El efecto de la cultura en las personas

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Cuando piensas en un evento cultural, ¿piensas en una multitud de visitantes o más bien en un puño de aficionados que pudieron costear la entrada o el viaje?

El problema con el arte y la cultura no es que haya poca –porque no es así–, sino que por demasiado tiempo no ha sido prioridad en el sistema educativo ni en los valores de la familia en nuestro país. Me resulta entonces sumamente interesante hacer conciencia acerca de los efectos del arte en las personas, para así comenzar a buscar y exigir contenidos de calidad, eventos abiertos a todo el público y desde luego incluir en la formación de los niños actividades en las que puedan desarrollar su creatividad y sensibilidad.

«La cultura lo es todo. Y al decir que lo es todo es que está en todas partes, ya que define nuestra identidad, nos vuelve sociales y sirve como medio de cultivo para el desarrollo. Esto surge desde antes del nacimiento; las nanas, los libros para recién nacidos y hasta las conversaciones de los padres permean y definen al bebé. Por eso contar historias, ya sea en libros, canciones, en la plástica o cualquier forma de arte es indispensable para la comprensión de nuestro mundo»

(Rodrigo Morlesin, autor de la novela Elvis nunca se equivoca)

¿Qué beneficios obtiene nuestro cerebro a través del arte?

Son muchos los beneficios, nos ayuda desde pequeños a desarrollarnos, por ejemplo al pintar o dibujar desarrollamos la motricidad fina. Al bailar o escuchar música, nos permite coordinar mejor y mantener el equilibrio, además de que ayuda en gran parte a la habilidad cognitiva.

¿El arte nos vuelve más originales?

A través del arte aprendemos a sentir y a expresarnos, nos enseñan a manifestar y desarrollar habilidades diferentes. Por ejemplo, a los niños les ayuda a potenciar la capacidad de solucionar problemas, y crea un estímulo para darle soluciones originales y no usar las preestablecidas. Las artes incitan y estimulan al cerebro a la creatividad, al darle diferentes imágenes o representaciones a las situaciones que se viven en la vida cotidiana, y esto hace que desarrollen un pensamiento más profundo.

¿Hay alguna relación entre la música y el bienestar?

Sí, la música genera que nuestro cerebro segregue un neurotransmisor llamado dopamina que nos da una sensación de bienestar y placer. Así en el área cognitiva por ejemplo aprender a tocar un instrumento, nos brinda creatividad y hace que el cerebro genere nuevas sinapsis; es decir, que las neuronas aprenden a hacer nuevas conexiones.

Se dice que el arte ayuda a prevenir pérdida de la memoria, ¿es verdad?

Con el arte también activamos la memoria, cualquier tipo de arte genera que el cerebro sea estimulado y active cualquier parte de él. El arte es tan importante para nuestro cerebro, que logra que formemos nuevas estructuras de pensamiento y estimula nuestra percepción y análisis.

Para mucha gente el arte hace las veces de terapia…

Nuestro cerebro disfruta del arte, en cualquiera de sus expresiones, ya que mejora el flujo sanguíneo en este, e incrementa las conexiones entre el área motora, sensorial y cognitiva.

Las artes plásticas se utilizan mucho en terapia con pacientes que presentan estrés, estrés postraumático, hipertensión, enfermedades crónicas, ansiedad, depresión y trastorno bipolar. No solamente porque mejora la conectividad cerebral, sino porque combate los efectos de su dolencia y proporciona una actividad placentera que los llevará a tener una mejor calidad de vida. Por otra parte, hablando de usos del arte en terapia, algunos psicoterapeutas solemos manejar el proceso de duelo con los niños a través del dibujo, ya que expresan mejor sus sentimientos con dibujos que con palabras.

«El derecho a la cultura debe considerarse una necesidad vital de todo ser vivo, ya que hasta los animales se agrupan y conducen según sus propios parámetros. Ahí está inserta la cultura. Aunque no la veamos».

(Rodrigo Morlesin, autor de la novela Elvis nunca se equivoca)

El arte no debe ser privilegio de algunos

Después de conversar con la terapeuta y de intercambiar opiniones con colegas dedicados a la creación de contenidos, refuerzo la idea de que el arte no debería ser un privilegio de algunos o de élite como lo ha sido en muchas sociedades; lo ideal sería que se incluyeran clases y actividades culturales relacionadas con el arte en cualquiera de sus manifestaciones (pintura, danza, literatura, música) para que estuvieran al alcance de todos y así pudiéramos gozar de los enormes beneficios que nos trae aunque nadie se preocupe en recordárnoslo.

¿Qué tanto impulsamos la cultura en México?

Según últimos datos del INEGI, lo que gastamos las personas en México en cultura se distribuye de la siguiente manera: En lo que no llega ni a 8%, artes visuales, música y conciertos, libros y materiales impresos, patrimonio natural. Entre el 8 y el 20% solamente diseño y artesanías. El rubro que gana con tan sólo 38% son los medios audiovisuales.

En 2017, en la CDMX se llevaron a cabo 12 mil actividades artísticas y culturales en espacios abiertos y cerrados, a las cuales acudieron cinco millones 100 mil personas, que suena mucho, pero considerando que somos alrededor de 21 millones 581 mil habitantes en la capital de México, la cifra resulta ridícula.

Lo que importa es la selfie perfecta

Los datos son fríos y dicen poco en la práctica, lo que realmente nos mueve el tapete –y al menos a mí me pone a reflexionar– es lo que veo y escucho en la calle y a donde quiera que voy y convivo con la gente. Me doy cuenta de lo que mucho que nos preocupa a cierta generación de la población actualizarnos en términos de desarrollo tecnológico y digital, veo a los niños y jóvenes muy preocupados por estar conectados a sus redes sociales o en hacer la selfie más cool. Mientras que a quienes menos tienen, lo que les ocupa es conseguir lo del día. Entonces me pregunto por qué no promover la cultura como una necesidad, como aprender a leer y a escribir.

Cultura de boca en boca

De las cosas que más me daría gusto ver en un futuro cercano es a más personas en las plazas, en los teatros, en las casas de cultura de las localidades. ¿Qué hace falta? Hablar de ello, así como somos capaces de volver viral una serie de Netflix promovamos actividades culturales de boca en boca. Se me ocurre que ayudaría bajar el precio de las entradas en los cines y teatros, contratar más profesores de arte en los colegios y muchos otros ejemplos. Habrá quien me responda que todo se resume al presupuesto destinado a la cultura, pero yo dudo que se trate de eso únicamente. Hagamos nuestra parte y a la par exijamos que se democratice la cultura.

Autor: Shantale Carrera Tolksdorff

Ver más en: Cultura Colectiva

 

 

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