El presidente de Rusia, Vladímir Putin, expresó hoy su pésame a los familiares y admiradores del destacado escritor, que creó personajes muy queridos por «más de una generación de los rusos», señaló el Kremlin.
El primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, destacó el «encanto» de los protagonistas de los cuentos de Uspenski y aseguró que muchos rusos citan en su día a día frases de los libros escritos por el gran literato sin siquiera darse cuenta de ello.
El ministro de Cultura de Rusia, Vladímir Medinski, subrayó que millones de rusos conocen el nombre de Uspenski desde una edad muy temprana y su obra es un auténtico «abecedario de la vida».
«Su muerte es una pérdida irreparable para la literatura rusa», aseguró.
El estudio de animación soviético Soyuzmultfilm, que dio vida a muchos protagonistas de los relatos de Uspenski, recordó, por su parte, el «singular talento» del autor, que creó personajes «realmente cálidos y memorables» tanto para niños como para adultos.
Mientras, el compositor Grigori Gladkov destacó que Uspenski era un «gran visionario» y un «idealista», que siempre luchaba por la verdad.
Las redes sociales rusas también se sumaron al homenaje al agradecer muchos internautas a Uspenski una «infancia feliz» en compañía de los protagonistas de sus relatos.
Ingeniero de formación, Uspenski publicó en 1974 su primer libro titulado «El tío Fiodor, el perro y el gato», que narra las andanzas de un niño de seis años que se ganó el apodo de ‘tío Fiodor’ por su carácter responsable.
Uspenski llegó a producir decenas de títulos, entre ellos, las aventuras del «Cocodrilo Guena y sus amigos», donde por vez primera aparece el personaje de Cheburashka, un entrañable muñeco orejudo de origen desconocido que fue símbolo de la selección olímpica rusa en más de una ocasión.
El propio Uspenski, cuya obra fue traducida a más de 20 idiomas, describía sus trabajos como «sermones».
Así, el relato sobre el cocodrilo Guena, «es un sermón sobre los animales, miembros de pleno derecho de la comunidad de la Tierra».
Mientras, el «Tío Fiodor» es un «sermón» sobre la necesidad de conceder mayor libertad de expresión a los niños.
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