en Guantánamo y asiste a la radicalización de uno de los hermanos pequeños, mientras la mayor de las hermanas trata de comenzar una nueva vida en América donde las leyes de inmigración y los prejuicios contra los musulmanes no se lo ponen nada fácil. La menor, sin embargo, inicia un romance con el hijo de un influyente político anti-terrorista. Los personajes, como podemos ver, están inspirados en los de la tragedia y la autora jugará en todo momento con estas semejanzas y diferencias para ofrecernos una novela que, pese a ser muy contemporánea, no pierde el regusto clásico de su fuente.

También hace unos meses se estrenó en Argentina, una versión futurista de la obra de Sófocles a cargo del director Alejandro Scotti, que imagina una distopía en la que el mundo se encuentra en una crisis global a causa de la escasez de recursos naturales, lo que pone a Argentina en el punto de mira de las potencias extranjeras, que pretenden apoderarse de la riqueza natural del país. Creonte representa a un presidente corrupto, que está a favor de los intereses extranjeros. Mientras que Polinices es un líder revolucionario que lucha por el pueblo y, al igual que en la obra original, acaba muriendo defendiendo sus ideales. Es entonces cuando Antígona entra en acción, infiltrándose en una morgue militar para rescatar el cadáver de su hermano e iniciando los actos centrales de la obra. Mediante esta nueva interpretación, el director argentino consigue poner en relieve los problemas actuales de su país y hacer un alegato a favor de la rebeldía y la resistencia ante las injusticias.

Conclusión

Al principio del artículo hablaba de cómo las mujeres a menudo son idealizadas en la ficción para adecuarse al papel de símbolo. Antígona se ha convertido en un arquetipo de heroína rebelde que se enfrenta a la autoridad y no cede pese a los chantajes. Podemos verla reflejada en Katniss de Los Juegos del Hambre o en Elphaba en Wicked. Adaptaciones modernas, muchas de ellas a cargo de mujeres, han servido para desmitificar a este personaje y dotarlo de una complejidad y humanidad mayor.

Esperemos que Antígona siga inspirando a nuevas generaciones a embarcarse a escribir sobre las injusticias, quizás esta vez en un mundo donde la libertad y el poder de las mujeres reales no tenga nada que envidiar a las que pueblan la ficción.

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