Desde la poesía el artista plasmó todos los motivos e imágenes que después pintaría. En paralelo a la exposición ‘Picasso poeta’, que tras estrenarse en Barcelona viajará a París, se publica el ‘Abecedario’ del pintor, con varios manuscritos inéditos
Nadie definiría a Picasso como un «poeta descarriado». Salvo Picasso. Hasta ahora sus poemas han sido como una nota a pie de página, una anotación a su pintura. Aunque Gallimard publicó la monumental Écrits en 1989-con más de 340 textos poéticos- hasta 2008 no se tradujeron al castellano;y aún quedan algunos inéditos.
Pero es en la escritura donde laten las visiones obsesivas de Picasso. Y se han resumido en el volumen Abecedario. Picasso poeta, un estudio paralelo a la exposición que estrena el Museo Picasso de Barcelona -hasta marzo de 2020, y que después viajará a París-. Aquí van algunos conceptos del abecedario picassiano:
ANDALUCÍA. «Yo nací de un padre blanco y una copita de aguardiente andaluz nací de la niña de una m adre soltera de 15 años nacida en Málaga en Los Percheles el hermoso toro que me engendró la frente coronada de jazmines», escribió Picasso en mayo de 1936. Andalucía será siempre una imagen recurrente y símbolo de sus raíces españolas y mediterráneas:manolas con mantilla, bodegones con guitarras, toreros en la plaza, los olivos…
COMIDA. Simboliza los recuerdos de infancia pero también el rechazo visceral del golpe de estado de Franco, la carestía tras la IIGuerra Mundial o, en un tono más amable, el erotismo o la plasticidad de la pintura.
EROTISMO. Aunque plasmó varias escenas eróticas en sus cuadros, en los poemas Picasso resulta aún más desatado:frases largas y complejas, caóticas, evocan el deseo y el roce de dos cuerpos, sus caricias, luchas y orgasmos.
GUERRA. La Guerra Civil produjo un hondo impacto en Picasso, que ya nunca regresaría a España tras la victoria de Franco. Casi como una acotación al Guernica pueden leerse sus versos sobre la devastación de España: «sobre la piel arrancada a la casa /golpea en la ventana olvidada en el centro del vacío infinito /la miel negra de la sábana rasgada por llamas heladas /del cielo el águila vomita sus alas».
INÉDITOS. En el Abecedario se publican varios manuscritos inéditos. Picasso escribía y dibujaba en cualquier sitio, desde una página de periódico hasta una tarjeta verde y azul de Air France, en cuyo reverso apuntó a lápiz negro: «Inútil insistir el complejo de Edipo está en el retrete» (21 de marzo de 1939).
LISTAS. Picasso siempre hace listas: de la compra, de colores, de cosas, de remordimientos, listas negras, de la lavandería, «la lista de tantas necedades categóricas en equilibrio a caballo sobre la nariz del listo que se traga el resorte» (sic)…
PALABRAS. Picasso sostenía que se podía «escribir una pintura con palabras» y «pintar las sensaciones en un poema». ¿Cómo era su poesía?Surrealista, lúdica, exagerada, pocas veces lírica, llena de repeticiones, con abundantes guiños a Góngora… Siempre plástica. En el trazo y el propio color del lápiz ya empieza el sentido del poema. Picasso trituró el lenguaje igual como deconstruyó la pintura.
MINOTAURO. Casi siempre es su alter ego. A veces se presenta como un minotauro ciego y vulnerable, otras como el prototipo de poder masculino. Es una imagen recurrente en el imaginario picassiano, junto a la del toro.
MUJERES. De su primera esposa Olga Koklova a su último amor, Jacqueline Roque. Todas las mujeres de Picasso han protagonizado e inspirado tanto su pintura como sus poemas.
TEXTOS. «El Picasso poeta es poco conocido fuera de los círculos especializados. Pero la poesía no se puede desligar de su vida y obra pictórica. Quizás es donde más se encuentra a Picasso, lui même, como dicen los franceses», explica la conservadora del Museo Picasso, Claustre Rafart, comisaria de la exposición Picasso poeta y una de las autoras del Abecedario. «Ésta es una exposición intimista, en la que no se va a leer manuscritos sino a ver la escritura y el brutal grafismo de sus poemas, íntimamente ligados a su vida y su pintura», añade.
VERBENA. «lleva en coche a la verbena», escribía Picasso en París, recordando las noches de fiesta y algarabía en las plazas, las verbenas de Sant Joan en la Barcelona de su juventud.
Autor: Vanessa Graell
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