Museo del Prado: Fin de fiesta y las 15 obras imprescindibles que admirar.

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La pinacoteca madrileña, El Museo del Prado, celebra su fin de fiesta, con una serie de actos y nos recomienda sus 15 obras imprescindibles. #Prado200

Jornada de Puertas abiertas en el Museo del Prado.

Con motivo de la clausura del Bicentenario del Museo del Prado, desde, hoy jueves día 12 hasta el Domingo 15, se va a desarrollar una programación variada y con actos para toda la familia. Se incluyen jornadas de puertas abiertas y los visitantes podrán acceder gratis a la colección permanente y las exposiciones temporales.

Se proyectarán dos viajes visuales de 30 minutos. Mapping en el Museo del Prado.

Uno de ellos es, “Refracción: del caos a la quietud”. El museo mostrará un conjunto de obras menos conocidas de la pinacoteca, acompañado todo por música en directo compuesta por Olivier Arson, músico y compositor francés ganador de un  premio Goya a mejor música original por su trabajo en ‘El reino’.

Refracción: del caos a la quietud” gira en torno a ejes temáticos como alegorías, flores, visiones o mitología y estilísticos como el gótico, el romanticismo o el impresionismo.

El segundo viaje será “Amalgama El Prado”, un espectáculo creado por el artista digital, Daniel Canogar, que utiliza un algoritmo informático para descomponer las pinturas de la colección y convertirlas en obras abstractas que se representan en la fachada.

La cápsula del tiempo del Museo del Prado.

Bajo el lema “Un Bicentenario para la historia, un mensaje para el futuro”,el Museo del Prado creará una cápsula del tiempo en la que guardará parte de los materiales creados durante las actividades del Bicentenario

Aprovechando la ocasión, el Museo del Prado nos presenta sus imprescindibles.  

El Museo nos propone una selección de 15 obras maestras para quien quiera recorrerlo solo durante una hora .

La Crucifixión, Juan de Flandes. 1509 – 1519. Sala 057

Pintor flamenco, que trabajó al servicio de Isabel la Católica y a la muerte de la reina en 1504 permaneció realizando su labor en tierras castellanas. Conocido como Juan de Flandes o Juan Flamenco desde que llegó a la corte de Castilla en 1496. Se ignora lo relativo a su formación. Su estilo depende del de la escuela de Brujas en los años de la década de 1490.  Esta obra fue destinada a la Catedral de Palencia.

Museo del Prado: Fin de fiesta y las 15 obras imprescindibles que admirar

El caballero de la mano en el pecho, El Greco (1580). Sala 8B

El Greco se formó como pintor de iconos siguiendo los dictados de la tradición artística tardobizantina, y asimilando parcialmente, gracias a los grabados italianos, algunas de las fórmulas del renacimiento italiano. Cuando llegó a Venecia, más que ser discípulo de Tiziano, pudo aprender su estilo desde fuera de su taller. Su arte, repudiado por la Ilustración dieciochesca, fue redescubierto por los románticos y los pintores franceses del siglo XIX.  En la actualidad, la interpretación de la pintura de El Greco se encuentra en pleno proceso de renovación y debate.

Museo del Prado: Fin de fiesta y las 15 obras imprescindibles que admirar

El sueño de Jacob, José de Ribera (1639). Sala 9.

Ribera es, cronológicamente, el primero de los grandes maestros españoles que surgieron en las décadas centrales del siglo XVII. El cuadro narra el sueño misterioso del patriarca Jacob, según relata el Génesis, quien aparece dormido, recostado sobre el brazo izquierdo. Detrás de él se encuentra un árbol y al otro lado, la escala de luz por la que suben y bajan los ángeles. A través de la representación de un pastor tendido a descansar en el campo describe uno de los episodios bíblicos más conocidos. 

Museo del Prado: Fin de fiesta y las 15 obras imprescindibles que admirar

El descendimiento, Rogier van der Weyden (1443). Sala 058.

Roger de le Pasture nació hacia 1399 en Tournai, entonces una de las principales ciudades de Francia, pero enclavada en los territorios de los duques de Borgoña. Vivió en Tournai y en Bruselas, donde su nombre se tradujo al flamenco como Rogier van der Weyden y donde murió el 18 de junio de 1464. El Descendimiento responde a la forma habitual en Brabante para el elemento central de los grandes retablos con varias alas.

Museo del Prado: Fin de fiesta y las 15 obras imprescindibles que admirar

Tríptico del jardín de las delicias, El Bosco (1490-1500). Sala 056A

Jheronimus van Aken, el Bosco, formó parte de una familia de pintores que trabajaron durante seis generaciones. El Jardín de las delicias es la creación más compleja y enigmática del Bosco. El tema general deJardín de las delicias es el destino de la humanidad.

En el tríptico cerrado, el Bosco reprodujo en grisalla el tercer día de la Creación del mundo, cuando se separaron las aguas de la tierra y se creó el Paraíso terrenal. En el tríptico abierto, de brillantes colores que contrastan con la grisalla, el pintor incluyó tres escenas que tienen como único denominador común, el pecado, que se inicia en el Paraíso del panel izquierdo, con Adán y Eva, y recibe su castigo en el Infierno del panel derecho. El panel central muestra un Paraíso engañoso a los sentidos, un falso Paraíso entregado al pecado de la lujuria.

Museo del Prado: Fin de fiesta y las 15 obras imprescindibles que admirar

Las tres Gracias de Rubens.

Ningún pintor europeo del siglo XVII aunó como lo hizo Rubens talento artístico, éxito social y económico y un alto nivel cultural.  Su obra, muy abundante, ofrece gran versatilidad temática, e incluye pinturas de temas mitológicos, religiosos y de historia, retratos y paisajes. Su pintura es grandilocuente, pero también sabe ser delicada, y muestra gran habilidad técnica.

Las hijas de Júpiter y de Eurymone, Aglae, Eufrosina y Talía, se sitúan en un escenario, donde vemos a Cupido sujetando una cornucopia, de la que sale agua y una guirnalda de flores, que actúa como telón. Esta obra, fechada entre 1630-1635, muestra el grado de maestría que poseía Rubens. Gran conocedor de los diferentes significados que adquieren estas tres mujeres, nos encontramos ante un canto a la belleza y la sensualidad de las obras que caracterizaron su última etapa.

Judit en el banquete de Holofernes (antes Artemisa), Rembrandt (1634). Sala 076.

Se formó primero en Leiden, en el taller de Jacob van Swanenburgh (1571-1638), donde permaneció tres años, y en 1624 se trasladó a Amsterdam para continuar sus estudios, durante seis meses, en el taller de Pieter Lastman, pintor de historia formado en la tradición rafaelesca, cuya influencia se aprecia en algunas de las obras tempranas de Rembrandt. Su fama como retratista se consolidó y recibió numerosos encargos para pintar a los representantes de la poderosa burguesía de la ciudad.  Desde finales del siglo XIX, esta escena se ha interpretado como una representación de la reina Artemisa dispuesta a beber las cenizas de su marido y hermano Mausolo , para convertirse en su sepulcro viviente. Sin embargo, la tipología de la vieja sirvienta, el saco, la criada con la lujosa copa, las ricas vestiduras de la protagonista, y el libro abierto sobre la mesa, permiten una nueva interpretación de esta figura como Judit, que es, además, como figura descrita en los inventarios reales. 

No podemos obviar, Las Meninas, de Diego Velázquez, en la sala 012 y Los Fusilamientos del 2 de mayo, de Francisco de Goya en la sala 64.

Las Meninas de Velázquez.

El resto de la lista de las obras imprescindibles la forman las siguientes:

  • La Anunciación de Fra Angelico. Sala 56b.
  • El cardenal de Rafael. Sala 049
  • Carlos V en la Batalla de Mühlberg, Tiziano . Sala 027
  • La Inmaculada Concepción. Tiepolo. Sala 019
  • Autorretrato. Durero. Sala 55B
  • Orestes y Pilades o el Grupo de San Idelfonso. Escultura. Sala 071.

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