El paraíso perdido (1667) es un poema épico escrito por John Milton que recoge una amplia y detallada interpretación de la pérdida de la inocencia descrita en el libro bíblico del Génesis. Está considerado uno de los mejores poemas épicos en lengua inglesa. La obra maestra de Milton no es importante sólo como hito de la literatura occidental, sino también por su influencia en la Reforma protestante.
Está escrito en verso suelto (en concreto, en pentámetro yámbico sin rima, una estructura de cinco pies de dos sílabas por línea), como el que empleó Shakespeare en muchas de sus obras. Sin embargo, Milton enriqueció sus posibilidades y aplicaciones, de igual forma que usó de forma profusa los símiles épicos, un tipo de comparación prolija y compleja que Homero y otros poetas clásicos habían utilizado con frecuencia en sus textos épicos.
Empieza justo tras la rebelión de Satán y otros ángeles caídos contra Dios, una guerra que Perdieron en el Cielo. A modo de castigo, el Señor os desterró al infierno. Sedientos de venganza, Satán y sus acólitos decidieron intentar corromper a la humanidad, la más preciosa creación divina. Para ello, Satán se escabulle del infierno y se cuela en el Edén. Mientras Adán y Eva duermen, se disfraza de sapo y le susurra a ella al oído sembrando así las semillas de su descontento. A sabiendas de lo que planea Satán, Dios envía a su ángel Rafael para avisar a Adán.
Cuando Satán vuelve al Edén, se encuentra con que Eva ha convencido a Adán para que la deje trabajar sola. Disfrazado de serpiente, la convence a fuerza de astucia y halagos para que desobedezca a Dios y pruebe el fruto del Árbol del Conocimiento. Adán, desolado por lo que ha hecho Eva, toma la decisión consciente de seguir sus pasos, pues prefiere estar con ella en su desgracia que seguir viviendo en el Edén sin su compañía. Tras una visita del arcángel Miguel, que le muestra a Adán una visión de las desgracias que le aguardan a la humanidad, ambos abandonan el Edén «de la mano», «llorando, con pasos lentos y titubeantes».
Los malos suelen ser los personajes literarios más interesantes, y esta obra no es una excepción. Satán es la figura más compleja, fascinante y categórica. Es un antihéroe que despliega clarividencia, liderazgo y elocuencia, pero emplea estas habilidades con fines egoístas y para saciar su orgullo. Además, no representa un mal ciego sino muy consciente de sí mismo, atormentado por la certeza desgraciada de que Dios lo ha desterrado. A la postre, aparece como una figura trágica, un giro teológico que provocó que muchos de sus detractores acusaran a Milton, literalmente, de sentir excesiva simpatía por el diablo.
Otros datos de interés
1. Milton perdió la vista (posiblemente por un glaucoma), de forma que en 1654 tuvo que empezar a dictar su obra a un ayudante.
2. Tras El paraíso perdido escribió El paraíso recuperado (1671), que relata la historia narrada en el Nuevo Testamento sobre el enfrentamiento de ]esús con Satán durante los 40 días que pasó en el desierto.
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