La autora recibe el galardón por ‘Tots els cavalls’. «Nunca había escrito un verso antes de 2006, que recuerde», dice la creadora de unos versos de «expresión seca y fulgurante», según el jurado
Antonia Vicens se acuerda perfectamente: “Fue el 3 de agosto de 2006. Estaba tomando el sol en la terraza de casa y empezaron a venirme imágenes, unos recuerdos; la vida se me estaba como cayendo a trozos y me puse a escribir intensamente. Me cayó, no la estaba buscando”. Así empezó a escribir poesía a los 68 años, tras una larga trayectoria como novelista, recordaba ayer a EL PAÍS. Cuatro poemarios —Lovely (2009), Sota el paraigua el crit (2013), Fred als ulls(2015) y Tots el cavalls(2017)— han bastado para ser premiada con el Nacional de poesía, que concede Cultura, dotado con 20.000 euros.
Con 26 años, y tras un premio por sus relatos reunidos en Banc de fusta, ya ganó, con 39º a l’ombra, el Sant Jordi de Novela, uno de los grandes galardones en catalán. Una decena de títulos conforman su bibliografía en ese género, que completan poco más de media docena de volúmenes entre relatos, obras infantiles y algunos de recuerdos. Su trayectoria fue reconocida en 1999 con la Creu de Sant Jordi.
“Su vocación poética contempla toda una vida a través del tamiz de una expresión seca, dura, inquieta y fulgurante”, señala el jurado. “Es un libro que araña, hiere y a la vez emociona”, comenta el editor Ignasi Pàmies sobre Tots els cavalls (LaBreu), por el que Vicens, ha sido específicamente galardonada.
“La poesía se me va comprimiendo, como la vida, en imágenes, en pocas palabras. Siempre he jugado con ellas… porque aun soy aquella niña”, remata la escritora.
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