Si alguien me hubiera dicho que yo iba a leer el libro de una youtuber, no me lo habría creído, pero es que Mimi XXL es mucha Mimi XXL. La descubrí por casualidad hace más de un año, cuando Youtube me recomendó uno de sus storytimes. Me encantó su naturalidad y sentido del humor. Además, somos de la misma quinta y tenemos gustos similares, así que me aficioné a ver sus vídeos. Y no tardé en cruzarme con uno que no tenía ninguna gracia, pues relataba un episodio muy duro de acoso escolar. Yo, que he sufrido vivencias parecidas (aunque no tan graves), conecté aún más con ella. Por eso, cuando anunció que iba a publicar La venus que rompió el espejo, donde contaría su historia de superación, no quise perdérmelo.
Miren Jaurne se remonta a esa infancia en la que la palabra «gorda» era solo un mote y su cuerpo, el medio para jugar y abrazar. Pero esa inocencia duró poco. Pronto esas cinco letras se convirtieron en un insulto y en un arma arrojadiza en el colegio, y su físico, en el culpable de todos los males. A partir de ahí, cayó en picado: amistades tóxicas, desórdenes alimenticios, coqueteos con las drogas, autolesiones, peleas familiares, ansiedad social y, sobre todo, odio, mucho odio hacia sí misma.
No se corta en describir las barbaridades que hizo ni en mostrar sus miserias, porque es precisamente eso lo que echó en falta que alguien le dijera en aquellos años, cuando creía que eso solo le pasaba a ella, que ella era el problema. Pero no, entonces y ahora existen miles de adolescentes (y no tan adolescentes) que se sienten igual de perdidos. Por eso, en La venus que rompió el espejo les cuenta qué errores cometió para que no caigan en los mismos y les transmite que, aunque ahora a ellos no se lo parezca, de todo se sale.
Miren Jaurne ya no es aquella chica, al menos, no del todo, y desde la perspectiva que da la edad, ha relatado su vida para demostrar cómo ha aprendido a utilizar las herramientas que ha obtenido a base de palos.
No es solo una gorda.
Es una mujer inteligente que nos enseña a querernos tal y como somos y que nos hace reír a carcajadas.
La venus que rompió el espejo no es solo un libro para aprovechar su tirón y el del movimiento body positive.
Es un testimonio real que a mí me habría ahorrado muchos quebraderos de cabeza en mi adolescencia y que, espero, se los ahorre ahora a quienes se sientan así de hundidos.
Yo ya no soy aquella chica insegura, al menos, no del todo, pero leer este libro me ha recordado lo que sentía, me ha servido para exorcizar los demonios que aún vagaban por ahí y, por qué no decirlo, me ha hecho sentirme orgullosa de lo fuerte que fui a pesar de todo y del camino recorrido. Como dice Miren Jaurne, «… cuando tocas fondo te das cuenta de que abajo del todo, en lo más profundo, es donde yace (lleno de rasguños y heridas aún por cerrar) tu amor propio». Una vez lo encontramos, todo va mejor; pero en los momentos más oscuros necesitamos que alguien nos recuerde que debemos ser nosotros mismos los que vayamos en su búsqueda.
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