Flavita Banana llegó para ponerlo todo patas arriba. Con su trazo grueso en blanco y negro, se encarga de radiografiar la sociedad actual y decir lo que necesita ser dicho, lo que hace años que viene siendo un grito silenciado.
Y lo hace con un humor tan fino que es imposible no rendirse ante ella. Nada se resiste a su pluma. Con un par de trazos es capaz de desmontar estereotipos, incidir como un cuchillo en nuestras conciencias y hacernos reír hasta que se nos saltan las lágrimas de los ojos. Su arte es reflexivo, reivindicativo y carismático.
Para desbrozar el mundo actual con la precisión quirúrgica con la que lo hace, es necesario no sólo observar la realidad, sino también perderse en las ficciones de otros que también se esfuerzan o se esforzaron en mirar a su alrededor. Flavita Banana encuentra en los libros un refugio al que acudir en busca de diversión, aunque en ocasiones también de inspiración o consuelo. Y le encanta compartir sus lecturas para que todos seamos capaces de disfrutar como ella lo hace, saliendo al sol con un buen libro y dejándose arrastrar por las palabras de otros.
En sus recomendaciones ha apostado por historias que enganchan por encima de grandes moralejas. Lecturas perfectas para cuando el buen tiempo se instala. Libros que atrapan desde la primera hasta la última página, como es el caso de Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena, un libro que describe como absolutamente adictivo con un final “que te tuerce el culo”, uno de los mejores libros para la playa, según su criterio. O La verdad sobre el caso Harry Quebert, de Joël Dicker, otro librazo de playa que esconde un thriller dentro de un thriller.
Flavita asegura que no hacen falta más de cuarenta y ocho horas para devorar Nosotros en la noche, de Kent Haruf. Recomienda este libro a pesar de que su argumento, según comenta, en principio no apetece nada. Se trata de una historia de amor de la tercera edad, pero no por eso deja de ser una de sus lecturas preferidas que anima incluso a usar como comodín cuando tengamos que hacer un regalo y queramos quedar de maravilla.
Es una devota de Eduardo Mendoza. La ciudad de los prodigios es ese libro que leer en voz alta para reír hasta las lágrimas con su caos, mamarrachadas y costumbrismo. En esta categoría también recomienda La hija del caníbal, de Rosa Montero una historia que mezcla vidas corrientes con un hecho inverosímil, todo contado como si tal cosa hasta hacernos reír a carcajada limpia.
Su personaje favorito sobre la Tierra es José Luis Sampedro. De toda su obra se queda con una novela, La vieja sirena. Pero Flavita Banana también consume ensayo. En su estantería no falta Sapiens, de Yuval Noah Harari, que ofrece “explicaciones científicas para todas nuestras actitudes aberrantes, algo bien útil”, afirma. Tampoco falta el ensayo Todas deberíamos ser feministas, de Chimamanda Ngozi dichie. Un libro que parecen saberse de memoria las protagonistas de sus dibujos.
1. Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena
2. La verdad sobre el caso Harry Quebert, Joël Dicker
3. Nosotros en la noche, de Kent Haruf
4. La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza
5. La hija del caníbal, de Rosa Montero
6. La vieja sirena, de José Luis Sampedro
7. Sapiens, de Yuval Noah Harari. ISBN
8. Todos deberíamos ser feministas, de Chimamanda Ngozi Adichie.
9. Los ojos del hermano eterno, de Stefan Zweig
10. El enemigo, de Davide Cali y Serge Bloch
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