Una feria de arte contemporáneo cuenta con muchas perspectivas diferentes: la de los artistas, la de los profesionales, la del público. A su vez estos tres grupos tienen distintas características, que cruzándose dan forma a un caleidoscopico de visiones distintas. De hecho la Feria de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, que en el pasado abril sumó su edición 28, se presenta como una oportunidad para pensar al papel del arte hoy día, en un mundo que piensa en datos económicos, pero siente la llamada ancestral de ser artista.
En el rediseño arquitectónico y en la propuesta de charlas abiertas arteBA consiguió atraer un público amplio, demostrando que esta plataforma de conocimiento y negocio del arte contemporáneo es una ocasión fructífera para todos. De hecho, si la noche de la inauguración fue el momento de las galerías, de los artistas, de los curadores para alardear y compartir con un vaso de champán —es el caso de la artista vanguardista argentina Marta Minujín, casi exhibiéndose como atractiva en sí misma—, la tarde del domingo fue para las familias, con los padres recorriendo el espacio de los pabellones mano a mano con sus hijos, para encender pronto la flama de la curiosidad artística. Estudiantes de arte locales, aprendiendo como entrar en el mundo profesional; intercambistas italianos de economía, atraídos por la posibilidad de conocer un pais extranjero a través de su producción cultural; periodistas documentando para las redes nacionales e internacionales; jovenes diseñadores promoviendo su diario de arte autoproducido en tirada de mil ejemplares… Es la fuerza de la feria.
Una feria que, además de presentarse como ocasión de exposición y compraventa, ofreció momentos de reflexión sobre el papel del arte en un mundo en rápida transformación, como en el caso de la clase magistral «El futuro del arte y la tecnología», que contó con la participación de profesionales e intelectuales argentinos y extranjeros, donde se razonó sobre cómo cambia la difusión de la obra de arte por el propio artista a través de las nuevas tecnologías. «La industria cultural está desapareciendo? La tecnología va a dar el chance de liberarnos de la inteligencia analítica y podríamos crear más cultura, pero el riesgo es de crear entretenimiento barato. El arte es fundamental, es la expresión de la creación de la belleza que nos da un contacto diferente a este mundo hiperrápido. Tiene una función primaria para la humanidad en pos de crear campos de percepción que anteriormente no teníamos», afirmó el líder de negocios argentino Rafael Steinhauser. Como contraparte, el profesor y poeta norteamericano Frederick Turner dijo: «El hombre va a usar la tecnología para desarrollarse, como pasa hace milenios, desde la era de los primates. Pero solo a traves del asombro por el arte y la natura puede darse cuenta de la belleza del mundo». Por su lado, el curador alemán Enrico Bauer comentó: «A traves de la tecnología el arte se está volviendo un proceso democrático, con un acceso mucho más abierto». Y el filósofo y sacerdote japonés Yasuhiko Genku Kimura agregó: «En la evolución, arte, ciencia y tecnología son fases del mismo proceso. Hoy, en el año de Leonardo, vemos cómo el arte ha impactado en la vida; no tenemos que quedarnos en lo hiperespecializado, sino abrirnos hacia la multidisciplinariedad, hacia un futuro donde el arte podría contribuir a la interculturalidad». Y finalmente el presidente de arteBA Fundación, Alen Oxenford, concluyó: «El arte puede transformar de muchas maneras las acciones de las personas, y los diálogos entre ellas. Nos pones humildes, nos obliga a ser contemplativos, a quitar por un rato la atención sobre nosotros mismos. El arte une, puede hacer identificar a muchas personas en una misma pieza; arteBa es una demostración de eso».
Las diferentes perspectivas consiguieron restituir una imagen viva del papel del arte hoy como fuente de inspiración, tanto en la especificidad del campo artístico como en la vida. Pero la visión de profesionales afirmados no vehicula la totalidad de la esencia de arteBA, para la cual es necesaria la mirada joven y fresca de quien va a ser heredero de ese mundo. Así que las reflexiones de Laura Guindlin, estudiante de Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, curadora y crítica de arte argentina que trabaja en teoría e investigación sobre arte contemporáneo, complementan la idea esencial de la feria y examinan si sus intentos de comunicación e involucración son o no conseguidos.
Respecto a las pasadas, ¿qué te pareció la edición de este año?
Esta edición de ArteBA fue particularmente interesante comparada con las anteriores. Hubo muchas incorporaciones nuevas que lograron modificar el formato de feria tradicional y hacerla más productiva. Es el caso de la sección Utopía Bombay Sapphire, que reemplazó el antiguo Barrio Joven y nuclea a las galerías emergentes y experimentales. Este espacio contaba con su propio pabellón, separado del de la Sección Principal, y las galerías que formaban parte no estaban divididas con los clásicos booths, sino que había un diseño circular y abierto que permitía la comunicación colectiva entre las distintas propuestas. Destaco entre los participantes a Proyecto NASAL (Lima-Guayaquil), Imagen Galería (Mendoza), NN (La Plata) y Central Galería (San Pablo). Por otra parte, esta edición presentó un amplio programa de charlas y actividades complementarias que contribuyeron a ampliar el análisis de la producción artística local y también fomentaron distintos debates actuales, además del clásico ciclo de visitas guiadas. En este sentido, uno de los mayores aciertos de esta feria es el proponer un marco de estudio, investigación y debate de las artes, en lugar de dedicarse únicamente al comercio de la obra.
¿Qué significa para una estudiante de Historia del Arte tener la posibilidad de involucrarse en un evento de tal importancia en la escena artística contemporánea?
Como estudiante me parece interesante tener la posibilidad de recorrer distintas propuestas y participar en un evento que nuclea y pone en contacto a los diferentes agentes del campo artístico. Poder ver de cerca cómo se gestan esas relaciones me parece necesario, pero también es importante mantener una mirada crítica y poder discernir entre lo propiamente artístico y lo social o comercial, ya que es un hilo muy fino por donde los valores e intereses circulan. Es importante como postura ideológica privilegiar la producción artística por sobre las ventas en un ámbito que en su origen está ideado para el comercio.
¿Cómo las instituciones podrían mejorar el involucramiento de los jóvenes profesionales en el mundo del arte contemporáneo?
Cualquier plataforma que permita a los jóvenes profesionales del arte profundizar su conocimiento y les dé la oportunidad de desarrollarse será positiva. Los espacios que permiten esto son escasos, y la mayoría de las personas que no cuentan con los recursos económicos y espaciales se topan con grandes obstáculos que, en definitiva, impiden que los jóvenes despleguemos nuestro potencial. Sin embargo, precisamente en la juventud se encuentra una voluntad que trasciende estas problemáticas y que permite que encontremos o incluso creemos nuestras propias posibilidades, lugares y obras al margen de los circuitos establecidos. Las instituciones que forman parte de las ediciones de arteBA y esta misma fundación homónima son capaces de presentar propuestas inclusivas que permitan la creación y exhibición de proyectos en un entorno que puede resultar altamente provechoso para los artistas, curadores y críticos emergentes. Convocatorias a presentar exhibiciones, concursos y premios de obra o pasantías rentadas podrían ser algunas vías para que esto suceda.
¿De qué manera el arte podría ser atractivo para los jóvenes interesados en otras disciplinas?
El arte debe resonar y producir efectos en jóvenes interesados en otras disciplinas siempre que transmita una idea, concepto o postura que esté atravesada por otros intereses contextuales donde se produce la obra. La política, ideologías e incluso sentimientos específicos son elementos presentes de manera transversal en la sociedad, y repercuten en todo espectador sin importar su formación. Me refiero a intentar transmitir preocupaciones reales o generar conexiones verídicas, contrario a ciertas formas utilizadas de manera masiva para atraer a un gran público, donde las obras de arte son utilizadas como herramientas de marketing simplemente. En este sentido, situaciones como debates o conversaciones en torno al análisis de obras artísticas me parecen maneras mucho más nobles de lograr que el arte circule en otros ámbitos ajenos a este.
Las respuestas a un evento de este tamaño son varias, como lo son los intereses y las razones de quien participa. Lo cierto es que arteBA, en su edicion 28, consiguió proponerse como espacio de reflexión, donde piezas nuevas y ideales antiguos están disponibles para todos los que quieran descubrir. Y demuestra por qué el hombre, en su viaje de búsqueda, desarrollo y memoria sigue sintiendo la necesidad de pensar y representar el mundo a su alrededor a través de los recursos y las herramientas del arte. Un filtro del cual nunca puede ni va a poder prescindir.
Autor: Diana Viezzoli