Ruperto Long realiza un increíble proceso de documentación para dar vida literaria a cuatro maravillosos personajes en un momento crítico en la historia de la humanidad, la Segunda Guerra Mundial. Poco o nada tienen ellos en común, pero el destino hará que sus vidas se vean de un modo u otro entrelazadas.
Por un lado, encontramos a Charlotte, una niña de ocho años que, junto a su familia, es obligada a huir de Bélgica, su país de origen, debido a la persecución judía del régimen nazi. Su tío Alter decide no seguirlos y volver con sus padres al centro de Polonia, donde desarrollará un papel importante para el gueto judío en el que queda encerrado.
Por otro lado, Domingo López Delgado, un uruguayo, decide viajar a Francia y luchar como voluntario en la Brigada de Francia libre con el firme convencimiento de defender la libertad y proteger a los inocentes. En la batalla de Bir Hakeim será donde conozca a Dimitri Amilakvari, un príncipe y militar francés de origen georgiano, que al frente de la Legión Extranjera viaja hasta el continente africano para luchar contra el Africa Korps y dirigente el mariscal Rommel.
Opinión:
«La niña que miraba los trenes partir» es una bella historia, mezcla entre ficción y biografía, que pone de manifiesto diferentes testimonios, recogidos por el propio autor en una serie de entrevistas, que expondrán el conflicto militar global desarrollado desde 1938 a 1945, transportando al lector a países como Francia, Bélgica, Georgia e incluso al continente africano.
La pluma del autor es impecable y elegante. Cada una de las diversas figuras que componen esta obra está dotada de un habla y personalidad particular, mostrando formas de expresión característicos de su nacionalidad, cultura y pensamiento político. Esta estrategia literaria hace que la historia fluya de forma natural haciendo de ella una lectura amena. El lector pronto tiene la capacidad de identificar de una forma u otra al exponente.
Todos los ámbitos que engloban a un conflicto de este calibre (social, político, religioso, cultural) son expuestos gracias a la diversidad de personajes que presentan la historia. Ellos ofrecen una perspectiva general de su situación y de aquellos que conocen y que evolucionan durante los años que dura el avance de la contienda.
Es por ello que, Ruperto Long consigue, sin pretenderlo, hacer de esta obra un libro de historia universal contada por aquellos que la vivieron, pues da la oportunidad al lector, entre otras, de conocer a diferentes personajes que tuvieron un papel relevante en el conflicto bélico como Dimitri Amilakvari, el general Koening o a Domingo López Delgado y su gran contribución en la batalla de Bir Hakeim dentro de la Brigada francesa libre.
La trama atrapa desde el primer momento, en ella se intercalan momentos de tensión que mantienen en vilo al alma del lector y le impide detenerse y obligarse a no pasar una página más. El culmen lo tiene el final, en donde las vidas de estos personajes se acaban enlazando de una forma u otra.
Personalmente adoro las novelas relacionadas con la Segunda Guerra Mundial y he leído numerosos libros con esta temática, es por ello que he de confesar que hasta el momento no había encontrado uno narrado de la forma en que lo hace éste. Algo que me ha sorprendido y agradado muchísimo.
Si hay algo que he de destacar es sin duda la gran humanidad que el autor consigue plasmar entre las páginas de su creación. Esa humanidad que se despertó en aquella época entre desconocidos, ese amor fraternal y solidaridad que imperaba entre aquellos que más sufrían y esa fortaleza que empujó a los que se creían imparciales a luchar por la justicia y la libertad.
Recomiendo muchísimo al lector que decida leer esta novela, que al terminarla visualice el vídeo, el cual se puede encontrar en Youtube, titulado «Reflexiones de Charlotte de Grünberg sobre ‘La niña que miraba los trenes partir'». En él la propia protagonista expone en unos breves minutos sus vivencias y lo que el libro le despertó. Para mi es un gran final para esta insuperable y emocionante historia.
Como dato curioso la obra ha sido publicado en más de 15 países, se ubicó entre los libros de autor extranjero más vendidos en Italia y fue ganadora del Libro de Oro 2016 en Uruguay.
En conclusión, diría que «La niña que miraba los trenes partir» es una oda al amor, la amistad, el valor, la fraternidad, el idealismo, la familia y el honor. Así como un reconocimiento a todos los seres humanos que han tenido sus voces apagadas y tuvieron la desafortunada suerte de vivir en unos tiempos difíciles para la historia de la humanidad.
Sin duda alguna una obra deliciosa con la que cualquier amante de los libros ambientados en la Segunda Guerra Mundial disfrutará enormemente.
Autor: Marisa Costa
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