Las obras de artistas españolas y latinoamericanas ilustran una triste realidad
Una exposición en Holanda de cuadros y esculturas de artistas españolas y latinoamericanas recuerda que, aunque hace años que la mujer dejó de ser la musa del arte para convertirse en la mano que mueve el pincel, la brecha de género sigue lejos de desaparecer.
En la muestra se recuerda «que ellas han pasado de ser musas a ser ellas las que pintan los cuadros, pero no en las mismas circunstancias que los hombres porque las grandes galerías siguen apostando más por ellos», señala a Efe Pilar Tena, directora del Instituto Cervantes de Utrecht (Holanda), que acoge esta exposición hasta el 29 de marzo.
«Y lo que más debe escandalizarnos es el retroceso gradual en la igualdad de género, que es muy alarmante, porque ¿cuánto más vamos a retroceder?», alerta Tena.
Una de las firmas de esta exposición es Lita Cabellut (1961), la artista española contemporánea más cotizada del mundo, según el índice de arte Artprice, y que reside desde los 19 años en La Haya, donde también tiene su estudio de pintura.
Cabellut exhibe la pintura «Old master nude» (2018), que muestra su estilo característico de técnica mixta sobre un lienzo de 200 x 180 cm y que representa, según sus propias palabras, «la belleza frágil que tenemos» las mujeres.
«El desnudo de las mujeres es un arma muy potente pero al mismo tiempo es el arma más débil que tenemos. Es una táctica de guerra, un método eficiente, complaciente y muy barato», explica, en una conversación con Efe.
Esa fragilidad que muestra en las rupturas del cuerpo femenino de su lienzo retratan «cómo está sufriendo nuestra sociedad con esta gran agresión hacia la mujer, por los problemas económicos y psicológicos que provocan los maridos, los padres, aquellos que abusan de las drogas y del alcohol, y con las mujeres como víctimas de las consecuencias sociales» de la situación.
Cabellut tiene al ser humano y al mensaje social como temas centrales de su obra porque, como ella siempre subraya, no le gusta pintar «personajes inventados», sus cuadros son resultado de sus «propios sentimientos» en cada momento, son su «herramienta de comunicación para trasladar su historia».
La producción de la exposición en su totalidad, desde el germen de la primera idea hasta el resultado, fue realizado por mujeres, asegura su comisaria, Guadalupe Galán, quien explica que la intención es «darle una visibilidad y una plataforma a las artistas donde poder exponer su obra, desde la pluralidad».
«Tenemos pinturas, esculturas e instalaciones que abordan una diversidad de temas, de estilos muy distintos, que van desde el arte figurativo al abstracto, el realismo y hasta la geometría pura, y de técnicas como la tradicional de pintura en óleo sobre lienzo, técnicas mixtas, digitales e impresos en aluminio», detalla.
El tour lo abre la chilena Margarita Garcés, que vive en Holanda desde 1976, y dedica su obra de arte abstracto a la naturaleza y paisajes de la zona costera del norte de Chile, con tono azul y colores ocres, en diferentes gamas y matices.
«A través del color busco equilibrio, armonía y lo que se podría describir como belleza calma. Mi inspiración es siempre la naturaleza, en combinación con recuerdos, emociones e impresiones de luces entre invierno y verano, norte y sur», añade Garcés.
La valenciana Gracia Bondía lleva solo un año en Holanda y ha expuesto su obra en diferentes países, centrada en el figurismo y la escenografía en los ámbitos de las artes escénicas, la ilustración y el diseño.
«Pensé en Santa Teresa como una mujer que promulgaba la humildad, y como en los conventos lo que se hace es coser y cocinar, pensé que mi obra tenía que ser humilde y representar a esas mujeres: son siete bastidores de bordar con el papel que se pone debajo de los pasteles, y en ellos se va bordando un cardiograma», explica.
También se muestran las estructuras geométricas de Monika Buch (España, 1936), las esculturas de Susan Melo (Chile, 1976), basadas en técnicas de arte provenientes de las culturas originales de América del Sur, los diseños de Consuelo Plaza (España, 1950), y las pinturas de Valeria Prosseda (Argentina, 1973).
«Los derechos de la mujer son derechos del ser humano, estamos luchando por una igualdad y un respeto mutuo, pero llevará tiempo. El ser humano se desarrolla de forma tan lenta y tan pobre en sus logros, que necesitamos muchos años para llegar a ese punto de igualdad donde a la mujer no le importe ser mujer, y no prefiera haber sido hombre», concluye.
Ver más en: https://www.noticel.com/mundo/intacta-la-brecha-de-genero-en-el-mundo-del-arte/1054964717