En su tercera edición, se quiere homenajear a aquellas autoras que rompieron las barreras que les impuso la sociedad
Ser escritora no siempre ha sido una tarea fácil ni mucho menos reconocida. Desde tiempos inmemoriales, las mujeres han formado parte de un modo u otro del mundo de la literatura y no fue hasta el siglo XIV cuando una mujer, Christine de Pizan , pudo ganarse la vida escribiendo de forma profesional. Sin embargo, hasta el siglo XX, muchas mujeres tuvieron que poner pseudónimos para poder publicar sus propias obras. Y, aunque en menor medida, sigue sucediendo. La misma J. K. Rowling firmó algunos de sus relatos como Robert Galbraith y también reconocía que, en sus inicios, sus editores prefirieron que firmara con sus iniciales, para dar ambigüedad a su sexo. Algo que continúa haciendo a día de hoy “por cuestión de marca”.
En España, los propios maestros reconocen que son pocas las autoras que aparecen en los libros de texto aunque muchos aseguran que, por iniciativa propia, acaban ampliando la historia de muchas de ellas pese a estar fuera de temario. Así, se incluyen autoras como Emilia Pardo Bazán o Rosalía de Castro, pero se dejan de lado detalles como, por ejemplo, que buena parte de las obras que se atribuyen a Gregorio Martínez Sierra, hoy olvidado pero que fue escritor de éxito durante la primera mitad del siglo XX, eran en realidad de su esposa, María Lejárraga.
Lo cierto es que las dificultades que ellas tenían publicar se han ido sucediendo a lo largo de los años. Por ello, la Biblioteca Nacional en colaboración con la Federación Española de Mujeres Directivas (FEDEPE) y la Asociación Clásicas y modernas, creyeron conveniente honrarlas y darles la importancia que merecen y organizaron el Día de las Escritoras. Una celebración que se inició en 2016 y que cada vez gana más adeptos, fijándose así como un día destacado en los calendarios literarios. Una fecha que siempre coincide con el primer lunes de octubre después del día asociado a la monja y escritora Teresa de Jesús.
Bajo el lema es Rebeldes y transgresoras, esta última edición celebra a aquellas autoras que rompieron las barreras que les imponía la sociedad. “Hemos querido dedicar el Día de las Escritoras a la insumisión intelectual de aquellas autoras que remaron a contracorriente, y en diferentes épocas y circunstancias cuestionaron el orden que les era impuesto y lo hicieron desde la ficción, la poesía o el ensayo. Su aportación fue enormemente valiosa: articularon una nueva forma expresiva donde la libertad trascendía cualquier bandera”, ha señalado la comisaria de este año, la periodista y escritora Joana Bonet.
«Hemos querido dedicar el Día de las Escritoras a la insumisión intelectual de aquellas autoras que remaron a contracorriente, y en diferentes épocas y circunstancias cuestionaron el orden que les era impuesto”
Unas palabras en la misma línea que las que señalo en su día Laura Freixas, presidenta de Clásicas y Modernas y una de las impulsoras de esta fecha: “Aunque las escritoras cosechen buenas críticas en los lanzamientos de las novelas, en los ‘rankings’ con los mejores libros que se hacen a final de cada año las mujeres no están”. Y añadió: “A pesar de que hay muchas mujeres escritoras con éxito en España el Premio Nacional de Narrativa lo ganó una mujer (Carme Riera) por última vez en 1995. Llevamos 21 años en el que cada año se lo lleva un hombre”.
Otro ejemplo es que el Premio Cervantes, el más importante de literatura en lengua castellana, sólo se ha concedido en cuatro décadas a 4 mujeres frente a 37 hombres: María Zambrano (1988), Dulce María Loynaz (1992) Ana María Matute (2010) y Elena Poniatowska (2013). Algo similar ocurre con el Premio Nobel de Literatura, que desde su creación en 1901 hasta 2017, ha premiado a 13 mujeres frente a 100 hombres.
Con esta iniciativa se quiere reivindicar a nombres como los de Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber), Gertrudis Gómez de Avellaneda, Concepción Arenal, Carolina Coronado, Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou, Carmen de Burgos, Alfonsina Storni, Elena Fortún, Rosa Chacel, Silvina Ocampo, Dulce María Loynaz, María Zambrano, Mercè Rodoreda, Gloria Fuertes, Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite y Ana María Matute. Su legado es enorme.
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